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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

29
Ago
2008
Creer en ateo
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Un enamorado del Misterio Trinitario muy atento a lo que dicen los hermanos ateos; hermanos sí, porque todos somos hijos del mismo Padre; muy atento sí, porque en los diferentes colores y diferentes frutos, en las características propias de cada uno, es posible descubrir la misma tierra de fondo que a todos da la vida y a todos alimenta. Con estas palabras pretendo aproximarme a la gran labor teológica de Sebastián Fuster y presentar su último libro que, según él mismo indica es una “carta abierta” a sus compañeros de ruta, la ruta de los que buscan y buscan la Verdad. El título: Creer en ateo. Ateos y creyentes mano a mano. Lo acaba de publicar la editorial Edibesa.

Sebastián Fuster ha tenido la delicadeza de obsequiarme un ejemplar. La emotiva dedicatoria personal la guardo para mi. Pero en su dedicatoria genérica (por llamarla de algún modo) se puede leer: ”No pretendo ni probar nada ni convencer a nadie y menos todavía discutir o izar banderas. Las imposiciones no encuentran sitio en el mundo de los caminantes libres… Confieso haber tomado lección de quienes no piensan como yo. Saber escuchar es una asignatura que me costó aprender. Jubilado, y todavía no la manejo bien”.

Creer en ateo. Sugerente título. Porque los que no creen, también creen. Creen en muchas cosas, pero al menos creen que Dios no existe: “creo” que no existe. Porque probar, lo que se dice probar, ¡lo mejor de la vida desborda todas las pruebas y todos los laboratorios! Y los que dicen creer, a veces necesitan purificar su fe para no convertirla en fanatismo. El gran problema “no es la religión sino el fanatismo”, dice Fuster citando a Amós Oz. Creer en ateo. Porque la fe no es una seguridad obcecada y servil, sino conciencia de lo que no sabemos, confianza en lo que nos supera, convicción perseverante y fecunda. La fe no es la guarda celosa de la verdad, sino búsqueda de la verdad donde quiera que esté, sabiendo que siempre nos desborda, convencidos de que nadie tiene la exclusiva, de que todos tienen algo que aportar. Por eso el creyente es mujer/varón de diálogo. Y si no, es otra cosa, fanático quizás.

Gracias, Fuster, por tu libro, tus clases, tu vida, tu ejemplo, tus palabras cercanas. Gracias, maestro, profesor, hermano, amigo.

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27
Ago
2008
De la abundancia del corazón
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Es significativo leer juntas las portadas de ABC y de El Mundo del pasado martes, día 26: “(El Ministerio de) Fomento inspeccionó a Spanair cien veces sin el más mínimo problema”, titula ABC. “Fomento sólo hizo cien inspecciones a 75.000 vuelos de Spanair en 2008”, dice por su parte El Mundo. No se trata de la botella medio llena o medio vacía. Se trata de que los intereses condicionan el tipo de información y el modo de ofrecerla. A veces el interés condiciona el conocimiento mismo, pero en la forma de titular de estos periódicos el interés condiciona la presentación del mismo dato, para que los lectores, en un caso, se hagan una idea positiva de la compañía aérea, y en otro y con el mismo dato se hagan una idea muy negativa.

Jesús decía que de la abundancia del corazón habla la boca. Nuestras palabras son un reflejo de lo que llevamos en el corazón, ese lugar de donde brotan los buenos deseos, pero también lo peor de nosotros mismos. ¿Cuántas veces no hemos utilizado informaciones neutrales e incluso buenas sobre una persona para retorcerlas y dejarla en muy mal lugar? ¡Mentimos, dañamos, y hasta pensamos que decimos la verdad! Nuestro egoísmo nos ciega.

En el prólogo de su libro sobre Jesús, Benedicto XVI dijo dos cosas muy inteligentes. Una, que su libro no debía considerarse un escrito del Magisterio. Otra, consecuencia de la primera: que el libro podía ser criticado. Pero, una vez dicho eso, pedía una lectura benevolente, unos ojos que leyeran con simpatía. Lo que el Papa pide para sí vale para todos. En todos los terrenos. Sin duda todos actuamos condicionados, no hay una mirada humana totalmente exenta de intereses. Eso puede ser bueno: nos ayuda a mirar a las personas con ojos misericordiosos. Pero puede ser malo: puede hacer que las miremos como objetos para nuestra utilidad egoísta. Si de la abundancia del corazón habla la boca, tarea permanente de quién quiere identificarse con el autor de esta frase es la purificación del corazón.

