Ene
Radio María y la cadena Ser
6 comentariosLas polémicas manifestaciones de Monseñor Munilla sobre Haití y sus posteriores aclaraciones han suscitado nuevas declaraciones del Obispo. En un periódico de gran tirada, Munilla declaraba ayer: “De esta experiencia he extraído una enseñanza: la pregunta teológica que se me formuló sobre cómo entender la existencia de Dios cuando se produce una tragedia de esta magnitud es más propia de Radio María que de la cadena Ser”. Supongo que el Sr. Obispo no solo piensa en la pregunta sino también en la respuesta. Si interpreto bien, los oyentes de Radio María, no así los de la cadena Ser, estarían en disposición de entender que “el mal que sufren esos inocentes no tiene la última palabra, porque Dios les promete felicidad eterna” (esa es la respuesta teológica del pastor a la pregunta teológica de la periodista).
Más allá de toda polémica me gustaría hacer dos reflexiones. Una, la teología que se explica a los oyentes de radio María no debería diferir mucho de la que, cuando hay ocasión, se ofrece a los de la cadena Ser. Porque el cristiano debe dar razones de su esperanza a todo el que pida explicaciones de la misma, eso sí, con buenos modos y respeto (dice 1Pe 3,15). El creyente debe estar capacitado para confrontar su fe con las preguntas y dificultades que, desde la no creencia, puedan plantearle. Una teología solo para creyentes es una teología insuficiente. Por eso digo que a los oyentes de radio María les conviene escuchar buena teología (para que aprendan a responder cuando les pregunten), lo mismo que a los oyentes de la cadena Ser, para que comprendan la seriedad de la respuesta cristiana, aún cuando no puedan compartirla.
Mi segunda reflexión se refiere a los modos y contenidos de la respuesta. A veces será necesario aclarar que el cristiano no tiene respuestas para todo y que la claridad está reservada para la escatología. Hay momentos en que el cristiano tiene muchas preguntas. Jesús, en la cruz, no ofrece respuestas, sino que plantea muchas preguntas a un Dios que parece ausente cuando más se le necesita. Leí en Fernando Savater que lo malo de la teología es que cuando responde “Dios” se le acaban las preguntas. No estoy de acuerdo: cada vez que decimos Dios y cuanto mejor lo decimos, aparecen nuevas y más acuciantes preguntas. En teología (ocurre también en ciencia), a veces lo mejor no son las respuestas, sino plantear bien las preguntas.