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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

25
May
2011

Teología para ser amigo de Dios

5 comentarios

Teología ¿para qué?, preguntan algunos. En primer lugar para ser amigos de Dios. Ser cristiano es algo más que ser buena persona. Es ser amigo de Dios. Para eso sirve, antes que para otra cosa, la teología. El principal motivo para estudiarla no es utilitario, algo así como encontrar una ayuda para predicar o ser mejor catequista. La teología vale por sí misma. Tomás de Aquino explica que el estudio de la teología es el más perfecto, sublime y provechoso de todos los estudios humanos. El más perfecto, porque en la medida en que aprendemos teología poseemos ya de alguna forma la verdadera bienaventuranza; más sublime porque por él el hombre se asemeja principalmente a Dios y, como la semejanza es causa del amor, el estudio de la teología une especialmente a Dios por amistad.

Cierto, la oración también nos hace amigos de Dios. Por eso no hay contraposición entre teología y oración. Nunca he olvidado que, siendo yo novicio, escuché a un Provincial decir en un monasterio de monjas contemplativas: “menos teología y más oración”. La teología es una continuidad de la oración. Sin teología no hay buena oración, no hay un correcto encuentro con Dios. Y, si no hay encuentro correcto, no se puede amar con toda la fuerza y la intensidad que requiere el amado.

Por otra parte, la teología es necesaria para comprender bien la Palabra de Dios. No puede amarse lo que no se conoce o se conoce superficialmente. Cuando estamos ante algo decisivo para la propia vida es necesario discernimiento y estudio. Un buen médico no es sólo el que conoce la enfermedad, sino el que sabe ofrecer buenas explicaciones de la misma y buenas soluciones para superarla. Con la Palabra de Dios ocurre lo mismo. No basta con saber lo que “dice”. Es necesario saber por qué dice lo que dice, qué significa lo que dice, qué consecuencias tiene, a dónde conduce y, sobre todo, qué luz para el hoy y el ahora de mi vida aporta esta Palabra. La teología sirve para realizar esta labor. (continuará).

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Bernardo
25 de mayo de 2011 a las 16:13

Decía Eckart que algunos aman a Dios como se ama a una vaca, por la leche que nos da. Con lo que no aman a Dios sino a su propio beneficio. Tengo la impresión que algunos hacen teología como se ordeña una vaca, para obtener ciertos beneficios. Con lo que no hacen teología sino ideología. Este es hoy un peligro cierto y al que algunos sucumben. La teología debe ejercerse casi como una ascesis y con el método socrático. Es como una mayéutica que va pariendo día a día al que la ejerce, con lo que cada día se tiene más la impresión de saber lo mucho que falta por saber.

Juanjo
25 de mayo de 2011 a las 17:39

Quizá tenga esa cierta mala fama la teología porque no se la conoce. O no se la conoce bien. Intuyo, (no lo sé cierto) que en muchos ambientes todavía suena a algo rancio totalmente especulativo y separado de su aspecto vivencial. Se asemeja más a lo que sería una teodicea, o a esa “teologia barroca” de siglos pasados donde se acababa discutiendo “del sexo de los ángeles”.
¿No hacemos todos teología? ¿No es teólogo todo creyente?. ¿Todo fiel que cree, experimenta y se hace una composición de cómo debe ser ese Dios en quien ha puesto su fe? ¿No elabora de alguna forma todo creyente una idea consecuente de Dios? ¿Es eso teología?
No entiendo el cristianismo sin ser “teólogo”. No comparto la postura de quien dice “ a mí que me digan qué debo creer y punto” y como soy muy piadoso no voy a dudar lo que me diga “Mi Santa Madre la Iglesia”.
Cierto que también me hace pensar la frase de José Luis Sampedro (“La sonrisa etrusca” p.312) “La teología es contradicción en términos porque es absurdo razonar a Dios; el mero hecho de pretenderlo prueba el orgullo clerical”. Pero prefiero por ahora no entrar en el terreno de la epistemología usada en teología.

