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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

2
Feb
2010

Para que las religiones den vida, extremistas no

11 comentarios

Los extremismos, coacciones, intolerancias, violencias, cometidas en nombre de la religión, sea cual sea su adjetivo, cristiana o musulmana, son malos y hay que denunciarlos. La labor que algunas personas e instituciones, en nuestro país, realizan en pro del buen entendimiento entre cristianos y musulmanes, es admirable y debemos apoyarla. Cosa distinta son las actitudes inaceptables adoptadas por algunos imanes. Recientemente, en Cunit, pueblo de Tarragona, una mujer musulmana de 31 años denunció al imán por amenazas, coacciones y calumnias. ¿Motivo de las amenazas del imán? La mujer se relaciona con españoles no musulmanes. Mientras la fiscalía solicita cinco años de cárcel para el imán, la alcaldesa de Cunit ha frenado su arresto “para evitar un conflicto social”. ¿No será también por miedo?

 

Tarragona es un bastión del salafismo, corriente extremista, que controla el 90 por ciento de las mezquitas, y busca controlar el resto. Sus líderes reciben dinero de Arabia Saudita y viajan continuamente a Bélgica y Holanda, donde se reúnen con sus padrinos de Yemen. Estas personas extremistas son las que resultan temibles, y no las religiones, que merecen todo el respeto. Por eso es necesario apoyar a los líderes moderados de estas religiones, dialogar con ellos, acercarse, crear vínculos. El conocimiento y la cercanía son el mejor antídoto contra extremismos, enemistades y malentendidos. Por tanto, si criticamos al Islam debemos comenzar por aclarar de qué Islam estamos hablando.

 

Las religiones son santas. Pero como somos los humanos quienes las vivimos, conviene tener claros algunos criterios para determinar la autenticidad de la vivencia. Un buen criterio es si la religiosidad conduce a una mayor humanización; o, si excluye toda violencia y respeta la libertad, tanto para abrazarla como para dejarla. Si no así, estamos ante claros signos de inautenticidad. Por lo demás, cuando alguien, sea cual sea su título, en nombre de la religión, atenta contra la dignidad humana, hay que denunciarlo. Y un consejo para nuestros gobernantes (ya me imagino que no me leen, pero al menos así creo ambiente): dejen de moverse entre la ignorancia y el miedo; apoyen a los líderes moderados; y en vez de escuchar a no sé qué imanes, escuchen a las mujeres.

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fray José Mª Esteve,op
2 de febrero de 2010 a las 12:51

En la cátedra de las tres religiones,tengo mis dudas sobre quien evangeliza a quien.En alguna mesa redonda que he asistido a Bona Gent el Iman,lo tenía claro,el a la suya.
Ahí teneis un comentario del Imán Mohamemad Abdoh. "El Dios Altísimo no ha acabado aún para nosotros el cumplimiento de su promesa,sino que la ha realizado sólo en parte.Es seguro que la acabará dándole al islam el dominio (siyada) sobre el mundo entero,incluso sobre la europa que le es hostil"

su chico
2 de febrero de 2010 a las 13:28

De acuerdo contigo que los polítcos y gente afín suelen moverse por miedo, sobre todo a perder la poltrona. No tan de acuerdo en su ignorancia: saben muy bien lo que quieren; otra cosa distinta, el total desconocomiento (y desprecio) de adónde puede conducirnos el mal uso que de su poder hacen.
Totalmente en desacuerdo en dar apoyo a los moderados (por ser moderados)
¿Tú calificarías a Jesús de Nazaret como moderado?

Martín Gelabert
2 de febrero de 2010 a las 14:07

Ya me esperaba yo que alguien hiciera la pregunta de si Jesús de Nazaret es un moderado o un radical. En todo caso es un personaje complejo y singular. Y de lo que no me cabe ninguna duda es de que su predicación conduce a una mayor humanización, excluye toda violencia y respeta la libertad. Gracias por la interpelación.

Sor Lucía Caram
2 de febrero de 2010 a las 17:30

Plenamente de acuerdo contigo, Martín. Un radicalismo que vaya en la linea de la humanización es bienvenido de la religión que sea. El "radicalismo", por ejemplo Salafita, la coacción para apoderar se las Mezquitas, el sometimiento de la mujer, en definitiva la lectura arbitraria, fragmentada y "partidista" o ideológica del Corán, lleva, por ejemplo, a la violencia, ¡y eso no es más que profanación de la religión, y de Dios, sea cual sea el nombre que le demos!
Un saludo fraterno.

