9
Ene2011Capacidad de creer
3 comentarios
Ene
La fe presupone la Revelación, es el correlato subjetivo de la Revelación. Pero antes presupone otra cosa: la propia capacidad del ser humano para realizar un acto de fe. Acto que no sea contrario a su dignidad. ¿La naturaleza humana está constituida para creer en Dios? La capacidad de creer no es extraña al ser humano. Ella forma parte de su dignidad y no de sus límites. El hombre está constituido como homo credens, como radicalmente creyente. La fe es el lecho natural que hace posible la vida, la convivencia, el amor. ¿Qué sería del amor si yo no me fiara de mis amigos, de mi esposa, de mis hijos?
Se hace, pues, necesario, antes de hablar de fe religiosa y para poder hablar de ella, un análisis a priori de la capacidad de creer. La fe forma parte de la psicología humana, como forman parte de ella las pulsiones sexuales. Si forma parte de la psicología humana, habrá que analizar sus desviaciones, sus neurosis, así como las condiciones de su buen o mal ejercicio. El análisis de la dimensión fiducial de la conciencia humana, permitirá discernir las condiciones de posibilidad y de inteligibilidad de una revelación auténtica. Del mismo modo que el análisis del correcto uso de la sexualidad permite discernir la conveniencia de determinados objetos sexuales. Por ejemplo, si resulta aberrante confiar en un asesino, tenemos ahí un criterio para apreciar si la propuesta de un Dios que exige sacrificios humanos es una posible o imposible revelación. Una buena pulsión no está dispuesta a creer cualquier cosa ni a dirigirse a cualquier objeto.
Si hay una pulsión que nos mueve a creer, eso implica el postulado de una connaturalizad entre creación y revelación, entre lo humano y lo divino. Lo que la revelación ofrece nunca puede ir en contra de lo humano, nunca puede atentar contra su dignidad. Tenemos ahí un criterio negativo para valorar la autenticidad de una revelación. La razón es condición previa de la fe, como el ser humano es condición previa del ser cristiano. Ya decía Tomás de Aquino que “la fe presupone el conocimiento natural, como la gracia presupone la naturaleza”.