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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

14
Ago
2016
Amistad de oro
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El deporte es competencia. Los que participan en las olimpiadas quieren ganar. Para que uno gane, otros tienen que perder. Pero el deporte puede y debe vivirse como una competencia sana. En la que el perdedor no se sienta humillado. Hay dos datos en las olimpiadas que ayudan a fortalecer este dicho de que más importante que ganar es participar. El primero: no es solo uno el que sube al podio. Son tres los que reciben medalla, son tres los reconocidos como mejores. Y en el podio, normalmente, tras la entrega de las medallas, los tres suben abrazados al cajón más alto, como signo de unidad y de encuentro. Por otra parte, los vencedores son muy conscientes de que los perdedores son casi igual de buenos que ellos, porque las diferencias entre unos y otros, en las pruebas de velocidad por ejemplo, son de centésimas de segundo. Todos son muy buenos. Las diferencias entre unos y otros son mínimas. He ahí un dato importante que todos deberíamos aprender: lo que me separa del otro es tan pequeño, tan pequeño, que, en el fondo, no vale la pena envidiarle.


Hay otro aspecto importante que queda bien realzado cuando se compite en equipo. El equipo es motivo de amistad. Eso ha quedado claro en el triunfo de Rafael Nadal con su compañero de dobles, Marc López. Ambos han transmitido valores como esfuerzo, valor, tesón. Y algo más. Una persona me ha enviado esta reflexión: “En época de mobbing, bulling, Rafa y Marc nos han transmitido el valor de la confianza y la amistad en el otro, del apoyo mutuo, de poner en común cada cual sus dones. La amistad, ese plus que da alas en la consecución de objetivos. La amistad, aliento de Vida”. Efectivamente, en un mundo dónde abunda el acoso, el “quítate tú para que me ponga yo”, es importante esta imagen de dos amigos que se abrazan, la imagen de que hay sitio para todos.


Más aún: Otro abrazo, el de Nadal con el argentino Del Potro, el abrazo del perdedor con el ganador, es signo de que podemos reconocer los valores del hermano sin celos, ni envidias, ni enemistades. Solo saben ganar los que saben perder. Cuando pierden no se hunden y cuando ganan no se ensoberbecen. No es bueno alegrarse de las derrotas ajenas. Porque el fracaso, la derrota, el no ser el primero, un día me alcanzará a mi. Y en ese momento lo que me gustaría no es que el otro se riera, sino que me diera la mano y me dijera: “tranquilo, solo era un juego”. El juego acaba, la amistad perdura.


Cierto, el deporte es también un colosal negocio. Aún así, me ha parecido oportuno destacar algunos de sus lados buenos. Y puestos a destacar cosas buenas, vuelvo a tomar prestadas las palabras de esa persona que antes he citado y que me ofrece esta otra reflexión: “Es hermoso ver como el extraterrestre Phelps vuelve a la piscina para firmar una salida como le corresponde, dejando atrás las sombras, rescatado por el amor de su pareja y su hijo. Y es que los héroes deportivos son seres frágiles en la vida cotidiana. Necesitan de personas que les quieran por ellos mismos. No todos lo consiguen, devienen juguetes rotos, ícaros de alas quemadas. Muchos se aprovechan de ellos, producen mucho dinero, imágenes de marcas, en esta época de consumo masivo de imágenes, de nuevas sensaciones. ¡Ojala los valores auténticos del deporte lleguen a la vida cotidiana!”.

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11
Ago
2016
Cuando Dios y los hermanos saben donde estoy
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Según el primer libro de la Biblia, Dios, tras crear al ser humano, le ofrece una serie de indicaciones, pero no hay ninguna respuesta. Quizás porque no es necesaria. La primera respuesta se produce una vez que el ser humano ha roto las amistades con Dios. Entonces Dios se preocupa y le interpela: “¿dónde estás?”. Respuesta de Adán: tengo miedo, miedo de ti, por eso me he escondido. Grave error: un Dios temible es un falso Dios. Pero la pregunta por el dónde estás es significativa: lejos de Dios, no estamos en el buen lugar. La pregunta quiere hacer caer en la cuenta de cuál es el lugar en que estamos bien. Cuándo estamos mal, la pregunta por el dónde estás o por el qué te pasa, es una invitación a volver a estar bien.