Martín Gelabert
2 de febrero de 2010 a las 17:52

Gracias, Lucía por tus palabras, tanto más reconfortantes cuanto que tú eres una de esas personas que trabajas mucho y bien por el entendimiento entre las personas de las diversas religiones, como puede comprobarse por lo que publicas en tu magnífico blog, y también por todas tus iniciativas y por otras cosas que no salen a la luz pública. Es un orgullo tener hermanas así.

su chico
2 de febrero de 2010 a las 18:40

En ciencias de la computación dicen que una gramática extructurada en frases es necesariamente ambigua. Pero una vez definida un álgebra, no vale poner "comillas" a sus operadores. Sólo a sus resultados cuando pretendemos "comentarlos". Vamos, que no está bien permitir a unos "dividir por cero" mientras que el resto de mortales no deben hacerlo.
Radicalismo es radicalismo. Violencia es violencia (¿Principio de identidad lo llamaban los antiguos?) Otra cosa, y eso lo comparto de todo corazón contigo, es la autenticidad. Como la de Cristo.
Saludos mi amigo (Por cierto, Jesús nunca nos llamó hermanos, ¿verdad?; salvo el matíz de ¿quién es...? -pregunto-)

Catalina
2 de febrero de 2010 a las 19:41

Ya veremos lo que pasa con todo el tema del Islam. Es el signo de los tiempos-

Bernardo
2 de febrero de 2010 a las 22:58

Si por "radical" debe entenderse aquello que va a la raíz de las cosas, Jesús fue absolutamente radical; si hay que entender al que es incapaz de dialogar con otro y le niega la posibilidad de exponer sus pensamientos, no lo fue.
Si por "extremista" se entiende aquel que toma partido claro por alguno de los bandos en conflicto o por alguna de las posiciones diferentes; Jesús fue un extremista: "dichosos los pobres... ¡Ay de vosotros los ricos" (también cuenta lo del camello y la aguja). Si por "extremista" entendemos a aquel que niega cualquier término medio, Jesús no lo fue.
Digo esto porque el lenguaje siempre está condicionado por: la cultura, la historia, la posición ideológica del hablante, las posibilidades de comprensión del oyente y el círculo hermenéutico que se crea en las condicones concretas en que se produce la expresión.
Hasta que no dejemos claro qué es cada cosa, no habrá verdadero diálogo. Por eso casi nos remitimos a Wittgenstein y zanjado el asunto. O no.

su chico
3 de febrero de 2010 a las 14:43

He de pedir perdón a este blog porque en mi rabieta no supe aclarar mi posición y dejé mi comentario inconcluso. No indiqué (que no justificar) que ésta fue motivada por la lectura de “ya sabía yo…” y “gracias (…) porque eres (…)” ¿de los míos?
Sí, esto último lo pongo yo. Pero así me sentí, como el que llama a la puerta, de píe sobre el felpudo de “Bienvenido”, pero que antes de poder entrar, de ser considerado amigo y, sobre todo una condición indispensable en la verdadera amistad tal y como recientemente leí en un librito recomendadísimo, igual, primero DEBE demostrarlo.
Faltome, por mi rabieta, aclarar lo de “poder dividir por cero”, esto es, los que se permiten desde su posición elevada indicar los extremos que realizan “otros” con sus mujeres, debieran tener presente la macabra lista española de “la maté porque era mía” muy actual; pero claro, siempre podrán alegar que esos tales “no son de los nuestros”. Y debieran recordar, también, que hace cuatro días (en los gloriosos días del nacional sindicalismo) más de un cura aconsejaba a sus feligresas “tener paciencia” con los extremos de sus maridos. Y que apenas unos meses (según esta escala) ni mujeres ni hombres de las tribus guaraní valían lo que un “alma española” (¡por dios!)
Faltome decir, por mi falta de amor, que efectivamente, en esto de llamar amigos a todos, debiéramos empezar por los más afines, naturalmente, pero desde la humildad; recordando a nuestro Maestro que en su nulo poder, porque no se trata de poder sino de querer, se igualó a nosotros. Y si en un momento se alzó sobre nosotros fue para que todos, y en pie, podamos sentir su todopoderoso amor.
Hasta pronto, mis amigos

jose luis y mary nieves
3 de febrero de 2010 a las 16:56

Estupendo Martin, "as usual". Me parece muy acertado y oportuno el tema y su tratamiento. lástima que el altavoz sea tan selecto. Supongo que construimos el Reino desde las cosas pequeñas. Chao nos vemos en breve.

Praena
6 de febrero de 2010 a las 22:49

Muy bien todo. Pero, cuidado con lo del tan trajinado y sobado humanismo: Stalin era un humanismo, y el comunismo, y Hitler y el nacionalsocialismo, y el existencialismo (Aunque Sartre divagara para negarlo y salirse del saco y seguir pareciendo así libre de todo)... Ya lo decía Heidegger. Decimos humanismo, humanizar, que eso es el criterio, y nos quedamos tan tranquilos pensando en lo bondadosos que somos y en lo humanista que es nuestra versión de cristianismo.
Cada uno llena de lo que le interesa ese discurso de "lo que humaniza" que en principio es un cajon "de-sastre" peligroso ¿es humanista la pena de muerte, la ley de aborto, el sistema capitalista, lo es más el desarme total que los ejércitos de paz, es humanista el sistema penitenciario, es humanista prohibir la prostitución... para quién...?
El prblema podria ser este: hacemos del humanismo el criterio de lo religioso, con lo que habremos de descubrir qué es ese humanismo, o confesamos a las claras que para llegar a lo que entendemos por humanismo no partimos de lo abstracto y ahistórico y prereligioso, sino de un previo que ya es cristiano, religioso. Perdón por la impertinencia, se que no es plíticamente correcta, pero los buenos sentimientos pueden ser letales así, sin más. Sólo intento hacer un poco de abogado del diablo. Pondré un texto en mi blog sobre el humanista Pol-Pot escrito por un autor, precisamente, bastante ¿marxista... quizá?

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