Ene
La fe como apertura a Dios
5 comentariosCuando se habla de fe es posible entender muchas cosas. Hay una fe humana, la confianza que depositamos en las personas. Y hay una fe religiosa, la confianza que depositamos en Dios. En ambos casos, la fe es una apertura al otro. Y, en la mayoría de los casos una apertura mutua. Porque fiarse de otro suele presuponer que el otro se fía de ti. Desde este punto de vista, la fe en Dios va mucho más allá de un mero creer una serie de verdades, dogmas o proposiciones. La fe en Dios es, ante todo, una relación personal. Hay fe cuando me implico, cuando me comprometo existencialmente con el otro, cuando soy capaz de ponerme en las manos del otro, porque estoy convencido de que no me fallará. Y no me fallará porque me ama. Porque también él está comprometido conmigo y también se pone en mis manos. La fe es una mutua dependencia. Pero no una dependencia que esclaviza, sino una dependencia que exalta, porque brota del amor.
En el Nuevo Testamento el término fe tiene muchos sentidos; la carta de Santiago llega a hablar de una fe muerta, de un mero creer que Dios existe, pero sin que esta fe transforme la existencia. Si en este tipo de fe hay apertura, es una apertura al odio. Por su parte, la carta a los Hebreos define la fe como garantía de lo que se espera y prueba de realidades que no se ven. Lo que se espera y lo que no se ve es la vida eterna, o sea, la felicidad absoluta que Dios tiene preparada para todos los que le aman. Y como no hay mejor felicidad que saberse amado y poder amar, la vida eterna es Dios mismo que nos ama. Pues bien, por la fe, el bien supremo que es Dios está firmemente garantizado; y, además está bien probado, bien fundamentado, bien asegurado. De este modo, el creyente, puede caminar confiado en medio de dificultades y oscuridades. Porque, por la fe, sabe que Dios le sostiene y no falla. De nuevo, según esta definición de la carta a los Hebreos, la fe es una apertura, una confianza sin límites en un Dios que garantiza el cumplimiento de nuestros mejores deseos.