La segunda vez que el humano entabla un diálogo con Dios es después de otra pérdida de amistades, en este caso entre los hermanos, que conduce a un asesinato. Dios vuelve a preocuparse: “¿dónde está tu hermano?”. Otra vez una mala respuesta: “No sé. ¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?”. Claro que sabes dónde está tu hermano: lejos de ti, porque tú lo has rechazado. Y sí, eres su guardián, no has sabido ser lo que eres. Las dos preguntas, dónde estás y dónde está tu hermano, son indisociables, como indisociable es la relación con Dios y la relación con el hermano. Cuando damos la espalda a Dios nos alejamos del hermano. Y cuando nos alejamos del hermano nos enemistamos con Dios. Uno y otro aspecto van unidos. Las dos preguntas, cómo me sitúo ante Dios y cómo me sitúo ante el hermano, son indisociables. La buena relación con Dios nos asegura una buena relación con los otros hombres. Y la mala relación con los otros humanos, es el síntoma más claro de la mala relación de Dios. Aunque esa mala relación con los otros se excuse, como a veces ocurre, en motivos religiosos: es un pecador.

El primer contrapunto a estas historias en las que se pierden las amistades, es la historia de Abrahán. Tras pasar por una serie de dificultades, de dudas, de incertidumbres, Dios interpela a Abrahán, le llama: “Abrahán, Abrahán”. Y de pronto aparece una respuesta distinta: “Aquí estoy” (Gen 22,1). En vez de esconderse, como Adán, o en vez de desentenderse del hermano, como Caín, Abrahán se fía incondicionalmente, se pone en manos de Dios. Esta respuesta de Abrahán anticipa otra respuesta, esta vez definitiva: “Aquí estoy, oh Dios, he venido para hacer tu voluntad”. Son las primeras palabras que Jesús pronunció al entrar en este mundo (según Heb 10,7).

Si la respuesta a la pregunta: ¿dónde estás?, es el silencio del que se esconde, y si la respuesta a la pregunta: ¿dónde está tu hermano?, es el odio del que no quiere hermanos, entonces estamos mal situados. Si la respuesta a la pregunta por el dónde estás es: “aquí estoy”, entonces estamos bien situados. Porque cuando Dios y los hermanos saben dónde estoy, es porque estoy dispuesto a encontrarme con ellos.

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6
Ago
2016
Estudiar para comunicar lo contemplado
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Predicar consiste en comunicar a otros lo que uno ha contemplado. Estas palabras, inspiradas en Tomás de Aquino, resumen, a mi entender, lo que, entre los dominicos se conoce como “misión intelectual” de la Orden. En efecto, el estudio, uno de los elementos esenciales que definen el carisma de la Orden, no tiene valor por sí mismo, está al servicio de la predicación. Ahora bien, una predicación que no esté avalada por el estudio, se convierte en un recetario de frases piadosas o de fórmulas genéricas que no iluminan la inteligencia. Y sin luz, no hay modo de caminar en la vida, ni de saber a dónde vamos.

La Orden de Predicadores siempre ha considerado el estudio como absolutamente esencial, como una exigencia vital. Ya el Cardenal Cayetano declaró en 1513 algo que debería hacernos pensar y, sobre todo, que debería estimular a toda dominica y a todo dominico: “Que otros se alegren de sus prerrogativas; en cuanto a nosotros, si no nos distinguimos por la Sagrada Doctrina, nuestra Orden ya no tiene más razón de ser”. Y el P. Lacordaire, restaurador de la Orden en Francia, hablaba de que para ser dominico no bastaba “conocer y practicar la disciplina de la Orden”; así, decía Lacordaire, se es “dominico de corazón”; pero es necesario, además, ser dominicos “por la inteligencia”.

