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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

19
Abr
2010

Con el conocimiento el amor es más libre

8 comentarios

“Ojos que no ven, corazón que no siente”. No entro en consideraciones sobre si los sentimientos inclinan a ver de un modo u otro, en línea con esta famosa frase de El Principito: “solo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible a los ojos”. Me quedo con el sentido más directo del dicho: lo que no se ve, lo que no se conoce, no nos afecta. No es menos cierto que lo que no se conoce de algunas realidades que imaginamos conocer, puede confundirnos sobre esta realidad que tan bien pensamos conocer. Muchos se han sorprendido al saber de delitos y pecados que nunca hubieran imaginado que pudieran cometerse, sin duda porque tenían en alto concepto a quienes los cometieron. ¿Qué es preferible, seguir en la ignorancia o tener buena información, aunque esa información nos desagrade? Solo estando bien informados podemos acercarnos desde la verdad a las personas y a los acontecimientos. La verdad, como dijo Jesús, hace libres. Y solo desde la libertad se puede amar. Sin verdad no amamos a la persona, sino a la apariencia de la persona; y sin libertad, tampoco amamos, a lo sumo hacemos comedia.

El conocimiento, por otra parte, ayuda a purificar el pensamiento. Y a orientarnos hacia lo verdaderamente esencial. Lo esencial, en el acto de fe, es el Dios de Jesús que la Iglesia señala, unas veces mejor y otras peor. Pero una vez que nos lo han presentado, este Dios se convierte en amable por sí mismo, solicita nuestra respuesta personal e intransferible, quiere entablar con nosotros una relación de tú a tú. Saber que los hermanos son pecadores no impide el amor al Padre. Al contrario, lo hace si cabe más apremiante, más urgente. Más aún, el conocimiento permite amar a los hermanos en su realidad, como Dios les ama: tal como están y allí donde están. Permite también ayudarles. Un modo de ayudarles es impedir que su pecado siga dañando a otros y les siga dañando a ellos. El conocimiento, permite, finalmente, tomar medidas sobre uno mismo: al saber a dónde pueden llegar los demás, caemos en la cuenta de la ambigüedad de la condición humana de la que cada uno participamos y nos ponemos en guardia para no caer nosotros en la tentación.

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valero
19 de abril de 2010 a las 17:24

VERDAD,AMOR,LIBERTAD -no sé si acierto en el orden- es el trípode creo yo,en el que debe sustentarse la vida del creyente. Comparto contigo Martín, que aquí el más valiente está siento el Santo Padre. Estoy convencido de que todos éstos "escándalos" no sólo no destruiran a la iglesia, sino que es providencial que estén saliendo a la luz, y que de todo esto, la iglesia -o sea todos los creyentes- saldremos fortalecidos,porque nunca ha sido bueno que el mal quede oculto. Me pregunto si no ocurrirá como cuando en el siglo XVI, a la luz de situaciones escandalosas y de descuido por parte del clero, la iglesia convocó el concilio de Trento. Ahora lo tenemos más fácil, basta con volver nuestras miradas al Vaticano II y poner todo el empeño en que se realice cuanto en él propuso la misma iglesia. Feliz Pascua

josemaría esteve i pallarés.op
19 de abril de 2010 a las 19:05


Martín: Pôr Requena hay una granja de avestruces y he visto que un perro las perseguía y esconder la cabeza debajo las pequeñas alas. "La verdad nos hace libres" lo dijo, como bien nos recuerdas, el Señor. Pensaba estos días, cómo las leyes que no se ajustan a la verdad matan,y el amor nos hace crecer. Jesús vino a dar cumplimiento de la ley; ¿y que hace? Predica el AMOR Y LA JUSTICIA. Decir que el Amor es prioritario no es destruir la ley.Yo no mato,por que esté prohibido,sino por que he de amar incluso a los enemigos.

Martín eres Doctor en teología y Catedrático pero intuyo que enseñais y machacais con cosas que no se van a utilizar en la vida y si se utilizan los fieles ni las entienden ni les interesan.
En el mundo católico - el nuestro - se padece una inflación de dogmas,soluciones y respuestas prefabrizadas. Sin valor ya en el "mercado"
Hay grupos con personalidades muy importantes de la iglesia,que buscan la solución volviendo al Vaticano primero. Pero si la sociedad avanza veloz hacia el futuro,¿volviendo atrás resolvemos el problema?

Desiderio
19 de abril de 2010 a las 19:10

Pues sí, qué duda cabe de que el conocimiento es un ingrediente indispensable para el verdadero amor, para la verdadera existencia. Decir que se prefiere la ignorancia porque no nos atrevemos a conocer lo que verdaderamente hay, no es más que una huida… Ello implica por un lado la valentía de ser capaces de enfrentarnos con nosotros mismos, con lo que de verdad haya en el fondo de nuestros corazones, tarea que no es fácil. Y por el otro lado, entiendo que también implica ser capaces de ser críticos con la información que recibimos: primero para ser capaces de discriminar —en la medida de lo posible— lo que es verdadera información de lo que no; y segundo para ser capaces de filtrar nuestros prejuicios y nuestros intereses en aquello que recibimos. Si es difícil llegar a lo más profundo de nosotros mismos, no lo es menos llegar a lo que de verdad ocurre en situaciones y circunstancias ajenas a nosotros, cuando sólo las conocemos de oídas y de referencias. Información sí, pero con cautela y con caridad: no se trata de buscar culpables —independientemente de que cada uno tenga que afrontar su responsabilidad— sino de ir juntos de la mano hacia el Padre.

