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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

19
Abr
2007

Transanimal, pero en negativo

11 comentarios
El ser humano es un animal, un mamífero placental. Esto es una evidencia. Pero es un animal que al mismo tiempo posee características transanimales, como su capacidad de fabricar herramientas, su capacidad de abstracción y de arte, y el hecho de que entierra a sus muertos. Cuando los vivos vivían en chozas de barro, este animal humano fabricaba casas de piedra para guardar a sus muertos.

Me pregunto si otra característica transanimal del ser humano, no positiva como las anteriores, sino muy negativa, es su capacidad para hacer el mal por el mal. Digo esto porque acabo de leer que en Mallorca un juez ha decretado el ingreso en prisión de un padre de 25 años acusado de violar analmente a su hija de 3 años. Conozco casos de abusos sexuales sobre menores por parte de parientes muy cercanos. Me hablan de mafias de padres que filman a sus hijos e hijas mientras los vejan y luego venden los videos. Pero el caso al que ahora me refiero impresiona por la edad de la pequeña. ¿Qué placer, aunque sea malsano, puede producir un abuso sobre una niña de tres años? Sencillamente, no lo entiendo. ¿Acaso este muchachito de 25 años piensa que las hijas son propiedad del padre, algo así como “la maté porque era mía”? ¿Es que el instinto sexual puede anular al instinto paternal, al natural cariño que despierta una niña que es casi un bebé? Esto no parece un rasgo animal, pues si lo fuera le evitaría ser responsable de sus actos. Parece transanimal, pero en negativo. Es una perversión que muestra que ser padre es algo más que fecundar a una mujer.

¡Queda mucho por ahondar en Cristo! ¡Hay sombras muy oscuras! Se diría que hay un pecado original que nos acompaña. Sólo apoyándonos en una fuerza contraria al mismo es posible superarlo. De las consecuencias de este pecado encontramos huellas en gestos como este. De la misma forma que los geólogos encuentran radiaciones de fondo que son huellas de una primitiva explosión que originó el universo.
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JMValderas
19 de abril de 2007 a las 17:52

Querido Gelabert los duendes del PC te han jugado alguna que otra trapisonda. Donde querías decir cosmólogos, quizá Wilson y Penzias, te han colocado unos geólogos que nunca se las vieron tan grandes a propósito de la radíación cósmica del fondo de microondas. Buena idea la de buscarle un "fondo" biológico a la moral de los mamíferos vivíparos placentarios, o euterios, entre los que nos encontramos. Justamente hoy Gazzaniga cerraba la última página de un periódico sobre la cuestión, la de la ética, que él atribuía a una convención social. ¿Existe un innatismo moral? ¿Cómo conjugarlo con la recta razón de la ley natural? Un campo abierto para los teólogos morales al que santo Tomás hubiera hincado el diente. ¿Qué dirías tú como teólogo sobre el particular? Si me permites, cuando sepa tu opinión, te expongo la mía.

M. Gelabert
19 de abril de 2007 a las 21:11

Amigo Valderas: cierto, he cometido un error. Donde dije geología tenía que haber dicho cosmología. Se va a quedar así. Lo escrito, escrito está, y la corrección bienvenida sea. Te aclaro que no soy moralista, mi campo es más bien la dogmática y el diálogo fe-cultura. Tus opiniones son valiosas y se agradecen, porque no sólo animan, sino porque enriquecen los blogs de dominicos.org. ¿Innatismo moral? No me gusta la expresión, pero entiendo lo que con ella se quiere decir. ¿Mi opinión? Pues que es bueno distinguir entre moral como estructura y moral como contenido. Por decir algo más: me quedo con Gaudium et Spes, 16: en su conciencia el hombre descubre la existencia de una ley que no se dicta a sí mismo. Eso sí, esta ley tiene una base racional, y en última instancia hace referencia a la ley natural, reflejo de la imagen de Dios en todo ser humano. Bueno, me he dejado provocar, pero no pretendo ni responder y menos pontificar. Mi comentario no pretendía llegar tan lejos, sino solo dejarse sorprender por un acto abominable y hacer una pequeña reflexión de tipo más dogmático que moral (tema del pecado original que me preocupa -intelectualmente, claro, no se me entienda mal- más que el tema del pecado, por decirlo de forma rápida). Quizás no he acertado, quizás.

