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Resurrección: no sólo lo que le pasó a Jesús
4 comentariosJesús no ha resucitado en nuestro mundo, sino en Dios. Como muy bien ha escrito Benedicto XVI en su aportación teológica sobre la figura de Jesús, con su resurrección “Jesús no ha vuelto a una vida humana normal de este mundo… El ha entrado en una vida distinta, nueva; en la inmensidad de Dios y, desde allí, Él se manifiesta a los suyos”. Este “desde allí se manifiesta a los suyos” es importante. Pues creer en Jesús resucitado no es sólo creer que “algo le pasó a Jesús”. Es también creer que esto que le pasó tiene repercusiones decisivas para cada ser humano. “En la resurrección de Jesús se ha alcanzado una nueva posibilidad de ser hombre, una posibilidad que interesa a todos y que abre un futuro, un tipo nuevo de futuro para la humanidad”.
A este respecto, el Papa nota que San Pablo ha vinculado inseparablemente la resurrección de los cristianos con la resurrección de Jesús: “Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó… ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos” (1 Cor 15,16.20). La resurrección de Cristo es un acontecimiento universal o no es nada, viene a decir san Pablo. Y sólo así, entendida como acontecimiento universal, como inauguración de una nueva dimensión de la existencia humana, interpretamos adecuadamente el testimonio de la resurrección en el Nuevo Testamento.
Si, según san Pablo, la resurrección de Cristo es “la primicia” de la nuestra (1 Cor 15,20), entonces nuestra suerte está ligada a la suya. Esta suerte se anticipa en este mundo cuando vivimos en comunión de vida con él, cuando recibimos el don que nos hace de su vida por medio de su Espíritu. Compartir la vida con Cristo, anticipar su vida resucitada, debe realizarse en una forma de vida común, en Iglesia, bajo su forma más sencilla que es la caridad fraterna. Por tanto, la fe en la resurrección de Jesús se vive en la existencia individual del creyente y con el estilo de su vida social.
El reino de Dios ha llegado a nosotros con la resurrección de Cristo. Pero no nos hagamos ilusiones: sin un estilo de vida acorde con el Reino, esta llegada se oscurece y corre el riesgo de perderse.