1
Nov
2007Nov
Verdad de la buena
4 comentariosEn un libro escrito para “uso de quienes deben acercarse por primera vez al estudio de la filosofía en el bachillerato”, afirma Fernando Savater que la vida no tiene sentido porque acaba con la muerte. Para añadir después que la muerte ya ha sido derrotada una vez. ¿Cómo? Naciendo. El día que nacimos vencimos a la muerte. ¿No hay una cierta incoherencia entre ambas afirmaciones, la de que la muerte ha sido vencida y la del sin sentido de la vida? Si la muerte ya ha sido vencida una vez, gracias al “milagro” de la vida (el calificativo es de Savater), me pregunto si el mismo poder, sea cual sea, que ha logrado tal victoria, no puede actuar otra vez logrando algo así como la resurrección de los muertos. Lo que una vez ha ocurrido, ¿por qué no puede ocurrir otra? ¿Qué resulta más creíble o para qué se necesita más poder: para pasar del no ser al ser o para mantener el ser en el ser? “Tan gratuito es existir como seguir existiendo siempre”, escribió Miguel de Unamuno. El que la segunda gratuidad “esté por ver” no significa más que eso: que ya veremos. Quizás por eso Unamuno añadió: es “torpeza grande condenar el anhelo por creer probado, sin probarlo, que no sea conseguidero”. El argumento de que el poder que ha hecho posible la vida puede hacer también posible la resurrección ya lo empleaban los Padres de la Iglesia y antes el segundo libro de los Macabeos. El poder que hace surgir el ser del no ser es el mejor argumento para afirmar el poder de Dios de resucitar muertos. Si Dios puede suscitar vida de la nada, por el mismo poder puede devolver la vida a los muertos.
Desde fuera de la fe lo prudente es decir: la muerte es un “no saber”. No sabemos a donde vamos. No entro en si la prudencia es criterio de ciencia o filosofía, aunque bien sé que para ellas la verdad no es, por principio, interesante. Pero sí afirmo que según la fe cristiana hay una verdad que es “verdad de la buena”, pues esta fe se prolonga en esperanza.
Desde fuera de la fe lo prudente es decir: la muerte es un “no saber”. No sabemos a donde vamos. No entro en si la prudencia es criterio de ciencia o filosofía, aunque bien sé que para ellas la verdad no es, por principio, interesante. Pero sí afirmo que según la fe cristiana hay una verdad que es “verdad de la buena”, pues esta fe se prolonga en esperanza.