19
Ene
2007Ene
Reciprocidad entre las religiones
5 comentariosEn el encuentro entre las religiones es fundamental la reciprocidad. Cierto, la tolerancia no puede exigir la reciprocidad (con todo, también es cierto que no cualquier cosa se puede tolerar, como por ejemplo un discurso racista o que incita al odio). Quien sólo ama los que le aman, no conoce el verdadero amor. Quién sólo es honrado con los honrados, no es realmente honrado. La virtud vale por sí misma y no porque sea recíproca. La tolerancia tiene un valor propio, que no depende de la tolerancia o de la intolerancia del otro. La virtud de la tolerancia es muy difícil.
Ahora bien, esto no quita que la plenitud de las virtudes referentes al prójimo sea la reciprocidad. El verdadero amor ama siempre, también al enemigo. Pero la plenitud del amor no está en el amor al enemigo, sino en el amor recíproco, que se convierte en amistad. De ahí que en el encuentro entre las diversas religiones, la plenitud del encuentro esté en la reciprocidad. Sólo así pueden desterrarse para siempre los peligros de violencia entre las religiones.
Que la reciprocidad sea verdad significa que una religión no puede abrogarse privilegios frente a otras, que no puede pretender que sea siempre el otro el que ceda, que ella debe estar dispuesta a ceder en eso mismo que pide al otro que ceda. Me parece muy acertado al respecto lo que dice la monja española Pilar Vila Sanjuán, de la Congregación de Jesús y María, directora de uno de los más prestigiosos colegios de Pakistán: “No venimos a convertirles; sólo les pedimos que nos traten como nosotros tratamos a los musulmanes”.
Ahora bien, esto no quita que la plenitud de las virtudes referentes al prójimo sea la reciprocidad. El verdadero amor ama siempre, también al enemigo. Pero la plenitud del amor no está en el amor al enemigo, sino en el amor recíproco, que se convierte en amistad. De ahí que en el encuentro entre las diversas religiones, la plenitud del encuentro esté en la reciprocidad. Sólo así pueden desterrarse para siempre los peligros de violencia entre las religiones.
Que la reciprocidad sea verdad significa que una religión no puede abrogarse privilegios frente a otras, que no puede pretender que sea siempre el otro el que ceda, que ella debe estar dispuesta a ceder en eso mismo que pide al otro que ceda. Me parece muy acertado al respecto lo que dice la monja española Pilar Vila Sanjuán, de la Congregación de Jesús y María, directora de uno de los más prestigiosos colegios de Pakistán: “No venimos a convertirles; sólo les pedimos que nos traten como nosotros tratamos a los musulmanes”.