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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

18
Ene
2016

La esposa de Yahvé

7 comentarios

Seguro que el título a muchos les sonará extraño. Sobre todo si piensan que el pueblo de Israel creía de forma firme, y ya desde sus comienzos, en un solo y único Dios. No debemos olvidar que esta fe israelita (y en general, el conjunto de la revelación judeo-cristiana) es histórica. Una de las primeras consecuencias de la historicidad es la gradualidad. La revelación es procesual. No es extraño, por tanto, que en el Antiguo Testamento aparezcan restos de politeísmo. Más interesante aún: restos de un diosa, esposa de Yahvé.

Algunos especialistas piensan que el culto a la diosa madre, a una gran diosa, soberana universal, es mucho más antiguo que el culto a los dioses. De hecho, los restos arqueológicos más antiguos son de estatuas que representan a diosas. Seguramente esto tiene motivos antropológicos: durante mucho tiempo fueron las mujeres las que aseguraban la alimentación, porque ellas se ocupan de recoger los alimentos que proporcionaba la tierra. Solo cuando aparece la agricultura, con la necesidad de manejar instrumentos pesados como el arado o de construir canales de riego, se sobrevalorará la fuerza masculina y al varón por encima de la mujer. La consecuencia religiosa-cultural es que los dioses cobraron más importancia que las diosas.

La diosa que aparece en el Antiguo Testamento es Asera. Ella era la diosa de la fertilidad vegetal y su representación era una estaca o tronco de árbol clavado en el suelo. Si no se conoce este dato, no se comprenden algunos textos del libro de los Jueces, del libro de las Crónicas o del libro de los Reyes. Estos textos muestran gran interés en que desaparezca no solo el dios Baal, sino el tronco que representa a su esposa. Desde esta clave invito a leer: Jueces 6,25-30; 2 Reyes 13,6; 2 Cro 31,1; 33,3 o 2 Reyes 23,4-7 en donde explícitamente aparece el nombre de Asera. De nuevo aparece esta diosa en el libro de Jeremías (44,15-19), bajo el nombre de “Reina de los cielos”. Según este texto el pueblo se revela contra Jeremías, y la deja bien claro que seguirán ofreciendo incienso a la diosa Reina de los cielos, como han hecho desde antiguo sus padres, sus reyes y sus jefes. El gran argumento del pueblo es que mientras han dado culto a la diosa les ha ido bien, cosa que no ha sido tan clara cuando han dado culto a Yahvé. Las evidencias arqueológicas corroboran este culto: en vasijas del año 800 a.C. se encuentran inscripciones como estas: “seas bendecido por Yahvé y su Asera”.

Me ha parecido interesante ofrecer estos datos, por poco conocidos. Lo cierto es que no fue fácil para Israel creer en el “Dios único”. Probablemente esto empieza a ocurrir de forma clara y definitiva a partir del exilio de Babilonia. En cualquier caso, los datos son una prueba bien concreta, aunque poco conocida, de un aspecto definitivamente adquirido en teología: la revelación tiene un carácter procesual y progresivo, y se adapta a las condiciones culturales de cada tiempo.

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Anónimo
18 de enero de 2016 a las 22:41

la revelación tiene un carácter procesual y progresivo, y se adapta a las condiciones culturales de cada tiempo.

Este es el resumen de todo tipo de comentario.

Alfonso Ropero
19 de enero de 2016 a las 11:04

Muy interesante. Este mismo tema lo trata Xabier Pikaza en uno de sus últimos libros "Mujeres de la Biblia judía", pp. 19-37 (CLIE, Barcelona 2013), con su acostumbrado rigor y conocimiento bíblico-teológico.

Como dicen los precedentes, y el articulista
19 de enero de 2016 a las 17:07

Lo primero es poner a los dioses como otro tipo de personas, usando modelos cercanos, hombres, ancestros, super-hombres-mujeres. Luego se va depurando. Esto es conocido. El politeismo es anterior al monoteismo. Por otro lado Yahweh era un dios más, que acabó siendo el "único". El proceso duró mucho tiempo. En otro orden, me ha hecho gracia el comentarista Alfonso Ropero con su anotación de ya que estamos vendemos un libro y a un autor. Simplemente, por exponer el "acostumbrado rigor" de X. Pikaza, citarle en lo que sigue: "Se celebra hoy la fiesta del Corpus et Sanguinis Christi, es decir, de Cuerpo y la Sangre del Cristo. Ese Cuerpo mesiánico lo forman los cristianos y, en un sentido más amplio y verdadero, todos los hombres y mujeres, es decir, la humanidad entera, pues en ella se ha encarnado el Cristo, es decir, el mismo Dios hecho hombre" (tomado del blog de X. Pikaza en Periodista Digital). Toma rigor.

Jaime
19 de enero de 2016 a las 23:21

Me resulta MUY extraño que Asera (o Astarte) sea considerada "esposa de Yahvé", siendo condenada tantas veces en el Ant. Testamento como ídolo craso. En Éxodo 20, ya en el primer mandamiento (no según en catecismo, sino según la Biblia) se prohíbe terminantemente tal idolatría: "No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra."
En 1º de Reyes 11 vemos la maldición que Salomón trajo sobre sí por causa de la supuesta 'reina del cielo'.
Todo esto es tanto más extraño cuando se lee que Dios, sí, tiene esposa, o desposada, pero no un ídolo, sino su pueblo Israel. Están pasajes como estos: Isaías 24.4; 54.6; 62.5; Jeremías 2.32; Oseas 2.14-20.
Al finalizar la Biblia (Apocalipsis 21) es vista la Esposa del Cordero, la Nueva Jerusalén. Las doce puertas de la ciudad llevan los nombres de las doce tribus de Israel.

Jaime, está usted perdido
20 de enero de 2016 a las 12:22

Que le responda el articulista, pero antes de la escritura de los distintos libros y fragmentos bíblicos había una historia de pueblos y culturas y contactos, donde los dioses se iban configurando, a veces tomados de pueblos culturalmente en contacto, modificándolos con el paso de los siglos, quitando y tomando aspectos para insertarlos en la propia religiosidad. Así, por ejemplo Yahweh y Elohim inicialmente no eran los mismos dioses, es más, El es el singular y Elohim, o los Elohim, son el plural de dioses. Posteriormente Elohim pasa a singular y se identifica con Yahweh. Por otro lado usted cita profetas posteriores al siglo VIII a. C., lo que es un momento ya muy avanzado donde muchas cosas han cambiado, a se llama a ese cambio, que el pueblo de Israel es de dura cerviz, pero todo lo anterior no eran tan maravilloso y la esposa era menos ideal y etérea que Israel, sino más bien carnal y un tanto despótica. Vamos, por decirlo en lenguaje muy del comic, algo así como el panteón romano y griego, pero al estilo semita, las mil y una noches.

Vicente
23 de junio de 2020 a las 12:35

Más adelante la esposa fue Israel.

Manuel Herrera Quiñones
27 de mayo de 2021 a las 23:05

O al revés amigo mío. O los avances en las ramas perteneciente a la Historia, la Antropología, Biología, Sociología...empujan a la teología a reformular la revelación, lo que puede llegar a inducir, que sin un apoyo oportuno de la ciencia no sé qué clase de exégesis fumable podría elaborarse, para huir despavoridamente del literalismo

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