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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

25
Jul
2011

La rica Noruega, la pobre Somalia

3 comentarios

Interrumpo las entregas sobre la ley natural (tengo preparadas tres más) para fijarme en la actualidad más reciente. También tiene mucho que ver con la ley natural, y con el principal de sus preceptos, que es el de cuidar la vida propia y la ajena. Dos acontecimientos de los últimos días nos recuerdan la urgencia y deficiencia de este fundamentalísimo precepto: lo ocurrido en la rica Noruega y lo que ocurre en la pobre Somalia.

El mismo día que leemos que el Banco de España inyecta 2.800 millones de euros en la Caja de Ahorros del Mediterráneo, tras la desastrosa gestión de sus directivos, sabemos que España aportará cinco millones de euros más para Somalia. Ya sé que las comparaciones resultan más o menos odiosas en función de los elementos que se comparan. Pero me parece que eso del hambre en Somalia y en otros lugares es un escándalo de gran calibre, que no puede dejarnos indiferentes, ni como personas ni como cristianos. Millones para la banca, migajas para Somalia. Un buen paradigma de lo que ocurre en los terrenos económicos. Eso es el mercado. Y ¿qué decir de la reunión extraordinaria de la FAO, la Agencia de Naciones Unidas contra el hambre? Espero y deseo que además de ayuda urgente arreglen el problema de las infraestructuras que hacen más soportables las sequías. Construir un aljibe es muy barato. Ni eso tienen en el sur de Somalia.

El otro dato que traigo a colación es el asesinato de 76 personas, la mayoría adolescentes, por un noruego sobre el que convergen demasiadas etiquetas: fundamentalista cristiano, islamófobo, ultraderechista, masón, neonazi, xenófobo, racista. Todas se resumen en una: odio al Islam. ¿En nombre de lo fundamental cristiano? ¡Qué desvarío! ¿Qué hay en la cabeza de alguien dispuesto a cometer un crimen así? Ya sé que no todos los polvos conducen a lodos tan dramáticos. Pero deberíamos reflexionar sobre algunos polvos que se expanden en ambientes que mezclan lo ultra cristiano con la ultra derecha política (en ambos ultras los hay explícitos e implícitos), que llevan a unos simplemente a gritar y protestar y a otros a ir más allá: la intolerancia, las palabras poco matizadas sobre el Islam y sus adeptos, invitaciones a hacernos oír a base de condenas y exageraciones, incapacidad de ver algo bueno en el que no piensa como yo.

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Somalia y Noruega somos todos
26 de julio de 2011 a las 09:44

Tanto Somalia como Noruega son los síntomas de que esto no funciona y hay que cambiarlo,como ayer indicaba el nobel de economía al movimiento indignado en el Parque del Retiro, en Madrid. Pero hay prioridades en el mantenimiento de la vida: beber y comer es prioritario. Somalia es prioritaria. Y nos incumbe a todos. Noruega y Somalia somos todos.

Larsson y diversos escritores nórdicos ya anunciaban que en el seno de las sociedades demócratas más avanzadas, Suecia, Noruega, Finlandia estaba incubándose el fanatismo de extrema derecha, mezcla de intolerancia politica y religiosa. Nazismo puro y duro como el del "unabomber" noruego. Obscena satisfacción la que ayer mostraba ante la cámara. Ningún arrepentimiento. Internet expande de forma exponencial estos fundamentalismos.

La respuesta es más democracia, como ha expresado el primer ministro noruego. Activar los resortes de alerta y defensa. Aceptar que las sociedades, todas ya son multiculturales y plurireligiosas,a pesar que alguna canciller europea afirme que el multiculturalismo ha fracasado Y los hambrientos africanos emigrarán a paises de rubios y ojos azules. Porque tienen derecho a ganarse el pan, aun siendo camareros de los vikingos. Y la respuesta de una sociedad madura como la noruega.
Estoy de acuerdo contigo Martín: hay mechas que se encienden, discursos endogámicos que se lanzan y a veces vuelven como un boomerang. La sociedades del bienestar crian cuervos. No nos sorprendamos que con el tiempo saquen los ojos. Saludos

josemaría esteve i pallarés,op
26 de julio de 2011 a las 14:31


El hambre de Somalia y de cualquier persona no debe tolerarse habiendo como hay medios para solucionarlo. Con lo que cuesta uno de los super yates amarrados en valencia viendo F 1 desaparece el hambre para varios años. ¡Cuanta sangre habran costado los barquitos!. Lamento que compañeros lo justifiquen.( en el fondo nos deslumbra la riqueza y la gente rica)

"Lo que he hecho es horroroso,pero era necesario". A eso conduce la intolerancia. Hay un denominador común: tengo la VERDAD y el que no piense como yo no merece vivir.

Respetar al otro comporta que he de bajar del pedestal,y no gusta. Respetar al otro implica colocarme en su lugar,nadie baja ni un peldaño.

Hechos como los ocurridos en Noruega ponen de manifiesto donde lleva la intolerancia.

Oscar
26 de julio de 2011 a las 15:13

Para mi gusto, y dado el contenido, propongo otro título: la pacífica Noruega y la hambrienta Somalia. Por lo demás, un post excelente. Como siempre lo dramático son las víctimas y lo triste la intolerancia (del noruego) y la falta de solidaridad (con los hambrientos).

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