Jul
También de pan vive el hombre
7 comentarios“No sólo de pan vive el hombre”, contestó Jesús al tentador que le proponía convertir las piedras en pan. El “no sólo” implica que el hombre también vive de pan. El problema aparece cuando sólo quiere vivir de pan y, en consecuencia, orienta su vida entera a conseguir pan. Hoy el tentador haría notar que el pan no es, como ingenuamente dice la liturgia, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, sino fruto del dinero para conseguir más dinero. De hecho, la sociedad actual parece totalmente volcada en conseguir ese pan que se transforma en dinero. Desgraciadamente, ese usar el pan para conseguir dinero ha tenido una mala consecuencia: el pan ya no llega a todos. En España, la crisis económica ha provocado que mucha gente pase hambre.
El pan está mal repartido. Mientras unos no tienen lo necesario, otros tienen de sobra. Este mal reparto no se debe a causas naturales, sino al egoísmo humano. “Pobres siempre los tendréis con vosotros”, dijo Jesús. Pero no porque sea voluntad de Dios, sino por todo lo contrario, porque no cumplimos su voluntad: Dios quiere que los bienes de la tierra lleguen a todos y cada uno de los humanos. El que posee bienes de este mundo debe considerarse un administrador que distribuye a todos, cumpliendo así la voluntad del único dueño de los bienes: “Del Señor es la tierra y cuanto la llena”. Juan Pablo II supo deducir la consecuencia que de ahí se derivaba para la propiedad privada: “los bienes de este mundo están originariamente destinados a todos. El derecho a la propiedad privada es válido y necesario, pero no anula el valor de tal principio. En efecto, sobre ella grave una hipoteca social”.
La presencia de pobres entre nosotros es manifestación del pecado en el que está instalada la sociedad capitalista. Y de la necesidad de cambios profundos que toquen las mismas estructuras del capitalismo. Este sistema se basa en el consumismo enfermizo para poder subsistir. Pero si todos consumiéramos con la misma voracidad que los habitantes de los Estados Unidos de América necesitaríamos cinco planetas para abastecernos y colocar los desechos. Por otra parte, la carrera armamentística es una de las causas directas de la pobreza y al mismo tiempo un elemento necesario para que funcione esta mala economía. Si en vez de fabricar armas que matan, fabricáramos alimentos que dan vida, habría comida de sobra para todos.