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23
Ago
2008
Apariencias que engañan
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Las apariencias seducen y engañan. Cuando engañan, algunas son más peligrosas que otras. Hay mucha apariencia, mucha falsedad, muchas ganas de que los demás piensen lo que en realidad no es, y eso en todos los terrenos, el político, el social, el económico. También en el eclesial. Y en el personal.

En estas Olimpiadas hemos sabido de apariencias que buscaban “mejorar” la realidad: la niña que cantaba el himno a la Patria en el acto inaugural, mientras salía al estadio la delegación china, prestaba su cuerpo, porque la voz era de otra niña oculta, cuyo físico no era el adecuado para dar la imagen pretendida por el Gobierno de Pekín. Y los 52 niños y niñas que representaban a las distintas etnias chinas eran actores, casi todos de la etnia mayoritaria.

Una apariencia no muy conocida que me contó una monja que ha trabajado con presos dentro de la cárcel: esas oraciones a San Judas Tadeo o al Espíritu Santo que, con cierta frecuencia, aparecen en los anuncios clasificados de los periódicos, son mensajes en clave que se envían los presos entre ellos y/o con sus contactos en el exterior. No sé qué es preferible, que se trate de mensajes cifrados o de anuncios propios de gente crédula, que desvirtúa la religión y la confunde con la magia. En uno u otro caso, malas apariencias.

También es cierto que el descubrimiento de que lo real puede ser distinto a lo que aparece, ha dado lugar a importantes disquisiciones filosóficas. Ha sido también un estímulo para los avances científicos. Pero sin ir tan lejos o quizás yendo más lejos aún, los cristianos estamos llamados a vivir en la verdad. Vivir en la verdad compromete, pues implica fundamentar la vida en valores auténticos, más allá de componendas. Vivir en la verdad exige paciencia y constancia, porque la verdad hay que conquistarla cada día. Desgraciadamente, a veces tengo la impresión de que a muchos niveles falta voluntad de verdad.

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20
Ago
2008
Llorar
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"El campeón olímpico de 110 vallas sufrió una lesión que sumió a China, literalmente, en un mar de lágrimas" (Titular de prensa). Estos días, en las Olimpiadas, se ha llorado mucho, por ganar y por perder. Pero hay otras lágrimas.

Este verano he visto llorar a un hombre. Aparentemente la vida le sonríe, mucha gente le rodea y hasta le admira. Sin embargo, lloraba desconsolado. Me decía: mi vida está vacía. No tengo amigos. No tengo amor. Sólo tengo dinero. No supé qué decir. Murmuré algo así: Tienes a Dios. Da tu dinero, ese "dinero injusto" del que habla el Evangelio (aunque humanamente sea dinero muy legítimo) que sirve para "hacerse con amigos" (Lc 16,9). Da tu dinero y encontrarás a Dios. Date a tí mismo y lo encontrarás. Él te está diciendo algo. Estas lágrimas son un signo de su presencia. De su amor.

Este verano he visto llorar a un joven. Me decía que no tenía trabajo, que la vida no vale la pena. Que si no sirves para nada, la vida no vale nada. Había perdido la esperanza. Tampoco supe qué decir. Murmuré algo así: la vida vale por sí misma. Pero a lo mejor no se trataba de decir nada, sino de escuchar, comprender, acompañar. Con dinero y sin dinero la gente llora. No de la misma manera, pero llora. El llorar no sólo nos distingue de los animales. Nos hace entrar en nuestro interior. Nos hace humanos. ¡Ojalá también nos saque de nosotros para ir al encuentro de los otros y del Otro!

Jesús también lloró. Lloró por su amigo Lázaro. Era un hombre sensible. Se conmovía ante la miseria, pobreza y necesidad de la gente. Padecía con los padecimientos y miserias de los demás. Las lágrimas de Jesús y sus sentimientos entrañablemente maternos son un reflejo de las lágrimas de Dios. Dios también llora a través de nuestras lágrimas. Seguro que durante este verano, ha llorado mucho al ver a tanta gente desesperada que se embarca en frágiles embarcaciones para llegar a un mundo que no les recibirá precisamente con los brazos abiertos. Eso si es que llegan vivos. Que en las lágrimas de esos africanos veamos las lágrimas de Dios que esperan nuestro consuelo.

