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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

6
Ago
2020

Ser predicador de la gracia

7 comentarios
domingodeguzman

En los conventos de frailes dominicos, normalmente después del rezo de Vísperas, se reza una oración al Fundador de la Orden. En ella se le califica de “luz de la Iglesia, doctor de la verdad, predicador de la gracia”. Quisiera, en este artículo escrito con motivo de la próxima fiesta de Santo Domingo de Guzmán, ofrecer una breve reflexión sobre lo que, a mi entender, significa ser predicador de la gracia.

En primer lugar, se trata de presentar el Evangelio como lo que es, una Buena noticia. Por tanto, la predicación debe resultar estimulante y sus contenidos ser enormemente positivos. Pues hay modos de presentar la fe que destruyen la esperanza. Hay verdades que por su modo de presentarse parecen temibles y se hacen odiosas. Así ocurre cuando se acentúa el temor a la condenación y la dificultad de la salvación. O cuando el acento se pone en lo que Dios exige del ser humano y no en lo que Dios prepara para el hombre. A Santo Domingo se le califica de “predicador de la gracia”. La positividad, o lo que podríamos llamar “cultura de la gracia”, es configurativa de la predicación dominicana.

Predicar la gracia es anunciar que Dios ama al ser humano. La predicación no puede convertirse en un discurso moralizante y el evangelio presentarse como un deber, en vez de como una posibilidad de vida nueva. Sin duda, el anuncio de la gracia tiene consecuencias vitales y morales. Pero estas consecuencias deben aparecen como lo que son: consecuencias de una conversión, de un encuentro con el Señor. Lo fundamental es el encuentro. No se trata de minusvalorar la moral en la vida cristiana. Pero sí se trata de notar que hay modos de presentarla más o menos coherentes con la predicación de la gracia.

Predicar la gracia es ir a lo esencial del mensaje, destacar lo central, lo que ilumina todo lo demás, aquello sin lo cual lo demás no tiene sentido. Lo central es “responder al Dios amante que nos salva, reconociéndolo en los demás y saliendo de nosotros mismos para buscar el bien de todos” (Evangelii Gaudium, 39). Desgraciadamente, en ocasiones, la predicación se convierte en un discurso piadoso sobre ángeles, santos, vírgenes y milagros; o en un discurso mágico sobre poderes de velas, rosarios y sacrificios; o en un discurso sobre moral sexual; y la Palabra de Dios, o el nombre de Jesucristo, no aparecen o aparecen muy marginalmente.

Relacionado con la predicación de la gracia hay un aspecto muy importante referido al anuncio del Evangelio en la sociedad secular, esa sociedad en la que Dios parece que ya no juega ningún papel y que, a veces, se muestra beligerante contra la religión y lo religioso. Lo fácil es condenar al mundo moderno. Lo difícil, pero necesario, es dialogar con él. Y para ello habrá que comenzar por reconocer los aspectos positivos que también hay en la cultura, en la mentalidad y en los modos modernos de vivir y organizarse.

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Predicador de la Gracia
6 de agosto de 2020 a las 11:27

Muy bien hno. Martín, no es posible el hoy en que nos movemos,existimos y nos relacionamos, presentar nuestra verdadera y auténtica religión, la de Jesús de Nazaret, como hace, unos 20 o 10 años, quizá menos, desde el presente Corv19, porque va rebrotando.
La Palabra del Señor- el Evangelio- incluso en los nuevos libros de Altar, Leccionario, expresiones en los predicadores dominicos, hay que admitir un giro nuevo en ciertas palabras, que hoy día tienen más sentido.
Una cosa es cierta, que los miembros de las comunidades religiosas, están admitiendo orientaciones, actuaciones, no muy adecuadas al espíritu del fundador. Aspecto principal que detecto es la Pobreza que pedimos en nuestra profesión solemne, su renuncia total no parcial y de conveniencia. No todos tenemos el mismo sentido y responsabilidad en la administración personal de las cosas en particular y comunitarias.
La actuación personal, acentúa lo que se vive por convicción.
A todos los lectores: Felices si logramos insertarnos en la evolución positiva, creadora, del mundo joven, sin nostalgias de lo pasado que también fué bueno, y adentrarnos en el Dios central que nos ama.! Felíz Fiesta de n.p.Sto. Domingo de Guzmán y Aza.

edutapia1980@gmail.com
6 de agosto de 2020 a las 14:27

Gracias hermano por compartir, debemos cambiar nuestra predica a un Dios cercano acompañante del mundo, y especialmente que nos ama. Bendiciones. Eduardo Tapia. Antofagasta-Chile

Estíbaliz Ladrón de Guevara
6 de agosto de 2020 a las 18:39

Gracias Martín por recordarnos y aclararnos lo esencial de la predicación para quienes hemos asumido el Carisma de Domingo de Guzmán.
Me gustan tus escritos por lo claros y tu forma de decir lo esencial, sin rodeos.
GRACIAS. Que como Santo Domingo sigamos siendo predicadores y predicadoras de la Gracia: 1.- que Dios ama al ser humano y en el encuentro con él le da la posibilidad de una vida nueva. 2. - Que como nos dice el Papa lo esencial del mensaje es responder a este Dios amor, reconociéndolo en las demás personas y saliendo de nosotras mismas para buscar el bien de todos y todas” . 3. Anunciar la Buena Noticia a nuestra sociedad secular, dialogando con ella y descubriendo lo bueno que tiene.

Francisco
6 de agosto de 2020 a las 23:21

Me ha recordado a un fraile dominico que el año 1947,en unas Misiones Populares por la ACoronación de la Virgen del Rosario en Cádiz, habló de lo positivo de la vida cristiana. A pesar del tiempo transcurrido no se me ha olvidado el Padre Constantino Martínez Uriarte. Sobre todo su mensaje que no me ha abandonado,que Dios me ama pecador como soy.

Carlos
7 de agosto de 2020 a las 07:25

Muchas veces nuestra predicación no va acompañada de coherencia en nuestros actos. Es importante que vivamos lo que predicamos para que la gracia se transmita eficazmente. Quizá digo una redundancia, pero es necesario repetirlo tantas veces sea necesario para que nuestra vida armonize con nuestra predicación.

Hormias
8 de agosto de 2020 a las 18:16

Felicidadrs a todos los frailes dominicos y en especial a fray Martín por su blog que tanto me enseña

Andrés Felipe Rivera Gómez
9 de agosto de 2020 a las 16:11

Pienso que los cristianos tenemos ante nuestros ojos una realidad que necesita de un nuevo sentido. El otro se presenta ante mí a veces amenazándome; otras, vulnerando lo que soy; o incluso, le es indiferente lo que me sucede; y viceversa. Es ahí donde el tacto y la inquietud de nuestro Padre Domingo nos debe inspirar y llevar a que no nos cansemos de buscar la manera de transformar nuestro entorno. El camino nunca será fácil, pero no podemos dejarlo de recorrer.

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