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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

31
May
2008
Igualdad... para algunas
2 comentarios

En primera página del periódico con más tirada de este país se informa hoy de que, por primera vez, el Tribunal Supremo ha reconocido, con efecto retroactivo, la igualdad entre mujeres y varones en la sucesión de títulos nobiliarios. Una gran conquista, sí señor. Sobre todo para algunas. Para las ricas con tiempo y dinero para dedicarlo a esas batallas. Es de esperar que ahora que su tiempo quedará más libre, lo dediquen a nuevas batallas en pro de la igualdad, por ejemplo de las mujeres africanas que tienen en el matrimonio (incluido el católico) el mayor factor de riesgo de contagiarse del virus del sida. Porque los maridos son infieles. ¿Quién lo hubiera dicho, el sida convertido en problema de género? Pues sí.

Dicho sea también en pro de la igualdad. Una agencia católica de noticias ha ilustrado la información del reciente documento vaticano sobre la obediencia de los religiosos con una foto con monjas. Alguien que ha entrado en la página de esta agencia me escribe: “¿Por qué siempre cuando se habla de la obediencia, incluyen la susodicha foto de monjas de clausura? El artículo está escrito por varón. Hay mucho acatamiento a regañadientes y con murmureo, detrás de rejas y velos”.

Eso de la igualdad está sobre todo en el corazón. Las leyes y los signos, aunque sean los de la nobleza, pueden ayudar. Pero sin nobleza de corazón y, sobre todo, sin ese Cristo que transforma las vidas de quienes le acogen porque en él ya no hay ni varón ni mujer (diferencias sexuales), ni esclavo ni libre (diferencias sociales), ni circunciso ni incircunciso (diferencias religiosas), ni judío ni griego (diferencias nacionales), ni bárbaro ni escita (diferencias culturales y raciales), sin él digo, todo puede quedarse en apariencia. Y eso de que no hay ni varón ni mujer, ni judío ni griego, se traduce en relaciones de fraternidad, de solidariedad, de ayuda, de perdón, de comprensión. Y también en políticas de igualdad para todos, y en una llamada a nobles y ricos para que dejen sus pedestales y se pongan al nivel de los plebeyos y necesitados. Así habrá igualdad. Lo demás son cuentos.

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29
May
2008
Comprensión, presupuesto necesario
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Un matrimonio barcelonés, católico, con tres hijos, después de haberlo reflexionado mucho, ha optado por llevar a sus hijos a la escuela pública. ¿Motivo? “Así contribuimos a que en la escuela se den clases de religión y tenemos ocasión de dar testimonio de nuestra fe”. Lo cuenta en Logroño la madre, profesora universitaria, delante de 200 catequistas y profesores de religión. Añade: “en la clase de mi hija mayor (8 años) sólo ella y otra compañera van a la catequesis parroquial”. Pregunta una oyente por su reacción y la de su marido en caso de que la niña se negara a ir a catequesis con el argumento de que no asiste ningún otro compañero de clase. “La obligaríamos a ir, porque queremos lo mejor para ella, de la misma forma que si fuera necesario la obligaríamos a comer o a ir al médico”. Los oyentes aprueban. Yo también.

Más tarde tengo ocasión de contar a algunos oyentes de la anterior historia que en un Colegio de Palma, un día la directora vio a una niña musulmana (de 8 años) sola y triste en un rincón del patio, mientras las otras niñas y niños corrían y se divertían. “¿Por qué no vas a jugar?”. Respuesta de la niña musulmana: “porque mi padre no me deja”. La directora trata de animarla y la invita a ir con los otros. De pronto se da cuenta de que la hermana mayor está vigilando a la pequeña, que sigue sin moverse. Mis oyentes desaprueban la actitud del padre musulmán.

Y, sin embargo, en ambos casos, los padres buscan lo mejor para su hija. La respuesta de la madre cristiana sobre la obligatoriedad de la catequesis para su hija me ayuda a comprender la postura del padre musulmán, a pesar de mi desacuerdo. Sólo desde el respeto y la comprensión será posible un acercamiento de posturas. “Será”, en futuro, porque también el acercamiento requiere paciencia. Quizás lo que no es posible con la primera generación lo será un día con la segunda. Insisto: desde el necesario presupuesto de la comprensión del otro.