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18
Ago
2008
Escenas veraniegas
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Reanudamos este blog recordando algunas escenas ocurridas mientras ha estado silencioso. Una, el encuentro patrocinado por el Rey de Arabia Saudita que tuvo lugar en Madrid a mediados de julio, so pretexto de diálogo interreligioso. Si lo hubiera organizado en Riad hubiera resultado más creíble, porque hablar sobre religiones (religiones en plural) en Madrid no tiene mérito. En la capital del Reino del rey patrocinador del encuentro resulta imposible.

Segunda escena: el Papa en Australia. Novedad menor en este viaje, pero novedad: un grupo de chicas y chicos comieron con Benedicto XVI. Al acabar, el joven español que compartió mesa y mantel con el Papa dijo, con algo de ingenuidad, que el Papa comía como todos y hasta se manchaba como todos. No hay como la cercanía para ver las cosas desde la perspectiva de la normalidad y para darse cuenta de lo parecidos que somos los humanos. Las próximas Jornadas mundiales de la juventud católica -precisión justa lo de católica- tendrán lugar en Madrid. Una cosa ganaremos: evitaremos protestas reivindicativas sobre casos de pederastia por parte de clérigos indignos que últimamente se hacen presentes en los viajes papales. Dicho sea en honor del clero español.

Tercera escena. Como en años anteriores Luis F. Ladaria –desde hace mes y medio Monseñor Ladaria- ha descansado, durante el mes de agosto en su ciudad natal, Manacor. Allí sus paisanos le han manifestado su afecto con motivo del nombramiento como Secretario de la Congregación de la doctrina de la fe. A mi, por motivos personales, me alegra este nombramiento. Y por motivos teológicos, me parece un acierto.

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13
Jul
2008
Llegar en el momento oportuno
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A todos mis lectores les deseo que puedan tener un tiempo de descanso, cuanto más largo mejor. Si necesitan descansar eso significará que han trabajado mucho y bien. Yo también voy a dejar Valencia, para ir a casa de mi madre, y estar unos días tranquilo, sin libros, sin preocupaciones, sin que nadie me llame para pedirme un retiro, un cursillo, un artículo, una conferencia. Eso sí, esperando la llamada de mis sobrinos para que vaya a la playa con ellos. Sin horarios y sin prisas. De verdad que a todas y todos les deseo unos días de vacaciones y lamento que no todos puedan disfrutar de un tiempo vacacional. Hasta el Papa se va de vacaciones.

¿Propósitos para las vacaciones? Mejor ninguno. Por si luego no se cumplen. Eso sí, todo cristiano debería recordar que Dios se va con él allí donde vaya. Si el cristiano va de vacaciones, Dios se va con él de vacaciones. Por tanto es bueno aprovechar un rato de tranquilidad, por la mañana y por la tarde, para rezar con paz y sosiego, para dar gracias a Dios por el don de la vida, para decirle que no le olvidamos, que siempre contamos con él. Otra cosa muy buena es volver a visitar a esas amigas, amigos o familiares que hace tiempo que no vemos. “Siempre que alguien viene a vernos llega en el momento oportuno”, dice T. Radcliff. Aprovechar el calor del verano para reavivar los calores del encuentro. En verano Dios y los hermanos nos esperan. Encontrarse con ellos, eso siempre es oportuno.

Entre unas cosas y otras este blog se reanudará a partir del 20 de agosto, fiesta de San Bernardo, día en el que se apagan los calores, según dice un refrán de mi tierra. Un beso a todas y todos.

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7
Jul
2008
Fútbol y religión
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La vida tiene muchas facetas. Todas están relacionadas. No es posible vivirla en compartimentos estancos. Hace tiempo que la antropología y la teología han dado por superadas las visiones dualistas de la persona. Sustantivos como mente y espíritu pueden ser sustituidos por adjetivos como espiritual y mental, que califican actividades y funciones de la persona en su conjunto. El sujeto humano es un todo único, un sistema complejo en el que cada “parte” se comporta como se comporta porque es parte de un todo, de un sistema concreto.