A veces, entre los dominicos, se ha distinguido y hasta contrapuesto, los frailes que se dedicaban al estudio y los que se dedicaban a la predicación. Distinción fatal, que reposa sobre un triste equívoco. Pues la predicación supone el estudio y el estudio está al servicio de la predicación y del apostolado.

El objetivo de la predicación es la salvación de las personas. La salvación viene del encuentro con Jesucristo. Para encontrarlo es necesario que alguien lo dé a conocer. Esa es la función del predicador. Ahora bien, para dar a conocer a Jesucristo es necesario haberlo encontrado previamente. El estudio ayuda a profundizar el encuentro y a presentar al Señor Jesús de forma atrayente y adecuada, con un lenguaje inteligible, respondiendo a las dificultades que los oyentes puedan encontrar y, sobre todo, mostrando la cara más auténtica de Jesús que no es otra que gracia y misericordia. Visto así, el estudio de la teología engendra amistad, primero con Dios y luego con las personas a las que se dirige el predicador.

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2
Ago
2016
La oscura celda, estación de paso
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“La oscura celda no es estación término”. Así reza el verso que una persona amiga me ha enviado debajo de la foto del Papa sentado en la celda en la que murió Maximiliano Kolbe. Murió, sí. Como todos. Pero en este caso le mataron. ¿Y qué hace el Papa en el lugar del martirio del religioso franciscano, del hermano menor, del que entregó la vida para salvar a otro hermano desconocido? La rabia, e incluso el deseo de venganza serían comprensibles. El clamor por la justicia sería igualmente comprensible y más cristiano. El reclamo de la verdad sería otra salida digna. Pues bien, Francisco no tiene rabia, no pide venganza, ni justicia, ni verdad. No culpa a nadie. No pregunta por el silencio de Dios. Es él, el Papa, el que guarda silencio. Silencio significativo, silencio que invita a la reflexión, silencio que es un grito de horror.

Cuando se decide a hablar solo pide perdón. Lo pide en primera persona. Porque todos necesitamos perdonar y ser perdonados. “Perdón, Señor, ante tanto horror”. Perdón, Señor, a ti que eres Misericordioso, rico en Misericordia. Rico, o sea, que te sobra por todas partes, que tienes tanta que desborda y parece que se pierde inútilmente. Pero en esta palabra de perdón está nuestra salvación. La salvación para unos y para otros, para víctimas y verdugos. Para que un día deje de haber víctimas y verdugos y aparezca una nueva humanidad, una nueva hombría, en la que todos vivamos reconciliados, unidos, enlazados, porque el amor llena nuestra vida.

La palabra del perdón el Papa la pronuncia en esta celda oscura, signo de los infiernos que los hombres somos capaces de crear. Y al pronunciarla desde ese oscuro lugar, el perdón se abre a la esperanza de la misericordia. Esta esperanza que está segura de que las celdas oscuras no son estación término. Solo son estación de paso. Porque hay vida. La Vida que en Jesucristo se manifestó. Vida más fuerte que todas las muertes. Vida que es luz. Por eso la segunda foto que ofrezco es la ofrenda de luz que el Papa hizo en Auschwitz-Birkenau, frente al monumento a todas las víctimas. Allí están los nombres que los hombres no deberíamos olvidar nunca. Los hombres, sí, porque Dios siempre recuerda nuestro nombre.

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30
Jul
2016
Vida monástica: temas para reflexionar
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La reciente constitución apostólica sobre la vida monástica indica que uno de los temas sobre los que es necesario reflexionar es el de la autonomía de los monasterios femeninos. Autonomía no es autorreferencialidad. Debe estar abierta a la comunión con los otros monasterios. De ahí la importancia y la necesidad de las federaciones. A partir de ahora no podrá haber monasterios que no estén federados.

La autonomía necesita replantearse desde la plena confianza en las monjas y también desde la comunión con el carisma compartido con la rama masculina de sus Órdenes. Esta disposición abre caminos: “Se favorecerá la asociación, también jurídica, de los monasterios con la Orden masculina correspondiente”. Otro tema importante es la formación permanente, exigencia intrínseca de la consagración religiosa. Es necesario tener monjas bien formadas y con buena base teológica. Sin buena teología no hay buena espiritualidad.

