Logo dominicosdominicos

Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

26
Ene
2016

¿Crear de la nada? ¡Crear desde el amor!

5 comentarios

La teología ha repetido hasta la saciedad que Dios crea de la nada, “ex nihilo”. Con esta expresión, que tiene un cierto fundamento bíblico (2 Mac 7,28), se pretende decir que Dios crea sin requisito previo alguno, que no existe ninguna necesidad que motive su actuación, ni condición alguna que le determine. Tampoco se da materia primigenia alguna que trace límites a su actuación. Por otra parte, decir que Dios crea de la nada descarta cualquier preexistencia de la materia y cualquier consideración de la materia como divina. Dicho lo cual, me pregunto si no es ya hora de completar esta afirmación con una más fundamental y primera: Dios crea “ex amore”, por amor y desde el amor, tal como indica el Concilio Vaticano II, en un texto poco citado (Gaudium et Spes, 2).

Si Dios se decide a creer no es porque le falte o necesite algo. En virtud de su absoluta plenitud, Dios no puede buscar algo. Si crea lo hace de forma totalmente desinteresada y por pura bondad. Crea el mundo para que puedan existir seres humanos, para que pueda automanifestarse, comunicarse, difundirse, expandirse el amor encerrado en la realidad interpersonal divina. Y como el amor es determinante de todo lo que Dios hace, cuando crea a un ser distinto de él, sólo puede hacerlo por amor. No por casualidad, ni por necesidad, sino porque quiere.

Bien pensado, Dios no puede crear “de la nada”, sino desde sí mismo, porque fuera de él no hay nada. El ocupa todo el espacio del ser. De modo que, al crear, Dios cede, se retira, deja espacio para que otros sean, y sean con todas las consecuencias, la primera de ellas la independencia. La retirada de Dios funda la libertad humana. Es lo propio del amor: ceder para que el otro sea. Ahora bien, “dando al hombre espacio al crearlo, Dios se pone a sí mismo en situación de vulnerabilidad. Se trata de una aventura llena de riesgos. Atreverse a llamar a la vida a los hombres creándolos es, visto desde Dios, un voto de confianza en el ser humano y en su historia y, además, llevado a cabo sin imponer ninguna condición ni exigir garantía alguna al hombre. La creación del ser humano es un cheque en blanco del que Dios mismo sale fiador. Dios hace voluntaria renuncia de poder creando a los hombres con una voluntad propia, libre y finita. Dios se hace con ello, hasta cierto punto, dependiente del ser humano y, por lo mismo, vulnerable” (E. Schillebeeckx).

Posterior Anterior


Hay 5 comentarios, comparte el tuyo

En caso de duda, puede consultar las normas sobre comentarios.

Aviso: los comentarios no se publican en el momento. Para evitar abusos, los comentarios sólo son publicados cuando lo autorizan los administradores. Por este motivo, tu comentario puede tardar algún tiempo en aparecer.

Cancelar repuesta


JM Valderas
27 de enero de 2016 a las 09:37

Sabido es fray Martin que el tema de la creación es, junto con la evolución, dos de los pivotes principales de las relaciones entre ciencia y fe. A veces se conjugan ambos términos y se habla de evolución creadora y de creación evolutiva. Sobre el papel de Dios, la acción de Dios, versó la famosa colección vaticana que dedicó monográficos al caos y la complejidad, biología evolutiva y molecular, cosmología cuántica y leyes de la naturaleza, mecánica cuántica, neurociencia y persona, etcétera.
A propósito del objeto de la creación, lo creado, se habla de los tres “big bangs”: materia-energía, vida y mente. Sobre los tres interviene Dios en un proceso de kenosis, o vaciamiento. Pero esa es la perspectiva paulina, de revelación, teológica. Desde el punto de lo creado (realidad material, vida en la Tierra y hombre), carecemos de apoyos contundentes. Me pareció siempre un puente interesante entre la teología y la ciencia el levantado por George V. Coyne y Michael Heller, en particular este segundo, teólogo respetado por Juan Pablo II. El puente se llama racional, o como ellos lo denominan: un universo (vida, mente) comprensible.

Martín Gelabert
27 de enero de 2016 a las 11:37

Añado una cosita a lo que dice el Sr. Valderas: el jesuita George V. Coney fue durante años director del Observatorio Vaticano y, ocupando tal cargo, fue el destinatario de una interesante carta de Juan Pablo II sobre las relaciones entre teología y ciencia. Por otra parte, estoy de acuerdo en que una de las grandes cuestiones de este diálogo es la de por qué el mundo es comprensible, o sea, por qué está estructurado matemáticamente. La teología tiene una respuesta, pero esta respuesta no es racionalmente concluyente, aunque sí es racionalmente posible: el mundo es comprensible porque un “Logos”, una “Razón” lo ha hecho posible.

Andrés
28 de enero de 2016 a las 01:00

Genial entrada amigo Martín. Como siempre, bien escrito, conciso y con carga de profundidad.

Este tema me apasiona. Hace no mucho leí el libro "La obra del amor. La creación como kénosis". Una obra coral que recoge reflexiones sobre este tema.

Un abrazo.

Oriemal
9 de enero de 2017 a las 22:55

Sin duda yo creo que es mucho atrevimiento de mi parte el escribir nada referente a la creación. Pero, lo primero que se me ocurre, es decir, que, tratar de encontrar un argumento científico, para descubrir el origen (creación del universo) es totalmente imposible, ya que la ciencia (en el sentido moderno) requiere, que, cualquier conclusión científica, debe ser experimentada real y materialmente. Y esto requiriria automáticamente que nosotros pudiéramos colocarnos fuera y anteriormente al mismo universo del que formamos parte, y naturalmente que disfrutáramos de todos los privilegios y poderes que el CREAR requiere, cosa que ni siquiera podemos imaginar pues lo único que podemos hacer es estudiar lo que existe y manipularlo hasta cierto punto, solamente, ya que ni siquiera podemos hacer que desaparezca nada de cuanto existe, lo único que podemos hacer es transformarlo aunque muchas de estas transformaciones sean realmente maravillosas. La ciencia, lo único, que ha podido llegar, es a comprender (que no es poco) es que todo cuanto existe ha tenido un principio. Pero como ha sucedido ese principio desde el punto de vista científico, permanece en la oscuridad, ya que para descubrir eso seria preciso existir antes de que quienes buscamos eso, existiéramos. De ahí que para hacer posible la existencia de algo que ha comenzado a existir, requiere un ENTE que ha existido siempre con todos los poderes posibles para hacer que todo cuanto pueda existir realmente exista. Mi problema o dificultad de comprender es: como siendo ese ENTE (Dios) eterno y por lo tanto inmutable, ha empezado a crear y sigue creando sin cesar, pues, como es bien fácil de ver, la vida, en todas sus ramas y formas, no es otra cosa que una cadena continua de creación.

Mildred Alemán.
22 de agosto de 2022 a las 02:11

Cuánto amor de Dios para su creatura, el ser humano. En primer lugar, al crearlo a su imagen y semejanza. En segundo lugar, al dotarlo de voluntad libre, conciencia y capacidad de decisión, para querer o no conocerlo, elegirlo, amarlo y seguirlo.

Logo dominicos dominicos