JMValderas
19 de abril de 2007 a las 21:57

Querido Gelabert Ahí va la mía. Se habla de innatismo a propósito de la moral para señalarle un origen biológico de las mismas características que el que conceden al lenguaje Noam Chomsky y su escuela. En cierta manera vendría a ser algo parecido a lo que tú das a entender con la palabra estructura, aunque no me gustan las mixtificaciones. Expresaré mi opinión more thomista “actualizada”: los actos morales son actos del sujeto. El sujeto, en todas sus expresiones, refleja indisolublemente unidas su doble condición de cuerpo-mente. Además, refleja otra doble condición, también indisolublemente unidas: su historia evolutiva (propia de la especie) y su historia cultural (formación propia). Por razón de la evolución posee una capacidad intelectual que le permite anticiparse a las consecuencias de sus actos, construir juicios de valor y escoger entre procedimientos alternativos. Justamente por tratarse de algo que hemos venido adquiriendo con la evolución es por lo que, en grado rudimentario, encontramos esa capacidad en otros primates. Con el hombre se produce un salto mental cualitativo, reforzado con la cultura (en sentido antropológico de “lo no adquirido biológicamente”), que le permite distinguir el bien del mal. Es éste un resumen de brocha gorda, porque el asunto da para muchos desarrollos y matizaciones. Una preciosa “quaestio disputata”.

anonimo
20 de abril de 2007 a las 01:20

P. Martín, esta mañana has dicho en clase que ibas a escribir sobre este tema, y no has tardado en hacerlo, gracias por tus reflexiones, dan mucha luz, es cierto que queda mucho por ahondar en Cristo. ANIMO un abrazo

Oscar
20 de abril de 2007 a las 01:38

Por favor, estamos hablando de la violación de una niña. No nos perdamos en elucubraciones propias de otro lugar. Me ha gustado la referencia al pecado original. Tema olvidado, por cierto, que merece una reflexión actualizada. Para explicar el mal hay que ir más allá de una educación equivocada y unas estructuras sociales necesitadas de reforma.

JMValderas
20 de abril de 2007 a las 10:47

Del pecado original justamente se habla cuando se busca una razón biológica a la ética. O en ello debiera pensar el teólogo, siguiendo la dirección aquí apuntada por Gelabert de los comportamientos "congénitamente" perversos. Propio del teólogo es ver más allá de un caso, desgraciadamente harto generalizado, para ahondar en las raíces. Al teólogo dominico se le exige más que a nadie el "duc in altum" del Señor, lánzate mar adentro o hunde el rejo. No basta con lagrimotear. Hay que secarse las lágrimas y mirar en todas las longitudes de onda, las visibles y las del resto del espectro.

maría
21 de abril de 2007 a las 10:10

La violencia de género - la violación de esta niña mallorquina por su padre- es algo más que una bella " quaestio disputata ". El probable "lagrimoteo" de esta niña mientras era violada por su padre, y las lágrimas físicas psicológicas y espirituales que derramará a lo largo de su vida -infancia violada, confianza violada, -¿ quien la restañará ?-, hunde sus raices en una educación que hace al varón con poder- poder y violencia en este caso- sobre la mujer.Machismo patriarcal. Las lágrimas de esta pobre niña,- de tantas niñas, de tantas mujeres- no son frías elucubraciones eruditas -¿ sabias?- intelectuales, de varones.

¿ Ninguna mujer se siente interpelada? ¿ Por qué no lo reflejais en un comentario?. Probablemente porque no os sentís reflejadas como mujeres, en algunos cometarios sobre la violencia sufrida por esta niña.Que se refleje vuestra voz, quizá no tan erudita, probablemente llena de Vida.
Por solidaridad de género con el dolor y las lágrimas de esta niña mallorquina, dejo este comentario, no porque me interese entrar al trapo de ninguna "quaestio disputata", ni discursos eruditos que hacen de la violación de una mujer un simple pasatiempo blogero. Cuerpo mente y espíritu, no solo cuerpo y mente. Si el espíritu no hace de la razón algo sintiente, vivo, encarnado, queda en el mundo de las ideas, donde ciertamente no llegan los lagrimoteos de una niña violada por su padre.Si, queda mucho por ahondar en Cristo. Varones y mujeres. Eruditos. Saludos.