La oración litúrgica y personal es una exigencia fundamental para alimentar la contemplación. La oración monástica puede ser estímulo y guía para aquellos que no sienten la necesidad de rezar, o no saben rezar, o reducen la oración a una petición en los momentos de dificultad. La oración es ante todo alabanza y acción de gracias, que no se reduce a un momento puntual, sino que abarca todos los tiempos y dimensiones de la vida. Más aún, al recitar la liturgia las horas, las monjas se convierten en la voz de todas las personas que no rezan. Y de esta forma las arrastran con ellas hacia Dios, viviendo así la comunión de los santos y siendo solidarias con toda la humanidad.

Sin olvidar la oración de intercesión por los presos, los refugiados, los emigrantes, las víctimas de dependencias, los perseguidos, los parados, los enfermos, las familias desestructuradas… O sea, una oración que de nuevo abarca a la humanidad doliente, pobre y necesitada. “Por vuestra oración, dice el Papa, vosotras curáis las llagas de tantos hermanos”. Y recordando la escena del libro del Éxodo (17,11) en la que la oración de Moisés decide la suerte de su pueblo, Francisco dice: “Hoy, como entonces, podemos pensar que las suertes de la humanidad se deciden en el corazón orante y en los brazos levantados de las contemplativas”.

La vida comunitaria, reflejo de Dios comunión de Amor, es elemento esencial de la vida monástica. De ahí la necesidad de ser constructores de comunidad (y no solo consumidores), aportando cada uno los dones que ha recibido. La vida común es un testimonio de la belleza del vivir unidos, a pesar de las diferencias, en un mundo marcado por divisiones y desigualdades. Pues las diferencias, lejos de separar, enriquecen. La vida común es también la primera forma de evangelización: “en esto, en que os amáis unos a otros, conocerán que sois mis discípulos”.

El Papa es consciente de las dificultades y tentaciones que comporta una vida así. La más peligrosa es la apatía, la desidia, la desmotivación. Por eso, importa no sólo aprender de las monjas, sino apoyarlas y rezar por ellas.

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26
Jul
2016
Buscar el rostro de Dios
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Por fin ha salido la esperada constitución apostólica sobre la vida monástica femenina, que lleva por título: “La búsqueda del rostro de Dios”. El Papa afirma haber escrito esta constitución “tras las debidas consultas”. En este caso la frase no tiene nada de retórica. Más aún, me permito añadir: tras las debidas consultas a la base, o sea, tras una amplia encuesta a todos los monasterios de vida contemplativa. Por este motivo, las monjas esperaban expectantes el resultado de la consulta.

Algunos medios han destacado solo una disposición, sin duda importante, de la constitución, que afecta directamente a los monasterios españoles, a saber: “hay que evitar en modo absoluto el reclutamiento de candidatas de otros Países con el único fin de salvaguardar la supervivencia del monasterio. Que se elaboren criterios para asegurar que esto se cumpla”. Pero la constitución es mucho más que esta disposición. Contiene una rica y actualizada doctrina sobre la vida monástica femenina, que también puede servir, a su manera, para todos los consagrados y, en general, para todos los cristianos.

La constitución comienza con un merecido elogio de la vida monástica, signo que recuerda al pueblo de Dios el sentido primero y último de lo que él vive. En efecto, todos los seres humanos, y de forma más consciente los cristianos, buscamos, de una u otra forma, el rostro de Dios, aunque no seamos del todo conscientes. Normalmente lo buscamos bajo la forma genérica de “la felicidad”. Los monjes y las monjas señalan de forma explícita dónde esta la fuente de la vida de la que todos venimos y a la que todos nos encaminamos. El Papa considera que, cincuenta años después del Vaticano II, es bueno mirar de nuevo algunos aspectos a la vida monástica, a la luz de las nuevas condiciones socio-culturales, para que pueda seguir siendo un desafío para la mentalidad de hoy.

