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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

25
Jul
2010

Sacrificio, palabra muy positiva

9 comentarios

La palabra sacrificio, y más en estos tiempos que corremos, tiene connotaciones muy negativas. Sacrificio es el esfuerzo que los ciudadanos tendemos que hacer para salir de la crisis económica; sacrificada es la situación de las familias con dificultades para llegar a fin de mes, o la de tantas personas que no tienen lo necesario. La palabra sacrificio, en su sentido más corriente, indica privación, abnegación e incluso acción a la que uno se sujeta con gran repugnancia. Con este trasfondo, el sacrificio de Cristo se entiende de forma peyorativa. Quizás este sacrificio nos reporta algún bien a nosotros, pero para Cristo fue un momento doloroso a más no poder.

Pero esta es una mala comprensión del sacrificio. La palabra, etimológicamente, no va en dirección a lo negativo, sino a lo muy positivo: hacer sagradas todas las cosas, orientarlas en la dirección divina. El sacrificio no es privarnos de algo, sino agregarnos algo que nos enriquece. Sacrificio es una participación en la santidad de Dios, que conlleva como consecuencia necesaria una transformación positiva de toda nuestra realidad. La pena o la privación no es sacrificio. En el sacrificio se tata de realizar un cambio en la vida que nos permita entrar en comunión con Dios. Este cambio solo puede ser obra del amor divino, de la acogida del don de Dios.

El sacrificio de Cristo consistió en colmar de amor su sufrimiento y su muerte, y darles así un sentido positivo, hasta el punto de convertir en la más aplastante victoria lo que parecía el más terrible fracaso. Por eso es imposible separar la cruz de la resurrección, pues la resurrección muestra lo positivo del sacrificio de la cruz. Así resulta posible presentar el sacrificio de Cristo como lo más positivo que jamás se haya dado y en el que la humanidad está llamada a participar. La “perfección” que, según la carta a los Hebreos, alcanzó Cristo por su sacrificio no es otra que la resurrección.

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Bernardo
25 de julio de 2010 a las 12:14

También hay que tener presente que en la tradición milenaria de las religiones, el sacrum facere consistía habitualmente en la separación de la vida normal de aquello que se quería dedicar a los dioses. Esa separación solía consistir en su destrucción y se era un ser humano en su muerte, de ahí la consideración peyorativa del término. Lo que el cristianismo aportó a esta realidad multisecular es la destrucción de la destrucción. Con Cristo ya no hay más sacrificios agradables a Dios que el suyo, esto es sentido negativo; en el positivo, todo es o puede ser sagrado mediante la acción humana del servicio y el amor. Sacrificio, en cristiano, es el servicio y el amor.

continuo Vital
25 de julio de 2010 a las 14:28

El proceso de muerte-resurrección es un dinamismo continuo. Constantemente nacen y mueren nuevas estrellas,animales, seres humanos. Mientras vivimos en la cadencia espacio-tiempo da la impresión que primero se da el morir, vaciar-se para luego resucitar, llenando-Se,transformandose en nueva forma de Vida. No es así. Todo acontece en un Ahora continuo. Debiera insuflar esperanza y paciencia en momentos personales y sociales en crisis, porque las crisis suponen crecimiento, maduración. La muerte es vida en germen. De ahí la importancia de ser plenamente conscientes de nuestra muerte-resurrección, ahora.

Nuestro Centro, Cristo, nace continuamente, allí donde Somos Uno. Y nosotros con Él. Expandir esta Vida siempre Nueva, nuestro servicio cristiano, desde abajo, como el Maestro, que no pasó por la vida a lomos de ningún caballo blanco,con lanza y armadura contra "otros". Servicio y poder se repelen mutuamente."No podeis servir a dos señores". Felicidades a quienes celebran su onomástica

perpetuo socorro
25 de julio de 2010 a las 14:42

La gente se sacrifica muchisimo en la actualidad, severas dietas y exagerados ejercicios para tener un cuerpo 10, trabajar de sol a sol para tener dinero para gastar, querer tener hijos perfectos y que no te den trabajo, abandonar a los abuelosy enfermos porque son insoportables y entregarse al sexo sin amor por miedo a que no te quieran
Para no querer sacrificarse en la sociedad actual se sacrifica muchisimo, pero como esos sacrificios no llevan detras la union a Cristo,lo unico que producen es ansiedad y depresion, nunca se habian consumido tantos ansioliticos, antidepresivos e hipnoticos
Asi como dicen mas Platon y menos Prozac, tambien podriamos decir mas sacrificio y menos seroxat