Isabel
25 de mayo de 2011 a las 19:21

Vidas enteras se consumen ante el altar,diariamente,desde el principio de su entrega hasta el fin de su vida.
Vidas monásticas,de muchos incomprendidas"porque ¡ no hacen nada¡.Es decir,ni colegios,ni hospitales,ni misiones vivas:egoismo en una palabra.
¿De qué viven esas almas?Pasan el día en silencio,en contemplación de los Misterios de Dios,año tras año hasta el final de la vida.Cuando las he visitado,siempre me impacta la serenidad de su rostro,me contagia su sonrisa perenne,como si estuvieran de acuerdo,de qué viven?qué dan?.
Se han fiado de Dios,tanto en los momentos de luz como en los de oscuridad.Hablan con su vida,hablan con Dios de las almas.Es posible que,si te acercas a estas almas cuestionen tu espíritu,posiblemente mas con su silencio que con sus palabras,en nuestro lenguaje las llamamos contemplativas,palabra generalizada para saber de quien se trata;viven y saborean a Dios.Es una fortuna que Dios ha puesto entre nosotros.Son teólogas.

Mercedes
25 de mayo de 2011 a las 21:18

Confieso que soy una lerda en la materia ,pero desde hace aproximadadmente un año estoy suscrita a las homilias dominicales y al comentario sobre la Palabra de cada día , pudiendo comprobar que cuanto más profundizo en su lectura ,así como en su explicación ,estoy mas enganchada y necesito ampliar conocimientos . Estoy totalmente de acuerdo con todos vosotros . El estudio de la teología es necesario para todo aquel que se precie ser cristiano ,hay que conocer la teoría para conocer a Dios mejor , es como dice Bernardo , una ascesis diaria , al igual que la oración .
Soy matrona desde hace 38 años , y he podido comprobar , que cuando respondo ampliamente a las preguntas que me plantean las gestantes y sobre todo cuando están angustiadas por la incertidumbre de su situación ante determinadas patologías , experimentan un descanso considerable y me lo agradecen profundamente. Si esto mismo se traslada a la sensación que en determinados momentos de nuestra existencia , tenemos respecto a la relación con Dios , es necesario encontrar caminos que nos ayuden a comprender el significado y las cosecuencias de la Palabra y, esto solo puede solucionarlo el estudio de la Teologia .

Desiderio
26 de mayo de 2011 a las 02:01

A menudo nos quejamos de que la gente, la sociedad (como suele ocurrir, siempre son los otros) no piensa. Y yo me planteo hasta qué punto los que nos decimos creyentes lo hacemos. Quizá no sea tan exagerado, pero en el ambiente en el que yo me muevo se vive mucho de lo que hay que hacer, de lo que es bueno,... pero no se acaba de profundizar en por qué hay que hacer eso o por qué eso es bueno; en todo caso porque lo ha dicho alguna autoridad (incluso el mismo Jesucristo), pero no acaba de haber una convicción personal, una reflexión y adhesión personal. Probablemente aquello que se dice sea algo bueno, sí, seguramente; pero entiendo que no puedes asumirlo porque te lo han dicho -ya que en ese momento se está desvirtuando el verdadero mensaje de Jesús-, sino porque lo has descubierto tú; no se trata de algo aprendido sino de algo vivido, experimentado, descubierto. En este sentido, a mí personalmente me cuesta la fe sin reflexión. Si rezo a un Dios sobre el que no reflexiono, a quien no hago por conocer ¿a quién estoy rezando, a Dios o a mi dios?, ¿llego a salir de mí, en todo caso? ¡Es que eres un intelectual!, me dicen. Yo creo que simplemente quiero saber qué es lo que creo, y por qué lo creo. Quiero conocer. Y me siento verdaderamente afortunado de poder ir realizando poco a poco los estudios de Teología. Y la verdad es que veo una pobreza que no haya más laicos en esa dinámica (sin querer entrometerme en la vida y los problemas de cada uno, pues seguro que habrá gente que quisiera pero que por distintos motivos no pueda). Pero en general, a lo mejor es que preferimos quedarnos con “nuestro” Dios, que encaminarnos realmente hacia el Totalmente Otro, con lo que ello supone de ruptura de esquemas y de planteamientos de vida.

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