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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

18
Jun
2010

Yo no invito a imitar al cura de Ars

7 comentarios

Declaraciones de Monseñor Raffin, obispo de Metz, en pleno año sacerdotal, llenas de buen sentido y que se prestan a muchas aplicaciones: “Hemos querido celebrar el año sacerdotal acudiendo a Ars, cerca de los recuerdos del cura de Ars, para contagiarnos de su espíritu. No se trata, evidentemente, de rehacer la materialidad de lo que hizo el cura de Ars en este pueblecito de Dombes, en el siglo XIX. Sería equivocarnos de siglo. Nosotros debemos retomar como cosa nuestra su compromiso, que fue un compromiso total a su misión de sacerdote en circunstancias extremadamente difíciles. Y ahí es donde puede todavía inspirar nuestro trabajo pastoral. Que quede muy claro, yo no invito a imitar al cura de Ars en la materialidad de su ministerio, sino –para decirlo con la terminología del Vaticano II- a imitar su caridad pastoral”.

A los santos, como a todos los personajes de la historia, hay que situarles en su contexto. Los contextos son irrepetibles. Repetir lo mismo es un contexto distinto, no es repetir lo mismo. A veces, haciendo los mismos gestos y diciendo las mismas palabras en distintos contextos, puede incluso decirse lo contrario. Cada uno vivimos nuestra propia historia. Los santos vivieron la suya. Fueron fieles en su situación. A nosotros se nos pide ser fieles en la nuestra. En este sentido, las grandes figuras del pasado no están para ser repetidas. Lo mejor que podemos hacer con ellas es reinterpretarlas en consonancia con nuestra propia situación. Así se convierten en un estímulo para nuestra responsabilidad presente.

A veces formulamos mal las preguntas y por eso obtenemos respuestas poco valiosas. ¿A qué horas rezaba Sto. Domingo? Pregunta poco útil, que quizás interese a los historiadores. Lo importante no es la hora en la que rezaba, porque esta hora estaba marcada por su ritmo de trabajo y las posibilidades de aquella sociedad. Lo importante es que nos dejemos contagiar de su espíritu apostólico y orante, y busquemos los mejores modos para que nuestro apostolado sea hoy contagioso y nuestra oración sea viva y comprometida.

A veces se oye decir: “si Santo Domingo levantara la cabeza, no se reconocería en lo que hacen hoy los dominicos”. Ante una afirmación tan desafortunada cabe responder: “si los que así piensan se trasladarán al siglo XII, tampoco se reconocerían en lo que hacía Santo Domingo”.

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perpetuo socorro
18 de junio de 2010 a las 10:25

todos estos tienen algo en comun, creo que eso es lo que hay que imitar, unirse a Cristo en la oracion, algo se nos pegara...lo demas no es cosa nuestra sino suya, Nada mas, es asi de facil

Desiderio
18 de junio de 2010 a las 12:24

Supongo que a veces tendemos a confirmar nuestros comportamientos, a reafirmarnos en nuestras creencias, utilizando estas comparaciones sin darnos cuenta de que a menudo, como dices, no es lo más indicado. Y ya no sólo por la diferencia histórica con estos santos. También es fácil que, en nuestra época actual, actuemos no tanto por nuestras convicciones como por lo que se espera de nosotros. Necesitamos actuar según las expectativas que se tienen de nosotros, sin haber hecho nuestra realmente esa forma de actuar. Y cada persona es un mundo. Lo que a una le puede ir bien, a otra puede no irle tanto. O mejor dicho, lo que una persona dice de buena fe, pero bajo los parámetros de su vida y de su historia, a lo mejor no es lo mejor para nosotros o no lo captamos igual bajo los parámetros de nuestra vida y de nuestra historia. Sin ánimo de pretender ser un anarquista, sí que creo que es básico que sepamos filtrar por nuestro entendimiento, por nuestro corazón, por nuestra oración, todo aquello que escuchemos y veamos en los demás, todo aquello que entendamos que debemos hacer.

Bernardo
18 de junio de 2010 a las 14:03

Claro que no se trata de imitar. Todo el mundo es irrepetible y aunque se quiera no puede imitarse. Tampoco es recomendable desde el punto de vista de la salud mental. He conocido algún sacerdote que "imitaba" al cura de Ars y así acabó el pobre. De lo que se trata es de ser creativo en tu momento histórico y eso sólo puede hacerse siendo fiel a la tradición. Una tradición viva, eso es la Iglesia, y todos los creyentes estamos llamados a re-crear la fe en cada circustancia histórica y social. Ni siquiera se puede o debe imitar a Jesús, la categoría es la del "seguimiento". Se trata de ser tú mismo desde lo que ha sido la tradición.
Qué gusto leer tan inteligentes palabras en boca de los prelados.

Dvqe
21 de junio de 2010 a las 20:30

El Santo Cura de Ars fue inimitable, y por tanto, uno de tantos que pasó haciendo el bien. Tal vez sea eso lo que lo convierte en intemporal. El fin último para el que fue seleccionado y elegido pasará a la Historia de aquellos que inspiran a vivir el sacramento del momento presente. Ni el pasado ni mucho menos el futuro.

Ariadna
2 de julio de 2010 a las 02:29

Nunca hay que imitar a ningún Santo, sabiendo que Dios tiene un plan para cada uno en esta vida

Lauren Sevillano arroyo
31 de julio de 2024 a las 13:30

Conozco sus publicaciones y me enriquece e ilumina su reflexión teológica siempre fiel, acertada y actual. Muchas gracias

juan garcia
1 de agosto de 2024 a las 19:24

Uno tiene que ser fiel a sí mismo. Por tanto tenemos que descubrir lo que debemos ser, pues solamente siendo uno mismo llegaremos a ser reconocidos. No está de más seguir el ejemplo de los que através de la historia se dejaron llevar por el ejemplo de Jesús. Sólo en Jesús tenemos la redención. Por lo tanto, lo que los santos practicaron fue para ellos la fuente y el origen de su santidad.

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