Las y los que entran en un monasterio no quieren alejarse del mundo y, mucho menos, huir del mundo y, menos aún, condenarlo. Lo que buscan es contemplar el mundo y las personas con la mirada de Dios, allí donde los demás “tienen ojos y no ven”, porque miran con los ojos de la carne. Y desde esta contemplación ser la voz de la Iglesia que incansablemente alaba, agradece y suplica por toda la humanidad; ser, con la plegaria, colaboradoras de Dios y apoyo de los miembros vacilantes del cuerpo de Cristo.

La constitución indica que hay una serie de cuestiones sobre las que es necesario reflexionar y discernir para mejorar la situación de los monasterios; y añade que la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica ofrecerá en breve pautas e indicaciones concretas. En un próximo post me referiré a algunas de estas cuestiones.

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23
Jul
2016
Biblia del Papa Francisco
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Me acaban de informar de la aparición de una “Nueva Biblia del Papa Francisco”, que se está ofreciendo por teléfono, sobre todo a comunidades religiosas y a parroquias, asegurando que los beneficios de la venta son para “Caritas”. Se trata de una estafa más de las muchas que se hacen apelando a los sentimientos religiosos de la gente, que utiliza indebidamente los nombres del Papa y de “Caritas”. Desde “Caritas” ruegan que se dé la máxima difusión a este hecho. Me añaden que “Caritas” está estudiando emprender acciones legales por el uso no autorizado del nombre y del logo. También me dicen que la BAC ya ha emprendido acciones legales por el uso no autorizado de derechos de autor, lo que me hace suponer que la traducción que están utilizando esos mentirosos estafadores es la de la Biblia de Nacar-Colunga o de Bover-Cantera, o incluso alguna otra de las traducciones que tiene en su catálogo esta editorial.

No conozco, ni de cerca ni de lejos, ese producto que se pretende vender, pero me pregunto: ¿qué puede significar eso de “Biblia del Papa Francisco”? ¿Quizás una traducción de la Biblia a la que se añade alguna homilía o reflexión del Papa, bien en nota, bien en recuadros aparte? Si así fuera, que no lo sé, me parece un poco grotesco el calificativo. La Biblia es la Biblia y para tener una buena traducción no hay que acudir al Papa, sino a los biblistas, expertos en griego y en el conocimiento del texto. Y si en una Biblia es bueno que haya notas aclaratorias, quienes deben redactarlas son los teólogos o los exégetas. Otra cosa es que una traducción pueda tener el aval o la aprobación de un Obispo, de una Conferencia Episcopal o de un organismo de la Santa Sede, pero este no es el caso que nos ocupa.

Más allá de las notas técnicas, los “otros” añadidos que pueda haber en una edición de la Biblia corren el riesgo de distraer la atención del lector de lo verdaderamente importante que es el texto revelado. Eso no niega la oportunidad de algunas ediciones de textos evangélicos, preparadas para facilitar las celebraciones en una peregrinación o incluso el seguimiento de las lecturas litúrgicas del día.

Esos estafadores (porque esa es la palabra que merecen) cuentan con la ingenuidad de muchos buenos católicos, que se dejan seducir por los nombres de la Biblia, del Papa y de “Caritas”. En estas cuestiones religiosas, sobre todo cuando hay dinero de por medio, lo mejor es ser muy desconfiados. Este caso me recuerda otras mentiras, que abusan de la buena fe de las personas, como el envío masivo de correos electrónicos con el ruego de reenviarlos a todos los contactos, en los que se anuncian falsedades tales como la aparición de películas escandalosas sobre Jesús, y se invita a protestar por un hecho que no existe. Yo jamás reenvío correos así, y me molesta recibirlos. Mi recomendación es que, cualquier información, petición, recomendación sobre cuestiones religiosas no habituales o no comprobadas, sea tomada con mucha cautela.