Todas esas consideraciones vienen a cuento de una anécdota ocurrida en un pueblo del Levante español, con motivo de las fiestas patronales. El 29 de junio pasado se jugaba la final de la Eurocopa de fútbol entre España y Alemania. Ese mismo día tocaba celebrar la procesión del santo patrono de la localidad. El alcalde de este pequeño pueblo puso a votación si se suprimía o no la procesión. Resultado de la votación: hay procesión. Sale devotamente la procesión, con los cantos y oraciones al santo, presidida por el Sr. Párroco. En un momento dado se oye un grito: goooooool. Los cantos se paran, la procesión se detiene. La banda de música cambia de sinfonía y comienza a tocar el himno nacional; los portadores del santo empiezan un baile con el santo, y los asistentes a la procesión se unen al baile.

Supongo que hubiera sido inteligente cambiar la hora de la procesión. Pero quizás también en eso pesan mucho las tradiciones. Lo cierto es que ocurrió como les cuento. La anécdota tiene sin duda muchas lecturas. Yo prefiero quedarme con la que he insinuado en la entrada del artículo, a saber, la unidad de la persona. La religión es indisociable de los estados de ánimo, del trabajo, del carácter, del descanso… Y, si bien no se puede confundir con ninguna de esas facetas, resulta inseparable de todas ellas. Ella influye en los demás aspectos de la vida, y la vida modula la vivencia de la religión.

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5
Jul
2008
Funerales de Estado
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¿Qué se entiende, al menos en España, por funeral de Estado? Una celebración de la Eucaristía en la que se ora especialmente por un difunto fallecido recientemente, que ha prestado servicios relevantes al Estado español, o por una o varias personas fallecidas en circunstancias extraordinarias y a las que se quiere rendir un homenaje público, debido al impacto social causado por tales circunstancias. Hay que añadir algo más: esta celebración está solicitada por el Gobierno de la nación y en ella participan autoridades importantes del Estado. Me parece que no me dejo nada. Doy por supuesto que el difunto está bautizado, que no ha renegado públicamente de su fe y que bien él mismo o algunos de sus más cercanos allegados practican, más o menos, la religión católica. Los asistentes es otra cosa: pueden estar allí por motivos muy nobles, pero no necesariamente en razón de su fe. Más aún, en el funeral de Estado los que ocupan los puestos más visibles lo hacen en razón del cargo que ocupan.

Leo que el PSOE pretende que en la nueva Ley de Libertad Religiosa se supriman los funerales de Estado. ¿Qué significa esto? ¿Qué de ahora en adelante el Gobierno ya no va a solicitar tales funerales, ni tampoco van a asistir al posible funeral solicitado por la familia autoridades públicas por el hecho de ocupar un determinado puesto? Si significa esto, no veo motivo alguno para que los creyentes nos molestemos. Lo lógico es que quien promueva la celebración de una Eucaristía lo haga por ser creyente y por motivos que tienen que ver con la fe católica. El Gobierno en cuanto tal no tiene que solicitar Eucaristías. La Eucaristía es un acto eminentemente creyente, en el que participan sobre todo los creyentes, en el que se comparte la fe, se escucha con fe la Palabra de Dios, se recibe el pan de la vida eterna y el cáliz de la salvación, los asistentes se sienten y se saben hermanos, unidos por un mismo Padre, al que invocan desde el fondo de su corazón. Eso también es un funeral. Y cuando lo que quedan claras son otras cosas, y esas que acabo de describir quedan en segundo plano, se desvirtúa el sentido profundo de la celebración. Por eso, y salvo mejor opinión, eso de los funerales de Estado no acaba de sonarme bien. Si en vez de funerales, decimos Eucaristías de Estado, aún suena peor. Antes de enfadarnos por esta propuesta del Partido Socialista deberíamos pensar los motivos del enfado. Y no mezclemos las cosas: ¿qué persecución hay en que las autoridades civiles asistan o no a la Eucaristía, la promuevan o no la promuevan, mientras puedan promoverla y asistir los que libremente lo deseen?

