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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

5
Ene
2016

¿Dónde está la fuente para que salga algo bueno?

1 comentarios

En los días que preceden a la fiesta de la Epifanía, la liturgia eucarística propone unos evangelios que hablan de seguimiento de Cristo. Resultan muy oportunos para cerrar el ciclo del adviento y de la navidad. Adviento, o sea, venida; Navidad, o sea, aparición; Epifanía, o sea, manifestación. Todo es lo mismo. El Señor Jesús viene para manifestarnos quién es el Padre, para darnos a conocer que este Dios clemente y misericordioso del que hablaba Israel es un Dios cercano que nos ama como no se puede amar más. La lógica respuesta ante este anuncio y esta manifestación es ponerse en camino hacia el Dios que siempre viene. Y para ello nada mejor que seguir a su mensajero. De ahí la oportunidad de estos relatos de seguimiento.

El evangelio del día 4 fue particularmente interesante, pues el verbo griego que hay detrás del "se quedaron con él" (los discípulos se quedaron con él aquel día) es "menein"; verbo que el evangelio de Juan utiliza para decir que el Padre permanece en el Hijo y en Hijo permanece en el Padre; o que Jesús y su Palabra permanecen en nosotros y nosotros estamos llamados a permanecer en él. O sea, el sentido profundo de este permanecer no es físico, sino espiritual y teológico: Maestro, ¿dónde vives, o sea, dónde están tus raíces, qué es lo que te da la vida, qué es lo que te vivifica, dinos dónde está la fuente, para que nosotros podamos permancer, afincarnos, estar siempre bebiendo de ella? Y el relato de seguimiento del evangelio del día 5 también es de sumo interés: para saber lo bueno que es Jesús, para saber si de Nazaret puede salir algo bueno, ven y lo verás, o sea, incóporate a nuestro grupo, comparte tu vida con nosotros.

Estas son las preguntas que los cristianos debemos provocar y las respuestas que estamos llamados a dar: la pregunta de qué nos hace vivir y dónde está la fuente de nuestra vida. Una vez respondida, podemos pasar a otra pregunta: ¿de mí puede salir algo bueno, estoy en condiciones de ofrecer algo bueno? De entrada a lo mejor parece que no. De ahí la duda implícita en la pregunta. ¿Puede salir algo bueno de mi? Dependerá de dónde permanezco, dónde están los fundamentos que me sostienen, dónde mis verdaderos intereses. Hay otra pregunta que formula Natanael, una vez que ha ido a Jesús y se ha incorporado a la comunidad de discípulos: ¿de qué me conoces? ¿De qué me conoces, Señor, para haberme llamado? Jesús nos conoce y eso tiene que ser para cada uno de nosotros un motivo de alegría y de esperanza. Y un estímulo. Nos conoce y, por eso, no a pesar de eso, sino por eso, porque sabe de nuestras posibilidades y de nuestras capacidades, porque sabe de nuestras muchas bondades, por eso nos ha llamado para ser sus discípulos y testigos.

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Luciana
7 de enero de 2016 a las 06:57

El punto final de este post P.Martin,lo considero magistral¡qué bueno¡sobre las preguntas que debemos hacernos"dónde está la fuente de nuestra vida?de mi puede salir algo bueno?Dependerá de dónde permanezco etc"Jesús nos conoce por eso podemos ser sus testigos y discípulos.Una vez mas gracias Martin.

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