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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

31
Ene
2013

Piezas de polémica teológica

4 comentarios

Los primeros capítulos del Génesis son relatos teológicos. Pero también son relatos polémicos, puesto que están escritos como contraste con las ideas predominantes de las religiones de los pueblos vecinos a Israel. No es extraño, pues, que algunos comentaristas de la Biblia hayan hablado de estos relatos como piezas de polémica teológica. Me limito a dos ejemplos: el del árbol de la vida y el del diluvio. Si comparamos las narraciones bíblicas con las mesopotámicas sobre los mismos temas, comprobaremos que en el texto bíblico aparece una dimensión fundamental de la vida humana, que es la libertad, que hace posible la moralidad, mientras los relatos mesopotámicos son amorales, en ellos no hay responsabilidad humana. 

 

En el relato mesopotámico de Gilgamés, el héroe de la historia va en busca de la planta de la inmortalidad. Cuando, tras encontrarla, regresa a casa, mientras se está lavando, una serpiente se la roba. Entonces Gilgamés se acordó de lo que le había dicho la diosa Sidurri antes de emprender el viaje: “Cuando los dioses crearon a la humanidad, le asignaron la muerte y conservaron para ellos la vida”. Aquí, la muerte no es resultado de un pecado, como en el libro del Génesis, sino producto de un decreto arbitrario de los envidiosos dioses que han querido conservar para sí privilegios especiales. En Génesis 3, es la desobediencia al Creador lo que produce la muerte.

 

Las historias mesopotámicas del diluvio también son de naturaleza amoral. El dios principal envía la inundación porque la tierra está superpoblada por gentes ruidosas ¡que no le dejan dormir! En la Biblia, el diluvio responde al deseo de Dios de crear una humanidad nueva, dado que “la maldad del hombre cundía sobre la tierra y todos los pensamientos que ideaba su corazón eran puro mal de continuo” (Gen 6,5).

 

Tanto los relatos mesopotámicos como los bíblicos quieren dar una interpretación existencial de la vida humana en relación con el mal y la muerte. Pero en los primeros falta un elemento esencial de la experiencia humana: la libertad, mediante la cual el hombre se enfrenta a Dios y determina su destino. En el Génesis este es el elemento esencial de los dramas. Y este elemento no es mítico, sino que es real, y nos introduce en el corazón de nuestros propios problemas existenciales.

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Francis
1 de febrero de 2013 a las 01:23

Terrible asunto el de la libertad; una de las caras de ese poliedro que es el Amor. Algunas veces he pensado en que el pobre Adán no fue mas que una especie de Edipo en un jardín, un hombre condenado a ejecutar un crimen anunciado.
Yo reconozco tener mucha curiosidad y bastante imaginación pero tengo pocos conocimientos para entrar en el asunto de lo que significó aquella caída en el jardín de las maravillas. Durante mucho tiempo he vivido con mucho pesar ese pasaje; de un tiempo a esta parte lo admiro con esperanza. Fuimos expulsados pero tenemos la llave para abrir la puerta. Aquel fruto sigue desafiando a la Humanidad. Saludos.

Juan
1 de febrero de 2013 a las 17:05

Leyendo este blog, fray Martín, me viene a la mente aquello del poeta: "el mayor pecado del hombre es haber nacido". No será la muerte el resultado lógico de haber nacido? Y la libertad: el gran don de haber sido creados por Dios a su imagen y semejanza?

iSABEL
2 de febrero de 2013 a las 14:00

No me resulta fácil entrar en este tema del post 1 de febrero,pero, me dejo llevar de,lo que, por experiencia me deja vivir felíz y confiada. La Fe.
Nos dice el P.Martin que ,los primeros cp.del Génesis son relatos teológicos pero,
tambien, polémicos. Por curiosidad, me he puesto a leerlos y, compararlos,mi conclusión por ser lo primero que leo"El Dios del Génesis, en primer lugar es el Dios Creador. Es además el Dios de la bendición y de la promesa.Destacan entre los temas teológicos las bendiciones y las promesas divinas." Hay que ponerse a leer ¡una riqueza¡
Por esto creo en la dimensión fundamental de la vida humana que es,la libertad que,hace posible la moralidad.

Marceliano de Garganta y Sauras
3 de febrero de 2013 a las 00:36

Es loable el esfuerzo de teólogos y biblistas por sacarle partido al libro del Génesis. Muchos caen en el error un tanto burdo de suponer que es reciente esa "expurgación" del relato; es decir, quedarse con el sentido del mensaje y reputar mitológico el resto.

La Universidad de Princeton acaba de publicar un libro magnífico "Newton and the Origin of Civilization", de Jed Z. Buchwald & Mordechai Feingold. Se trata de un estudio detenido sobre la Chronology, obra póstuma del autor de los Principia Mathematica. En ésta Newton se propuso, nada menos, que convertir en número las palabfras del Génesis sobre la aparición de la humanidad y la diversificación mundial (tras el Diluvio) de los hijos de Noé, quienes, como se recordará, habitaron juntos un tiempo en Mesopotamia. Newton estaba convencido de que había algo oculto en las palabras del Génesis y que sólo a través del cómputo descubriríamos su significado. Einstein se sintió maravillado por esa penchant biblista del genio: "Newton´s writings on biblical subjects seem to me especially ingteresting because the provide deep insight into characteristic intellectual features and working methodsof this important man" (Carta a Abraham Yahuda, septiembre de 1940)

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