May
Una revelación condicionada por las preguntas
8 comentariosDecía en el anterior post que la Revelación de Dios al ser humano toma la forma de diálogo. Vamos a profundizar algo más en esta concepción y ver, de forma muy concreta, de qué modo la revelación está condicionada por unas preguntas concretas que dan forma a la respuesta divina. Tomemos el caso de las palabras y acciones del Jesús histórico, por medio de las cuales Dios se revela. Estas palabras y obras estaban condicionadas por unas circunstancias, necesidades, personas y situaciones con las que Jesús se encontró. Jesús dice lo que dice por la interpelación que le supone el ambiente en el que tuvo que hablar. Jesús revela a Dios provocado por las preguntas que le formulan sus oyentes. Si le hubieran formulado otras preguntas, si se hubiera encontrado con otro contexto social, hubiera dado otras respuestas, hubiera hablado de otra manera. En el modo de actuar y de hablar de Jesús queda muy claro que Dios se da a conocer por medio del diálogo y que la revelación exige la participación de los seres humanos.
Veamos ahora el caso de la Sagrada Escritura, en la que Dios sigue hablando al hombre de hoy. Estos libros están escritos en función de unas determinadas necesidades eclesiales. El evangelista Mateo no dice lo mismo que el evangelista Lucas porque no se dirige a los mismos destinatarios. La interpelación y los problemas de estos destinatarios son perceptibles en los escritos de Lucas, Mateo o Pablo. También estos escritos han surgido como resultado del diálogo con unas determinas necesidades humanas. Igualmente habría que decir que la predicación de la Palabra Dios hoy requiere conocer a sus destinatarios. Porque si la predicación de la Iglesia no responde a la situación y necesidades de los oyentes de Dios se convierte en una lista de respuestas a preguntas que nadie hace. Este tipo de respuestas no interesan, y así la predicación no llega y la Palabra de Dios cae en el vacío.