JMValderas
21 de abril de 2007 a las 10:51

Querida María A cada uno lo suyo. De lagrimoteo no ha hablado Gelabert, ni tampoco de la quaestio disputata. He sido yo, abuelo de dos niñas de 15 y dos meses, respectivamente. Permítame, pues, que sepa o barrunte algo del drama. No sé cómo actuaría si eso le ocurriera a alguna de ellas. Pero, justamente buscando una explicación a ese y otros dramas y aberraciones de semejante índole, con las secuelas que uste cita y varias más, es por lo que yo creo que la profundización del teólogo es necesaria. Gelabert,a cada uno lo suyo, señaló bien el camino. Es un campo abierto donde la teología no ha explorado apenas, en tnto que otros sí quieren enseñorearse desde una perspectiva totalmente materialista (con sus políticas relacionadas con el sexo). En cuanto campo abierto es una "quaestio disputata", preciosa o bella no por ensimismamientos retóricos sino porque puede arrojar mucha luz. Mente y cuerpo son los dos aspectos del hombre, el espiritual y el orgánico. El teólogo tiene que trascender la epidermis de los actos humanos (en este caso horribles) y buscar su raíz. En el pecado original. Un "pecado congénito". De lo congénito se ocupa preferentemente la biología... No es, María, fría ´lucubración.

maria
21 de abril de 2007 a las 11:27

Sr. Valderas: se pasó tres pueblos en la frenada. Evidentemente no me refería al post de Gelabert, sino a su comentario. Y no creo que Gelabert, ni nadie en este post necesite de su defensa.Los paternalismos, en su casa, si se los permite las féminas que le rodean. No minusvalore con su erudito discurso a quienes se acercan por esta web.Probablemente tengan más formación de la que supone. Y más discreción en mostrar su sapiencia. Le aseguro que en otros espacios blogueros no podría mantener esa actitud de estar por encima del bien y del mal. Cada cual habla por sí mismo. Una persona una voz. Y ya que ha tenido a bien traer su condición familiar de abuelo, le aseguro que si algo así le ocurriera a alguien cercano a usted, es probable que se viera implicado a encarnar de forma más viva sus erudiciones - creo que este no es un blog puramente universitario, donde haya que demostrar lo pulido que está uno sino cómo dialogar- no monologar- sobre el post que Gelabert tiene a bien dejar en este espacio. Un blog está abierto al aire fresco de la plaza pública, al que se respira en la Vida, con sus luces y sombras. No a un discurso puramente libresco,más propio de seminarios universitarios, como el que desde hace tiempo vierte usted en esta web, en cualquiera de sus blogs. Y le respondo en solidaridad con la niña mallorquina, con las mujeres maltratadas por la violencia de género. No porque me deje provocar por su paternalismo erudito. Un saludo

esther
21 de abril de 2007 a las 12:45

El ser humano- varon mujer- por el pecado original, está inmerso en estructuras de pecado. El pecado estructural nos afecta a todos. Tiene que ver con el desigual reparto de los recursos, desigualdad de oportunidades en acceso a educación, la cultura. Pecado estructural es la violencia ejercida sobre el o la inocente. Está comprobado por profesionales de la materia que quien ha sufrido violencia durante su infancia, tiene alta probabilidad de ejercer violencia sobre otro ser humano. La mujeres que han sufrido violencia sexual prematura, llegan a pensar que esta es la forma " normal" de expresión del amor. ¿ Existe mayor perversión del Amor, que pensar que éste se manifiesta con violencia? ( " Quien bien te quiere te hará llorar", se decía en sistemas educativos no muy lejanos). La teología tiene el deber no solo de señalar las raices del pecado original, sino de implicarse en el cambio de estructuras que elimine de raiz sus consecuencias. Tambien el padre violador citado en el post es una víctima. Pero es un adulto- no un muchachito- de 25 años. Y lo que es peor, está demostrado que los violadores son reincidentes, y de dificil reinsección social. Toda la sociedad- incluidos teólogos y teólogas se ve inmersa en la necesidad de eliminar las estructuras de pecado que nos hacen a todos, de una forma u otra sus victimas.
Mi solidaridad con todas la víctimas de la violencia.
Felicidades Martín por implicar a la Teología con la Vida

sofía
21 de abril de 2007 a las 13:00

El concepto de transanimal tiene connotaciones con la concepción del ser humano como alguien con capacidad transpersonal. Tanto transanimal como transpersonal hacen referencia a apertura del ser humano a umbrales de consciencia que lo introducen en sus areas más elevadas, en lo espiritual.En lo innombrable y desconocido, sin principio ni fín.
Gracias P. Gelabert por sus lúcidas aportaciones, más allá de lo trillado

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