Juanjo
20 de abril de 2010 a las 11:05

Además de estar de acuerdo con todo lo expuesto, uno siempre desea que ese conocimento y búsqueda de la verdad se extienda a toda la dimensión humana, y concretamente a la religiosa.
¡Qué bueno sería una adecuada idea del Dios "cristiano"! No la imagen imprecisa o vaga que cada uno se puede montar en función del ambiente en que vive. ¡Y tantas veces proyectando en esa imagen sus ideas!
¿Como informarme de su verdadero rostro?. Yo no conozco otro modo que mirar a Jesús, fijarme en qué hacía, qué decía, como era su intimidad y relación con Dios, como vivía, como trataba a los más débiles, y a "los "religiosos". Entender la profundidad de sus parábolas. Algo así debe ser Dios.
pero sigue habiendo por ahí suelto ¡tanto "San Manuel Martir Bueno"!

Catalina
20 de abril de 2010 a las 12:29

¿Que es la verdad?¿no se puede acusar a alguien injustamente?¿no es cualquiera inocente mientras no se demuestre lo contarrio?¿como saber quien tiene razon?. Solo Dios puede saberlo, y conocer realmente las intenciones de cada uno. El nos juzgara, esperamos en su Misericordia. Ya sabemos, el que este sin pecado....

Bernardo
20 de abril de 2010 a las 13:03

A veces se puede caer en la hipocresía de los que se sienten puros e incapaces de cometer delitos tan nefandos como los que ahora salen a la luz en la iglesia. Pero dudo mucho que los responsables de la estructura eclesial se vean sorprendidos ante lo que hoy sabemos, antes bien se sorprenden ante el descubrimiento realizado y el revuelo provocado. ¿Acaso alguno pensó que escondiendo la basura debajo de la alfombra no acabaría saliendo? Deberían aplicar el máximo de rigor en la limpieza, al menos el mismo rigor que aplican cuando juzgan a los demás.

mirar y ver
21 de abril de 2010 a las 09:11

Hay un mirar y un ver que no depende de los ojos físicos, sino de haber despertado ese "tercer ojo", el del Espíritu del que ya hablaba G de S. Victor.Permite un ver y mirar con perspectiva, integrando la propia mirada en el ver infinito de Dios. De ahí que mucho " miran pero no ven". Miran y no ven la mirada divina en los acontecimientos de cada día. Porque hay mucha mirada legañosa.

Cuando un sentido está obstruido, se desarrollan de forma plástica otros: los ciegos de ojos físicos, "ven" con el tacto, y desarrollan la audición de forma extraordinaria. El acceso a la información tiene múltiples accesos, lo importante es " saber" decodificarla bien.

Algo que estos días está tambien en entredicho son las relaciones de poder ejercidas por quienes tienen o han tenido ascendiente espiritual y social sobre determinados segmentos de población en círculos eclesiales. Sacerdotes, religiosos y laicos que ejerciendo apostolado, catequesis direccion espiritual, han aprovechado esta situación para doblegar voluntades, transmitiendo una actitud servil, que no es lo mismo que servicial. ¡ Cuanto daño sigue haciendo la "obediencia ciega " creyendo que se cumple la voluntad de Dios, cuando lo que se cumple es la voluntad de poder de alguien. Para acompañar a los demás hay que haberse vaciado del propio ego, para no imponerlo a los demás, eso si, en nombre de Dios.

Llama la atención la cantidad de mujeres que se encuentran realizando tareas domésticas, administrativas, para alto clero, en parroquias y comunidades. Su actitud servil -¡ cuantas mujeres encorvadas se ven en comunidades y parroquias !No interesa que las mujeres en la Iglesia " abran sus ojos a otra mirada" Su propia mirada,que enriquezca la mirada de otros, y no la mirada del sacerdote de turno.A muchos eclesiasticos les interesa mujeres ciegas que miren por sus ojos. Mujeres que miran al suelo, de mirada desvitalizada, basándose en la modestia.
En lenguaje actual,un a modo de "mobbing espiritual". Porque muchas de estas mujeres se ganan los garbanzos en circulos eclesiales. Atrapadas en una dinámica de la que no pueden salir. Porque la mayoría sobrepasan los 50-60-o 70 años.

Y ya que estamos en tiempo de limpieza y aireado de estancias, pongámonos todos y todas a revisar nuestras mutuas relaciones eclesiales. Es tiempo ya de que sean fraternas,de respeto y colaboración. Porque solo en relaciones fraternas circula el Amor. Y nuestro Dios es un Dios-Amor. Saludos cordiales. Gracias profesor Gelabert por su amplitud en el mirar y el ver.

Miaumiau
21 de abril de 2010 a las 12:58

El amor desinteresado, y de entrega a los demás, es una forma de conocimiento. El amor lleva a desvelar, lo que hay de verdadero, de bueno y de libre, su fruto es la luz, del conocimiento. Amamos y vemos, con claridad cuando aceptamos, a su vez lo que nos aparta de lo verdadero, el conocimiento queda "informado" por esta dinamicidad. Quien ama conoce.
y citando Fides et Ratio .. quien vive para la verdad tiende hacia una forma de conocimiento que se inflama cada vez, de mas amor, por lo que conoce. Juan Pablo II.

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