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25
May
2008
La importancia del lugar
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Un periódico de hoy informa de la aparición del libro Coloquios nocturnos en Jerusalén (por ahora en alemán, es de suponer que pronto saldrá en castellano) en el que el Cardenal Carlos María Martini ofrece sus pensamientos sobre una serie de temas controvertidos. Leyendo despacio la información de prensa tengo la impresión de que a veces lo llamativo de una noticia está más en el modo de presentarla que en los contenidos. Comenzar diciendo que la Iglesia debe tener el valor de reformarse supongo que es una frase que todo católico consciente debería suscribir y que ya el Vaticano II expresó con la misma o mayor claridad. Decir que el celibato es una vocación es una obviedad. Pedir ideas para discutir la posibilidad de ordenar a hombres casados e incluso a mujeres es eso: pedir ideas para discutir. ¿Acaso hay que tener miedo a la discusión? Pedir una nueva mirada para los temas de ética sexual tampoco me parece que sea ningún atrevimiento merecedor de iras inquisitoriales. Y decir que uno ha tenido problemas con Dios, o sea, dudas de fe, es manifestación de lucidez. La fe siempre suscita preguntas, las preguntas no son malas y las respuestas, en el terreno de la fe, casi nunca son definitivas. El que lo tiene todo claro, hace tiempo que dejó de creer. Benedicto XVI aconseja la “docta ignorancia” en algunos terrenos de la fe.

Las declaraciones del Cardenal Martini me han hecho pensar que el lugar en el que uno se sitúa o la perspectiva que adopta condiciona lo que dice y el modo de decirlo. Y la situación de gobierno, no gobierno, edad, compañeros de viaje, estudios, experiencias personales y sociales, conocimiento de los temas, estado anímico, intereses varios, hace que las cosas se vean de una u otra manera. Por otra parte, es bien sabido que el pensamiento es libre y que no siempre coinciden del todo las posturas oficiales con las opiniones o la práctica privada. Estoy convencido de que el libro de Martini estará lleno de matices, que es seguramente lo que falta en la información de prensa. Y se leerá, porque esos temas interesan. Con todo, no lo olvidemos, lo único que importa en cuestiones de fe es el encuentro personal con Jesucristo. Si lo demás nos lleva a ese encuentro, bienvenido sea.

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23
May
2008
No temas, pequeño rebaño
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Me pregunto si detrás de algunas voces que denuncian la ofensiva laicista y contraria a la Iglesia católica por parte del Gobierno de la nación, hay la convicción, más o menos difusa, de que si esta sociedad fuera de otro modo sería más fácil evangelizar. Ante esto yo respondo: No, este es el mundo que Dios ama, este es el mundo al que el Señor nos envía, este es el mundo en el que tenemos que dar testimonio de nuestra fe, este es el mundo en el que tenemos que vivir y encarnar el Evangelio. Porque no hay otro. Nunca ha sido fácil ser cristiano. Ya en los escritos del Nuevo Testamento se refleja la dificultad de ser cristianos en aquella sociedad de entonces y en todas las sociedades. Ante la grandiosidad del templo (“Maestro, mira qué piedras y qué construcciones” Mc 13,1), símbolo de una sociedad poderosa que se opone al Evangelio y a la que Jesús envía a sus discípulos, que no son más que un “pequeño rebaño”, lleno de temores (Lc 12,23), Jesús declara: “No quedará piedra sobre piedra”. Todo lo que se opone al evangelio no tiene ningún futuro. Sólo “la Palabra no pasará”. Esta es nuestra esperanza, que nos da fuerzas para vivir en un presente que parece desmentirla. Mientras tanto, los cristianos nos enfrentamos a un mundo hostil. A este mundo hemos sido enviados. De ahí la necesidad de ser reconfortados con palabras de ánimo para no desfallecer: “bienaventurados seréis cuando os insulten y os persigan”. No olvidemos el motivo: “por mi causa”. Entonces “alegraos y regocijaos” (Mt 5,11-12).

Sólo desde el desconocimiento del contexto histórico en el que se escribieron palabras como estas: “dichosos cuando os persigan”, es posible pensar que se pueden aplicar a la situación española. Porque ni la persecución, de haberla, es equiparable a la que sufrían los cristianos que las escucharon por primera vez, ni parece que asumamos la persecución, de haberla, con mucha alegría.