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4
Jul
2008
A Dios primero
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Ingrid Betancourt, ex candidata a la presidencia de Colombia, que llevaba seis años en poder de la guerrilla, ha sido liberada. La prensa y demás medios de comunicación se hicieron ayer amplio eco de la noticia, destacando la importancia política de la liberación y los detalles logísticos de la operación militar. ¡Allá cada uno con sus intereses! A mi me interesa destacar lo que los medios han silenciado, a saber, las muestras de fe de esa mujer. La prensa escrita y las televisiones han ignorado que lo primero que ha hecho Betancourt, una vez liberada, ha sido rezar y dar gracias a Dios. Les invito a que vean un emotivo video sobre el tema pinchando aquí. Que las primeras palabras en libertad sean de acción de gracias a Dios es un modo de decir alto y claro que ha sido la fe la que le ha sostenido en el cautiverio. Hay algunas fotos significativas de la rueda de prensa que ofreció la liberada al llegar a Colombia. En una se ve como de la muñeca de su mano en libertad penden un rosario y una cruz.

Ayer por la tarde Radio Caracol de Colombia, junto a la Cadena Ser de España, transmitieron la primera entrevista a Betancourt en libertad. Se oyeron palabras de perdón para sus secuestradores y de amor a los suyos, manifestaciones de solidaridad con los todavía cautivos y su deseo de que sean pronto liberados. Y dijo unas estremecedoras palabras en referencia a sus secuestradores: hay que perdonar, hay que aceptar que el otro tenga espacios cuando probablemente uno quisiera que no los tuviera; hay que revisar nuestra actitud ante el que piensa diferente y comprenderle; así puede surgir la Pascua. Más aún, añadió Ingrid Betancourt, el secuestro me ha ayudado a conocer la condición humana; debemos ser conscientes de que todos somos capaces de hacer cosas horrorosas; de llegar a grados de depravación según las circunstancias en las que nos encontremos. Es necesario estar cerca de Dios para que eso no nos ocurra. ¡Sabias palabras, sólo posibles en una mujer de profunda fe! En la prensa nada de eso he leído y en las televisiones nada he oído. Han callado lo más importante.

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3
Jul
2008
Credulidades
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Una persona seria, culta, buena cristiana, me contó que durante muchos años había vivido sin fe, alejada de la Iglesia. Y en estos años había vivido inquieta, había buscado. Mi sorpresa vino cuando precisó los lugares de búsqueda: tarot, videncias, adivinación, en fin, todas esas cosas que pueden ustedes ver anunciadas (no pierdan el tiempo, por favor, pero bueno, todos sabemos que ahí están) en muchas televisiones de ámbito local e incluso de ámbito nacional a partir de las doce de la noche. Al ver mi sorpresa añadió: “Si supieras la cantidad de gente conocida que va a esos sitios”. Pues sí, debe ir gente, y esos teléfonos de coste alto deben tener muchas llamadas, porque la publicidad es cara, y cuando se publicita es porque tiene resultados. También en postes pegados por las calles de nuestras ciudades y en publicidad entregada a mano se encuentra uno con sorpresas: “Gran vidente africano, con mucha experiencia, te ayudará a resolver todo tipo de problemas: negocio, retorno de un ser querido, entendimiento entre cónyuges, mal de ojo, quitar hechizos, encontrar pareja, exámenes, suerte y trabajo”.

El ansia mal encauzada de religión se traduce en credulidad. A veces pienso que no hemos sabido responder a los deseos de mucha gente sencilla, no hemos sabido comprender la necesidad de una religiosidad al alcance de todos. Quizás tampoco hemos sabido predicar a Jesucristo y hemos perdido el tiempo en batallas y competencias eclesiales. Quizás no hemos sabido ver la gran necesidad que tiene la gente de buena espiritualidad. Hay mucho vacío interior, mucha necesidad de amor, de esperanza, de alegría. La gente se refugia donde puede. El Evangelio es lo que de verdad puede llenar el corazón humano. Pero, cuando no se presenta bien, cuando no se conoce, la gente busca en otras partes. Algo de eso decía Tomás de Aquino a propósito del placer: nadie puede vivir sin placer. Y al respecto aclara que los placeres espirituales son mejores que los corporales. Pero cada uno acude a lo que conoce. La gente soluciona sus penas de muchas maneras: leyendo un buen libro, escuchando música, conversando con un amigo, paseando por la playa, o tomando alcohol. Algo parecido ocurre con las necesidades religiosas y con el enorme vacío que hay dentro de cada uno cuando no tiene a Dios: a falta de buena religión, se buscan devocioncitas o supersticiones.

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