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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

29
May
2014

¿Cuándo no rezas?

9 comentarios

Jesús enseñaba a los suyos que era “preciso orar siempre sin desfallecer” (Lc 18,1). Sin duda, recordando esta enseñanza, el apóstol Pablo, en uno de sus más antiguos escritos, decía: “orad constantemente” (1Tes 5,17). Uno buena interpretación de estas recomendaciones me parece que la ofrece uno de los himnos de la liturgia de las horas, cuando coloca en los labios de aquellos que se aprestan a ir a dormir, una palabra de acción de gracias a Dios por “la bondad de su empeño de convertir nuestro sueño en una humilde alabanza”. Sí, también el sueño puede ser un momento de alabanza a nuestro Dios. Porque hagamos lo que hagamos y estemos donde estemos, los creyentes deberíamos sentirnos siempre en presencia de Dios. Y la oración es precisamente eso: ponerse en presencia de Dios.

La vida del cristiano es una continua oración porque la oración no es solo el acto mental o vocal, personal o comunitario, que habitualmente llamamos oración, sino más bien la conciencia de la presencia de Dios en nuestra vida. Y así como el amante está siempre amando al amado, aunque solo pueda pensar explícitamente en él en momentos determinados, así la vida del creyente está siempre determinada por la presencia y el amor de Dios, aunque sólo en determinados y contados momentos piense explícitamente en ello.

Un posible criterio para saber cuál es nuestro grado de fe y de oración sería que no nos gustase la pregunta que, a veces, se hace: ¿cuándo ora usted? Y prefiriéramos esta otra: ¿cuándo dejo yo de orar? La oración es una forma de amor. Preguntar al amante cuando ama es casi ofensivo. Siempre vive en el clima del amor. La cuestión que preocupa al amante es esta otra: ¿Cuándo dejo yo de amar a Dios, de saberme acompañado por él, de estar en su presencia? Del mismo modo, la cuestión no es tanto cuando rezo (en el sentido de estar en una actitud mental o vocal que piensa explícitamente en Dios), sino cuando dejo de rezar, en el sentido de adoptar actitudes contrarias a la voluntad de Dios, actitudes que me alejan de los criterios evangélicos de vida y que ponen mi vida de espaldas a Dios.

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Floren de Estepa
29 de mayo de 2014 a las 19:48

Padre Martín, certera su reflexión. Al uso de ella comparto algo del día de ayer. Me visitaron los testigos de Jehova, con su modo de hacer siempre tan atentos al catastrófico y al Dios castigador. Hablaron de que Dios no escucha todas las oraciones y entonces les conté una experiencia personal. Hace años colaboré con una escuela diocesana de teología dando las asignaturas de "Mariología" y "Oración". Un alumno me pregunto: Floren, define con tus propias palabras y tu opinión lo que es oración. La verdad es que me lo pensé, y le dije: "ORAR ES LANZAR UN GRITO O SÚPLICA AL CIELO, PARA QUE NOS SEA DEVUELTO HUMANIZADO". Así lo entiendo yo padre Martín. Y bien sabe Dios que comento esto, para enriquecer la reflexión de usted. Un saludo cordial desde la calurosa Andalucía.
http://cartujoconlicencia.blogspot.com.es/

Anónimo
30 de mayo de 2014 a las 12:46

gracias fray Martin Juan Viejo

Anónimo
30 de mayo de 2014 a las 21:45

Presentes a la Presencia. En esta oración nos reconocemos judios y cristianos. Ese abrazo de las tres religiones presentes ante el Muro, en el reciente viaje de Francisco a Tierra Santa. Preludio de feliz confluencia.

Él siempre está presente.Nosotros limitados en tiempo y espacio tenemos dificultad en ese constantemente, orad constantemente, ese cara a cara eterno. El deseo y la voluntad de orar, dejando que Él ore en nosotros haciendo presente nuestra pobreza, ya es oración.

Gracias P.Martín.

orquidea
31 de mayo de 2014 a las 12:02


siendo orquidea
en Blanco reflejada
soy Luz

Sia
31 de mayo de 2014 a las 13:35

Preguntar al amante cuando ama puede ser ofensivo,preguntárselo a alguien que ya es "pareja habitual" o preguntármelo cuando soy la "pareja habitual" de alguien es muy necesario y sano para renovar,profundizar y vivir ese "amor primero".Cuantas parejas se rompen pasada la fase de enamoramiento/encantamiento por las dificultades propias de la vida,limitaciones y egoísmo de los cónyuges...
Hay fases en la vida que es tan fuerte esa Presencia que parece absurdo preguntar y preguntarse por los" momentos de oración " como si la oración fuera por un lado y la vida por otro sin embargo hay otras muchas en que necesito,necesitamos tiempo y espacio para hacer consciente ese Encuentro que ya se da en la propia vida,en la historia.Y pienso y siento que la falta de esos momentos de contemplación delatan las falsas imágenes de Dios que todos llevamos dentro unas veces viviendo a un dios que solo llega a la cabeza (intelectualismo), otras solo al corazón (espiritualismo) y otras a las manos y pies ( activismo)...necesitamos momentos de Luz para ser luz al modo de Santo Domingo que también lo unió que sus contemporáneos nos dejaron ese testimonio de que conversaba con Dios o de Dios...en cada momento de su vida.

Anónimo
31 de mayo de 2014 a las 20:46

Yo pienso P. Martin, que dejamos de orar, cuando dejamos de pensar en los demas, en el más necesitado.
Anonimo.

mar
2 de junio de 2014 a las 19:12

La oración es vida, y la vida es sencilla...no es facil....y coherente. Cuando la oración deja de ser vida, la convertimos en una complicación fenomenal. Se pregunta, por ejemplo: ¿Cómo hemos de orar en nuestro tiempo? Para mí es una pregunta sin sentido. ¿Acaso se pregunta cómo se debe amar en nuestro tiempo? Se ama....y se ora....igual que hace cuatro mil años. Los hechos de vida tienen su raíz en la sustancia inmutable del hombre.
Gracias fray Martin

Mayte
21 de junio de 2014 a las 21:11

Padre, tengo una hermana que dice que no es capaz de rezar mentalmente con Dios, solo reza rosarios y las horas litúrgicas. Es suficiente?

Wilson Rodríguez
11 de julio de 2014 a las 21:06

Dejo de rezar cuando hago mi voluntad.Cuando en la Tienda reclamo mil pesos que le faltaron a la devuelta.Cuando no saludo ni respondo al saludo del hermano.Cuando desprecio al enemigo. Cuando le niego una palabra alentadora al cansado.Cuando no respeto que me ofendan, se burlen de mi.San Francisco de Asís fue de los que pagaba para que lo ofendieran. Dejo de rezar cuando olvido el sentido de la cruz. Cuando le retiro la escucha al que me interpela, al lector de la Palabra por algún juicio que le tenga. Cuando dejo de cantar un salmo.Cuando no perdono. Cuando todo me relativiza.William Shakespeare decía:"El amor huye del amor, como los niños huyen de la escuela".Cuando huyo del amor con que Dios me ha amado, esto es, siendo aún su enemigo.Dejemos una línea en blanco para decir lo contrario en su arcanidad.

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