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20
May
2008
Libertad religiosa
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Las difíciles relaciones del Episcopado con el Gobierno son el cuento de nunca acabar. La intención gubernamental de modificar la ley de libertad religiosa puede ser un nuevo elemento potencial de malestar. Digo potencial porque la reacción de los Obispos ha sido cautelosa. La prudencia es buena cuando no se conocen los contenidos que se pretenden introducir en esta reforma. Habrá que examinar la ley antes de emitir juicios valorativos.

Lo que sí detecto es la sensación de incomodidad, por parte de algunos grupos católicos, ante la política del gobierno de la nación. Cuando se pregunta por las causas aparecen los temas ya sabidos: aborto, familia, nuevos tipos de matrimonio, educación para la ciudadanía. Estos asuntos no tienen el mismo valor, pero todos juntos producen la sensación de una ofensiva laicista y contraria a la religión católica por parte del gobierno. Se diría, según algunas voces, que se trata sino de eliminar la presencia de la Iglesia, al menos de arrinconarla en el ámbito de lo estrictamente privado. Más aún, algunos pronostican que los católicos terminarán siendo ciudadanos de segunda clase, si es que no lo son ya.

Amparados en la Constitución española y dado el contexto político europeo en el que nos movemos, me parece que las libertades religiosas están suficientemente garantizadas. Cualquier colectivo, sea o no católico, tiene el derecho de manifestar públicamente su convicciones por los medios que considere convenientes, respetando los derechos y libertades de los demás. A nadie se le pregunta por sus creencias o por su práctica religiosa a la hora de acceder a un puesto de trabajo sobre todo público, porque en el ámbito privado sí que seleccionamos en nuestras instituciones católicas a trabajadores que estén de acuerdo con nuestros idearios.

En suma, no me parece que podamos hablar de persecución a lo católico, aunque es posible que en algún caso hayan aparecido dificultades administrativas, por ejemplo a propósito de la presión que algunos profesionales de la salud reciben para que actúen en contra de su conciencia en algún caso concreto amparado por la ley. Pero estos casos no hay que elevarlos a categoría universal; lo que hay que hacer es llevarlos a los tribunales y utilizar los medios legales para defender el derecho a la objeción de conciencia.

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17
May
2008
También tú fuiste extranjero
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Ahora que el Presidente de la Generalitat valenciana se pregunta si sería bueno que los extranjeros (aclaro: los extranjeros no comunitarios, o sea, los pobres) firmasen el contrato de integración que el Sr. Rajoy propuso en campaña electoral, oigo decir que hace unos 60 años el 20 por ciento de la población de la Provincia de Alicante había emigrado. Y que hoy el 21 por ciento de la población de Alicante son inmigrantes. Se me ocurre pensar que bastantes de los actuales inmigrantes son nietos más o menos lejanos de los que emigraron hace 60 años.

Entretenido con estos pensamientos leo en el libro del Levítico: “Al forastero que reside entre vosotros lo amarás como a ti mismo, pues también vosotros fuisteis forasteros en la tierra de Egipto”. En este texto y otros parecidos el motivo del amor al extranjero no tiene sólo una connotación filantrópica, compasiva; algo así como: “también ellos están en la condición en que has estado tú”. O aplicado a los tiempos actuales: ¿no ves en los sudamericanos que llegan a tu tierra a tus propios abuelos que un día la dejaron? Es buena la razón compasiva, pero hay más, pues en el “también vosotros fuisteis forasteros en Egipto” hay una razón teologal: como Yahvé intervino para librarte, así te llama a ti para que liberes a quién está oprimido. De modo que en el Levítico la valoración del extranjero depende de la concepción que se tiene de Dios. Dicho de otro modo: dime como tratas al inmigrante y te diré quién es tu Dios.

Por lo demás, eso de un contrato de integración para asumir las costumbres de los nacionales tiene su gracia. ¿De qué costumbres se trata? ¿De comer paella, ser fallero, llevarle flores a la Virgen? Porque muchos que han nacido y viven en la ciudad de Valencia cuando llegan las fallas se marchan porque no aguantan el ruido. ¿Tendremos que considerar a esos valencianos poco integrados y hacerles firmar el contrato de integración? Es de esperar que no se trate de la paella o de las fallas, sino de cumplir las leyes. Pero para eso ya tenemos el código civil, el penal y si fuera menester el canónico. Y no digamos el militar.

