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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

14
Jun
2010

Servidumbres de Belén

6 comentarios

Para ir desde Jerusalén a Belén hay que atravesar un muro, uno más de los muchos muros que hay en Israel, con cámaras nada disimuladas. Las casas que hay en la parte palestina parecen nuevas y de buena calidad. Las que hay inmediatamente después de la aduana, pegadas al muro, parecen incluso lujosas. En Belén muchos cristianos se ganan la vida trabajando en torno al santuario. Pero una cosa es el legítimo trabajo y otra las servidumbres que los peregrinos deben pagar para celebrar la Eucaristía y visitar el lugar del nacimiento.


El autobús con los peregrinos llega una hora y media antes de la concertada para celebrar la Eucaristía. El uso de la capilla para la celebración hay que negociarlo con los gerentes de un complejo comercial. Dado que el autobús llega con tanto adelanto se invita a los peregrinos a entrar en la amplia tienda en la que ofrecen todo tipo de objetos con un 25% de descuento. ¡Nada menos! Para abrir boca, tras los saludos de bienvenida, muestran tres paquetes llenos de rosarios. Al comprador del primer paquete le cobran 3 euros; al del segundo, 5; al del tercero, 10. Prefieren euros a dólares. El cambio es de tres dólares por dos euros. Buen redondeo. Fuera de la tienda, el mismo pañuelo para las señoras que en Jericó costaba 6 euros, en Belén lo ofrecen por uno.


Llega el momento de cambiar de registro y celebrar la Eucaristía en una hermosa capilla de los franciscanos, pegada al santuario donde está el lugar del nacimiento. Los peregrinos salen contentos de la celebración. Pero antes de entrar en el esperado lugar del nacimiento hay otra servidumbre: la foto del grupo en la puerta de la Basílica, a cinco euros el ejemplar, que yo no adquirí. Un detalle menor, pero patriótico: en el extremo izquierdo de la foto puede aparecer la bandera del país que usted prefiera, o ninguna bandera.


Por fin se entra en la Basílica. Se tarda hora y media en recorrer los casi 50 metros hasta el lugar de la estrella de plata con la inscripción en latín: “Aquí, de la Virgen María, nació el Salvador del mundo”. A medida que uno se acerca a la estrella cesan los murmullos y la gente, en un respetuoso silencio y en un clima sincero de oración, se arrodilla y besa la estrella. Al regresar a Jerusalén, al llegar de nuevo al muro, dos policías israelíes, con metralleta, suben al autobús, no ven nada sospechoso y lo dejan avanzar.

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Jesúsn
14 de junio de 2010 a las 12:42

Yo estuve en la semana de pascua y a mi no me ocurrio nada de esto, lo de los rosarios lo vi en la tienda de la cooperativa cristiana de Bele

Prpetuo Socorro
14 de junio de 2010 a las 13:28

¿No habia que dar gratis lo que se habia recibido gratias?, Yo soy muy pasote en esto, de las celebraciones, visitar santuarios...incluso Jerusalen..no me dice nada.
Creo que Dios no esta ahi, esta en otra parte, creo que el esta en el que nadie quiere, y en el que jamas se nos ocurriria acercarnos a el, porque es despreciable y nada podemos sacar de el. ¿Porque quien puede ver a Dios en un niño que nace en la mas absoluta miseria o en un crucificado abandonado y despreciado hasta por sus amigos ?
Hay que reconocer que enb esta vida se necesita dinero para vivir, somos asi de miserfables y tenemos muchas necesidades, y hay que pagar para comer, luz, agua....y un monton de cosas, y cada uno consigue esto como puede con su esfurzo y su trabajo, asi que tampoco puedo juzgar si eso que comenta esta bien o mal,,,,pero es como cuando vas a visitar una catedral y te cobran, te sientes muy mal...porque supones que eso ha de ser gratis...¿como me sientocuando pido ayuda a un cura y me la niega?....pues es porque no cobrarn...tal vez deberian cobrar algo por sus servicioos, tambien han de comer, asi ayudarian mas a le gente, seguro

tendiendo puentes
14 de junio de 2010 a las 20:30

El número de cristianos en Belén es testimonial, y viven casi todos del turismo de peregrinación. Y sabiendo que viven de ello, crea mala conciencia no comprarles algo, aunque a veces contradiga las propias convicciones e incluso devociones.

El mismo estupor cuando los soldados israelies metralleta al hombro inspeccionaron el autobus de vuelta a Jerusalen, hace unos años. Hay cosas que aún siguen igual, como esos muros vergonzantes.

Como vergonzante el exhaustivo control en el aeropuerto Ben Gurión, siendo una peregrinación cristiana. Ya contarás.

Con todo es un viaje único. Al menos una vez en la vida hay que acercarse a las raices,respirar el aire, tocar las piedras, andar los caminos. Su Presencia.

Quizá la peregrinación sea una forma de tender puentes, de derribar barreras y prejuicios entre pueblos hermanos

Desiderio
15 de junio de 2010 a las 12:25

¿Pero hay hueco para un poco de espiritualidad? ¡Espero que sí! Por desgracia no podemos separar lo espiritual de lo material, pues como se dice en los comentarios, las personas de allí necesitan vivir. Lo malo es cuando se desvirtúa ese ganarse la vida de forma honrada (a todos nos suele gustar llevarnos recuerdos) con el regateo, el timo,… o el no ver más allá del simple comercio. ¿Y qué decir de los militares? Si todo esto ocurre allí, en la cuna de grandes religiones, ¿qué no ocurrirá en otros lugares? Supongo que será nuestra condición humana.

Paul T.
15 de junio de 2010 a las 19:12

Estas son las cosas que me hacen esperar eternamente mi visita a estas tierras "santas" y pensar que esos lugares son "sagrados"... puede que visitar templos de mayor oración ecuménicos o de ritos orientales pueden ayudar a la paz del intranquilo corazón que a veces llevamos.

Bernardo
16 de junio de 2010 a las 00:42

Sé que si yo fuera a aquellos "santos lugares" me sentiría muy decepcionado. Creo que tengo una imagen mental generada por lecturas y estudios que no podría ser alcanza nunca por la realidad, pero sí es cierto que el "aire" que allí se respire es insustituible y todavía resonará por allí el eco de las voces de otro tiempo.
me ha emocionado ese silencio que cuentas cuando se llega al lugar del nacimiento de Jesús, pero otra cosa es la masificación.
En fin, sigue contándonos tus "crónicas israelitas" o apuntes de viaje.

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