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La amiga especial de Juan Pablo II
12 comentariosVarios medios (Clarín de Buenos Aires, ABC de Madrid) se han hecho eco de unas cartas de Juan Pablo II a una gran amiga, a la que él llamaba “hermanita” y ella “hermano”. La mujer, Wanda Poltawska, de 88 años, reside en Cracovia, y ha publicado un libro que ha causado algún revuelo en círculos vaticanos. El Secretario de Juan Pablo II, cardenal Stanislao Dziwisz, opina que al tratarse de misivas personales “no debían haberse hecho públicas”. El hecho es que, una vez dados a conocer algunos fragmentos de esta correspondencia, la Santa Sede quiere examinarla toda, para evitar problemas de cara a la beatificación de Juan Pablo II.
Si estas cartas ayudan a acercarnos a la vida afectiva del futuro beato, bienvenidas sean. Lo extraño hubiera sido que un sacerdote joven y deportista hubiera vivido encerrado en sí mismo. Ocurre que, demasiadas veces, hemos identificado santidad con impasibilidad y afectividad con pecado. Las monjas y frailes conocen muy bien la mala conciencia que provocaban los esfuerzos de maestros y maestras de novicios para reprimir toda manifestación afectiva, toda “amistad particular”, como si ella fuera el paso previo, sino la entrada misma en el pecado.
La afectividad es una realidad buena y santa, que Dios ha colocado en nuestras vidas, para que amemos con todo nuestro ser. Jesús de Nazaret era muy afectivo. Tenía intimidad con Marta, María, Lázaro, María Magdalena y Juan, ese discípulo amado que se recostaba sobre él. Tenía relaciones amistosas con varones y mujeres que, vistas con según qué ojos, diríamos que se acercaban a lo peligroso. El celibato de Jesús no le asilaba.
Una cosa más sobre las cartas. Resulta un poco sorprendente que la amistad de una mujer casada necesite ser bien examinada “para no retrasar” el proceso de beatificación. Karol Wojtila no solo tuvo novia, sino una amiga especial durante 55 años. ¿Y qué? Demasiadas veces hemos separado la santidad de la humanidad. Y, sin embargo, la santidad es siempre crecimiento en humanidad y la humanidad es siempre camino de santidad.