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13
May
2008
Sorprendida y horrorizada
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Según cuenta la prensa la Sra. Vicepresidenta de nuestro Gobierno se ha mostrado “sorprendida” y “horrorizada” tras posar en Níger con un polígamo y sus tres mujeres. El polígamo es socio de un empresario valenciano que se dedica al negocio de la chufa y que solicitó fotografiarse con la alta personalidad del gobierno español. Según la prensa la Vicepresidenta pensaba que las tres mujeres del varón eran en realidad sus hijas.

Lo que no entiendo es lo de horrorizada. ¿Por el polígamo? ¿Por la poligamia? ¿Por la mala imagen política que supuestamente le produce la foto? ¿Acaso no sabe que Níger es un país de mayoría musulmana y que el Corán permite la poligamia? Más aún, que muchas personas la viven con normalidad porque forma parte de su cultura. Supongo que no hace falta que deje claro mi desacuerdo con la poligamia o con determinados modos de entender el matrimonio pero, por si acaso, lo hago. Lo que me sorprende es que a la Vicepresidenta le horrorice la poligamia y le parezcan normales otros tipos de matrimonio. Si ella se sorprende y se horroriza ante la poligamia podría comprender que otros ni se sorprendan ni se horroricen, pero no estén de acuerdo con otros tipos de matrimonio legales en España. No sé qué resulta más contracultural. La poligamia parece bastante cultural.

Todo esto me lleva a pensar que los contextos condicionan las valoraciones. La valoración de la Sra. Vicepresidenta se debe, sin duda, a sus presupuestos culturales. Comprenda usted, señora, que los presupuestos religiosos son más fuertes y más condicionantes que los culturales. Pero si los presupuestos condicionan las valoraciones, también es importante esforzarse por comprender y, para comprender, hay que ponerse en la situación del otro. Cuando se comprende, aunque no se esté de acuerdo, ya no se condena. Cuando se comprende hasta se pone uno en el buen camino para poder amar. En eso me parece que Jesús va por delante: no condenaba, aunque no estuviera de acuerdo con adulterios o prostituciones. Porque comprendía a las personas y las amaba.

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11
May
2008
El deber de intervenir en Birmania
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No hace mucho me hice eco de que el Papa ante las Naciones Unidas enunció el principio de la “responsabilidad de proteger”. Todo Estado tiene el deber primario de proteger a la propia población de violaciones graves y continuas de los derechos humanos y de las crisis humanitarias provocadas por la naturaleza o por el hombre. Si un Estado no es capaz de garantizar esta protección, la comunidad internacional debe intervenir con los medios jurídicos previstos para garantizar ese derecho. Quiero añadir otra cosa que también he publicado en este blog, recordando los cuarenta años de la Populorum Progressio: en caso de dictadura evidente y prolongada es legítimo el derrocamiento del tirano.

¿Qué está pasando en Birmania? Si hemos de hacer caso a las noticias que nos llegan pasa que el gobierno militar de Birmania no es capaz de garantizar la protección que sus ciudadanos requieren con toda urgencia. Tampoco facilita que otros presten esta protección. Más aún, parece que se incauta de las ayudas que con dificultad están llegando. Hay vidas humanas en juego. Hay una dictadura militar opresiva. Lo primero como consecuencia de lo segundo. Sería bueno que se alzasen voces creyentes que recordasen el deber de intervenir en Birmania y el deber de derrocar a los dictadores birmanos. En nombre de la vida. Eso que tanto decimos apreciar los creyentes. Y aunque no se trata de vidas embrionarias, sí se trata de vidas bien nacidas. Por bien nacidas, las voces en su defensa deben ser más altas.

Hoy escucharemos que el Espíritu Santo es gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos. También es válido eso para las lágrimas y el duelo de Birmania. Pero el Espíritu no actúa automáticamente. Sólo actúa a través de las manos, la inteligencia y el corazón de los creyentes. Si el enjugar las lágrimas del Espíritu no se traduce en cristianos que enjugan lágrimas no hay acción del Espíritu. No hay fe en el Espíritu. Por eso me permito reclamar voces eclesiales y, por supuesto, políticas, que ayuden a cumplir el deber de intervenir y también el de derrocar al tirano.