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19
Jul
2016
Contemplar siempre el misterio de la misericordia
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“Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia”, afirma el Papa Francisco. Además de otros, ofrece este primer motivo: es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Hay muchos motivos que hacen conveniente, más aún necesario como dice el Papa, volver nuestra mirada, o nuestra reflexión, hacia el misterio de la misericordia. Porque efectivamente, se trata de un misterio, una realidad que siempre se nos escapa y que, por eso, no podemos controlar del todo. Nunca acabamos de comprender esta actitud tan humana y tan divina como es la misericordia, porque parece que va más allá de todas las razones. A veces, se diría que lo razonable no es el amor, sino la indiferencia, el rechazo o incluso el odio. ¿Por qué tener misericordia de un desconocido y no digamos de alguien que nos ha hecho daño? La misericordia es, efectivamente, una realidad misteriosa. ¿Será que hay rincones del corazón humano, rincones buenos, que de vez en cuando nos sorprenden?

Además, la necesidad de contemplar este misterio de la misericordia parece absoluta: siempre hay que hacerlo. ¿Será porque se nos olvida con demasiada frecuencia? ¿Será que nuestro egoísmo siempre está ahí, cegándonos los ojos a lo que de verdad nos conviene? ¿O lo de “siempre” quiere decir que este rostro de la misericordia es como el aire que necesitamos para vivir y por eso está en todo momento presente en nuestra vida? Quizás las dos cosas: se nos olvida y, sin embargo, es lo que nos da la vida. Normalmente no prestamos atención a lo que nos da la vida. Por eso es bueno, de vez en cuando, recordar que respiramos aire, que la sangre corre por nuestras venas, que hay que cuidar el aire y cuidar la sangre. La misericordia es como la sangre y el aire que nos hace vivir. Vivimos de misericordia. Cuando respiramos bien o la sangre circula bien, entonces estamos tranquilos.

Por eso, la misericordia es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Alegría, serenidad y paz: tres dimensiones que van muy unidas, que son consecuencia y expresión de una vida bien orientada, bien ordenada, bien fundamentada. La alegría y la paz son dones mesiánicos, que Jesús entregó a sus discípulos en el momento de su despedida. La alegría y la paz que Jesús propone son muy distintas de las que ofrece el mundo. No se manifiestan de forma ostentosa, no nacen de la búsqueda egoísta del propio bienestar, sino de la satisfacción que produce el contemplar, con gratitud y sin envidia, el bien de los demás. Precisamente trabajando por el bien, la alegría y la paz de los demás, así y sólo así, trabajamos por nuestro propio bien, nuestra alegría y nuestra paz. Si esto es lo que brota de la misericordia, entonces sí, siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia.

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15
Jul
2016
En Argentina convento se escribe con K
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Con K de Kirchner, supongo. Escucho la frase en boca de unos amigos argentinos a propósito de la sorprendente entrega, a altas horas de la madrugada, de bolsas con dinero en un supuesto convento. Supuesto, sí, porque aquello no es ni ha sido nunca un convento. Y las tres mujeres que allí viven no son monjas. Pertenecen a una asociación de fieles fundada por el anterior Obispo de Luján, ya difunto. He leído en distintas páginas españolas de información religiosa que el actual Obispo de Mercedes-Luján, en sus primeras declaraciones, negó que existiera complicidad de “las monjas” con José López, el funcionario del gobierno de Cristina Kirchner que depositó las bolsas en el supuesto convento.

Me dicen (cuando escribo esto son las cuatro y media de la madrugada en España del viernes, 15 de julio; las once y media de la noche en Argentina del jueves, 14 de julio) que a estas horas, como ya el “pastel” esta cada vez más claro, el mismo Obispo ha dejado claro que no son monjas. Mis amigos añaden que el fundador de esta asociación de fieles, para conseguir la autorización de la Santa Sede, envío una lista de vocaciones “truchas”. O sea: falsas. Dicho de otra forma: como con tres vocaciones (las actuales) en Roma no iban a aprobar la Congregación, el Obispo puso nombres de personas que pertenecían a otras asociaciones de fieles.