Manuel, hermano de la Comunion Betania
26 de julio de 2010 a las 15:40

Muchas gracias por este articulo, que ilumina de una manera muy adecuada una actitud que ha sido "pervertida" con el tiempo y cierta piedad dolorista. Y, sobre todo, porque a través de un hecho reciente en mi vida lo he podido experimentar, y ver que no se trata de vanas palabras.
Un abrazo!

Anónimo
28 de julio de 2010 a las 14:17

Gracias Martín. Siempre he pensado que hemos defenestrado palabras importantes por el mero hecho de pintar las cosas de forma más bonita, más atractiva. No creo que haya que sublimar el sacrificio en su sentido negativo y pienso que hay volver a presentarlo en su sentgido original, que es muy positivo. Alguna vez me han llamado conservador por expresarlo, pero no es cuestión de progresías o conservadurismos, sino de dar cuenta de la realidad de la vida tal y como es. Los sacrificios están en la vida de cada día. Olvida su sentido santo sólo consigue dejar sin iluminar y dar sentidos a algo que la vida trae consigo misma. Sobre todo teniendo en cuenta que sólo hay sacrificio verdadero si hay amor. Por querer pintar las cosas un poco más rosa corremos el riesgo de hacer teología sobre una antropología ireal. Como lo dices tú, me siento menos equivocado.
Antonio Praena

Desiderio
28 de julio de 2010 a las 15:24

No sé yo si tendemos a identificar vida buena con vida ausente de problemas o de contrariedades. Queremos que todo nos vaya bien en una especie de mundo mágico en el que no exista nada que nos produzca ningún tipo de malestar. ¿Qué es sino el Estado de bienestar? No preocuparnos de nada porque papá o mamá Estado nos lo va a solucionar. ¿Y no es esto una dosis de morfina que nos aletarga y nos sume en nuestro yo más egoísta? ¿No nos lleva a centrarnos en nuestras necesidades, en nuestros derechos, en lo que merecemos como ciudadanos que pagamos nuestros impuestos? Yo entiendo el sacrificio precisamente como esa salida de nosotros mismos, como ese vivir en la línea del Espíritu a costa de nuestros intereses egoístas, en atravesar la puerta estrecha; y hacerlo por verdadero amor, porque nos dignifica y dignifica al que tenemos delante, porque nos hace más libres, porque nos acerca a Dios. Me ha encantando esa idea que aparece en el post: «sacrificio es una participación en la santidad de Dios, que conlleva como consecuencia necesaria una transformación positiva de toda nuestra realidad». Entiendo que no se trata tanto de esforzarnos o sacrificarnos en determinada circunstancia como de cambiar toda nuestra realidad, cambiar de actitud vital, cambiar radicalmente nuestro yo más profundo para ponernos en “predisposición para”.

FrancisconOrtiz
12 de octubre de 2021 a las 04:56

excelente forma de positiva de explicar en tiempos atipicos a los jovenes y envejcidos la riqueza del Sacrificio

Florencia
11 de enero de 2023 a las 23:02

Está muy bien. Muchas gracias

Marcela Díaz
13 de enero de 2023 a las 02:51

Y que ya muerto y Resucitado ya no muere más sino que sigue traspasando las paredes y obrando milagros , más al que quiere lo busca lo persigue lo encuentra y lo consigue
Alabado sea Jesucristo y él Dulce Nombre de María derrame los efectos de la gracia de sus llamas de Amor sobre toda la humanidad Amén

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