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8
May
2008
¿La hora de los laicos?
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El próximo domingo, fiesta de Pentecostés, se celebra el día del apostolado seglar. Yo prefiero hablar de laicos. Seglar remite a secular, a perteneciente al mundo. La palabra laico remite a laos, pueblo. E indica no sólo la pertenencia a un pueblo determinado, sino el hecho mismo de ser este pueblo, en nuestro caso el Pueblo de Dios. Y el Pueblo de Dios es la Iglesia, la asamblea de los creyentes. En el Pueblo de Dios hay carismas, ministerios, y tareas. Pero esto viene después de haber dejado claro que todos somos Iglesia y que esas tareas y ministerios no están por encima, sino dentro del Pueblo y a su servicio. Los laicos no están en la Iglesia. Son la Iglesia.

Hoy se insiste mucho en la importancia de los laicos. ¿Importancia porque los clérigos han menguado y no llegan a todo? No se trata de hacer de la necesidad virtud. Si en la Iglesia el presbítero ejerce un ministerio importante, este ministerio no tiene que acaparar el resto de ministerios u oficios, ni pretender dirigirlos. Cada uno es responsable de su misión. En la Iglesia todos somos adultos y todos colaboramos con todos.

A veces el apostolado de los laicos se presenta como una especie de delegación o participación del ministerio episcopal. En realidad los seglares no participan del ministerio del obispo, sino “del ministerio sacerdotal, profético y real de Cristo”, como bien dice el Vaticano II. Y añade: “el deber y el derecho del seglar al apostolado deriva de su misma unión con Cristo”, “de la esencia misma de su vocación cristiana”. El Concilio se refiere “a la propia responsabilidad de los seglares que los impulsa por todas partes al servicio de Cristo y de su Iglesia”.

El día del apostolado seglar es una invitación a cambiar esa mentalidad, presente también en la Iglesia, que considera a unos superiores a otros. Los laicos no tienen un papel subsidiario, sino propio. Todos colaboramos con todos, cada uno desde nuestro propio lugar. ¿Es mucho desear que cada día más laicos ocupen funciones de gobierno en la Iglesia que parecen propias de los clérigos, pero sólo parecen porque no lo son?

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4
May
2008
Cristianos y musulmanes dialogan sobre fe y razón
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Los medios españoles no se han hecho eco de esta noticia: del 28 al 30 de abril ha tenido lugar en Roma un coloquio entre expertos cristianos y musulmanes, presidido por el Cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo pontificio para el diálogo interreligioso, y por el Madhi Mostafavi, presidente de la Organización musulmana iraní. Los participantes fueron recibidos el 30 de abril por Benedicto XVI. El tema del coloquio: “Fe y razón en el cristianismo y en el Islam”. Merece la pena notar algunas de sus conclusiones: “la fe y la razón son dos dones de Dios a la humanidad”, que “no se contradicen”, aunque en algunos casos “la fe puede estar por encima de la razón, pero nunca contra ella”. Los participantes subrayan: “la fe y la razón son intrínsecamente no violentas”; por este motivo “ni la fe ni la razón deben ser utilizadas para fines violentos”. “Desgraciadamente, notan los expertos, las dos han sido a veces mal utilizadas para cometer actos violentos”.

“Cristianos y musulmanes deberían ir más allá de la tolerancia”. Observación oportuna, porque la tolerancia supone que el otro es inaceptable para mi. Ir más allá de la tolerancia es entender que en el otro hay valores positivos que pueden enriquecerme: “Cristianos y musulmanes deberían ir más allá de la tolerancia, aceptando las diferencias, siendo conscientes de lo que tienen en común y dando gracias a Dios por ello. Están llamados al respeto mutuo, y a condenar aquello que convierte en ridículas las creencias religiosas”.

Finalmente me ha parecido interesante este criterio para interpretar los textos religiosos, totalmente contrario a posturas fundamentalistas: las tradiciones religiosas “no pueden ser juzgadas por un solo versículo o pasaje presente en sus respectivos libros sagrados”. Para comprender las tradiciones religiosas, dicen estos expertos, se necesita “una visión global y un método hermenéutico adecuado”.

Desde bases como estas el entendimiento entre cristianos y musulmanes resulta enriquecedor. Desgraciadamente no todos están de acuerdo con estos sabios criterios. Pero no cabe duda de que estas conclusiones manifiestan un clima que debemos apoyar y difundir. Sería bueno, por otra parte, que estos coloquios se prosiguieran en otros lugares y a otros niveles, con expertos sí, pero con creyentes de base también.

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