Al parecer todo está relacionado con la herencia de Perón, parte de la cual reclamaban los Kirchner (ignoro la base de la reclamación). Pero para que esta herencia pudiera cobrarse por parte de los Kirchner se necesitaba el aval del Obispo fundador, ya difunto. Que por cierto, pedía más de la mitad del monto del dinero (si recuerdo bien, me han hablado de cien millones de dólares, insisto, si recuerdo bien) para firmar donde había que firmar. De ahí que el círculo de los Kirchner entregase grandes cantidades de dinero a esas personas, y muchos kirchneristas visitasen con frecuencia el lugar. Así se explica que en Argentina convento se escribe con K. Oigo también que el funcionario que les llevaba el dinero les dijo algo así: hemos robado para darles a ustedes, ahora tienen que ayudarnos a guardar estas bolsas.

Todo muy divertido. Cuento lo que oigo. Me parece coherente. Y triste. Conclusión: el dinero es una droga con altas probabilidades de conducir a la locura. Porque por el dinero todos perdemos la cabeza fácilmente.

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12
Jul
2016
Razón y sentidos no explican toda la realidad
4 comentarios

La razón es lo más valioso que tiene el ser humano. Pero la razón, a veces, es pretenciosa. Por ejemplo, cuando califica de infantil, cuando no de irracional, todo discurso que desemboca en lo religioso. Ya un gran matemático como Pascal hizo notar la insuficiencia del orden puramente racional. Hay que tener en cuenta, además, que lo religioso posee su ló¬gica interna. El que la racionalidad de lo religioso no coincida con la lógica de la ra¬zón analítica o instrumental no significa que en la religión no estén presentes otros tipos de razón, como la simbólica, la utópica, la vital, la hermenéutica, la narrativa, la dialéctica o la cordial. Cierto, tal como reconoce el Catecismo de la Iglesia Católica, “en el sentido de las pruebas propias de las ciencias naturales”, no podemos probar ni desprobar la existencia de Dios. Pero tam¬poco podemos dar cuenta de la verdad última de las proposiciones científicas. Desde el momento en que los enunciados empíricos basan su validez en el principio de inducción, su verdad es sólo probable, jamás absoluta. De modo que, mientras no se demuestre su falsedad , la validez de las conclusiones científicas depende de la confianza que en ellas depositemos.

Por otra parte, una razón puramente “científica”, que se queda en el plano de las causas físicas, no es capaz de explicar toda la realidad. Las explicaciones teológicas no se contraponen a las naturales. Suponerlo es pasar por alto el hecho de que existen múltiples estratos de comprensión o explicación. Todo lo que podemos experimentar admite una pluralidad de niveles explicativos; y las diversas explicaciones no compiten entre sí. Por ejemplo, una explicación de este post es que alguien ha utilizado el teclado de un ordenador y se ha servido de un programa informático. Otra explicación es que el blogger pretende comunicar ciertas ideas. Y aún cabe una tercera explicación: el director de la página web ha pedido al blogger que redacte estas ideas. Todo estos estratos ni compiten entre sí, ni son contradictorios; todos ellos explican la página que el lector está leyendo. No tiene sentido argumentar que la página se explica mejor atendiendo solamente al programa informático y al técnico que lo ha hecho posible, que a la intención del autor del artículo. Ni tampoco tiene sentido afirmar que la página existe por la petición del director de la página antes que a causa del deseo del autor del texto de compartir sus ideas.

Igualmente hay que decir: que la existencia humana tenga causas naturales, que la teoría de la evolución explica perfectamente; o que la psicología y la neurología ofrezcan una razonable explicación de los deseos humanos, no impide que la teología pueda dar también una explicación en la que Dios aparece como la causa última de la vida y de la esperanza humana. La realidad es muy compleja y no podemos reducirla a una sola de sus perspectivas. En otras palabras: la razón científica, técnica e instrumental no es la única medida de la razonabilidad, del sentido y de la esperanza. Hay además otras formas de inteligencia y de saber que no son inferiores en hondura a la razón científica.

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