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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

25
Mar
2010

Muchos no pueden ser pocos

7 comentarios

¿A qué problema ideológico me refiero al decir que no convendría mal entender el cambio de traducción litúrgica, si es que así ocurre y cuando ocurra, de la sangre “derramada por todos los hombres” en sangre “derramada por muchos”? El peligro vendría si se entendiera que “muchos” no son “todos”. Me dicen, no lo he podido comprobar, que algunas introducciones que se están ya preparando para las nuevas ediciones del Misal en países americanos, insisten en que la sustitución de “todos” por “muchos” tiene una razón teológica: de hecho la redención no llega a todos, porque para que llegue se necesita la colaboración humana.

Cierto, la obra salvífica de Cristo no puede olvidar la libertad humana. Dios no salva al que no se deja salvar. La cuestión es: ¿y cómo sabemos nosotros quién se deja o no salvar? No lo sabemos. Al hacer intervenir la libertad humana no hay que pensar que la mayoría rechazan la acción de Dios en sus vidas. Así se ha creído durante mucho tiempo. San Agustín, por ejemplo, pensaba que eran más los condenados que los salvados. Desde este presupuesto resultaría que la sangre derramada “por muchos” sería en realidad derramada “por pocos”. A los que así piensan, aunque no se atrevan a explicitarlo, les encantará el cambio de traducción, pero será a costa de una cierta incoherencia. Porque mientras muchos pueden ser todos, y en todos encuentra el muchos su mejor realización, es claro que muchos no pueden convertirse en pocos, porque dejan de ser muchos.

Por tanto, con una u otra traducción, hay que dejar bien claro el alcance universal de la obra redentora de Cristo. Lo dijo muy bien el Concilio Vaticano II: “Cristo murió por todos, y la vocación suprema del hombre en realidad es una sola, es decir, la divina. En consecuencia, debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien al misterio pascual de Jesucristo”.

Final con un poco de humor: recuerdo un chiste de Mingote, en el que una señora con rosario, poco después de acabado el Vaticano II, le decía a otra señora: “Ya puede decir lo que quiera ese Concilio, que al final nos salvaremos los de siempre”. Es de esperar que “los de siempre” seamos, como dice el Apocalipsis, una multitud inmensa que nadie puede contar.

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josecarlos
25 de marzo de 2010 a las 11:03

¡¡ Dios no salva a quien no quiere !!. Esto si que no es cuestión de términos litúrgicos. El "posibilismo" nos permitirá soñar con que muchos pudieran ser todos; no es broma que las imágenes del Apocalipsis nos muestren a miles y miles de seres celestiales alados, que como en una danza cinética van acompañando a otros tantos seres humanos, mientras ascienden hacia la luz después de haber salvado sus vidas y sus cuerpos. Yo creo de verdad que en realidad lo único que salvamos es la dimensión espiritual que el universo tiene; esa dimensión que le permite a Dios seguir relacionándose con aquello que Él ha creado. Desde la perspectiva humana es factible que Frankestain se vuelva contra su creador, a pesar de mantener este último, la intención de hacerle inmortal, pero los cristianos después de haber sido redimidos por el anuncio del reino, por el acto y por la palabra, solo concebimos el tránsito y no el fin de la existencia.

Cata
25 de marzo de 2010 a las 11:20

Mientras se estan ocupando de semejante traduccion, cosa que considero inecesaria. Pues esta claro. Mientras, las anguilas se les van del capazo. Y esto es asi, ya que en el mundo real nadie parece preocupado por la salvacion en su tiempo tan futuro, sino mas bien en su tiempo mas presente. Pienso que esas personas no estan en el mundo real, sino mas bien en un mundo irreal, tal vez solo rodeados de los que piensan como ellos, no se, pero eso me parece. Solucion no le veo mucha, tal vez vivir clomo los primeros cristianos, pero ellos no llevaban el lastre de tanto mal cometido por los que debian hacer el bien, ¿como explicarlo? Mientras ellos se preocupan de cosas que a nadie interesa, en fin,¿muchos?¿pocos?¿todos? Bajen uds de sus alturas, esten un rato en la calle, que a nadie le interesa.Mientras muchos mueren sin esperanza, muchos estan esclavos de la droga, del sexo, y de la pildora del dia despues, muchos se deseperan por el paro, familiares que no aguantan porque estan enfermos, y la solucion es el aborto y la eutanasia, no aguntar a nadie, eso es sin duda lo mejor. ¿Les cuesta salir a la calle y predicar el Evangelio a tofdos? ¿o solo a los suyos?, si eso es lo mas facil, predicar en sus gbrupos, a los que tienen fe, los admiran y les dan palmaditas de lo bien que lo hacen, Mientras en la calle te maltratan y se rien de ti...¿que me puede importar a mi eso? Pues no me importa nada, y me escandaliza que pierdan el tiempo en eso, Yo cada vez me atrevo menos a decir que soy catolica...es motivo de risa , y no me extraña.

Bernardo
25 de marzo de 2010 a las 17:54

Mientras leía el post me acordaba del famoso chiste de Mingote. Es claro el peligro que apuntas y mucho me temo que la cosa va por ahí. Puede suceder lo mismo que con el "perdónanos nuestras deudas...", que se conviertió en una cuestión simplemente moral con lo de "ofensas". Al final estas cosas tienen mucha importancia, no hay más que ver cómo se está tergiversando el espíritu del Concilio con las interpretaciones que se hacen. Ya nos advirtió Alberigo de ello. Ahora el campo de juego es la liturgia.

Antonio Praena
25 de marzo de 2010 a las 19:19

Me dará un gran disgusto esa traducción. Decir "por muchos" con esa traducción literal del famoso "polus" que en realidad quiere decir todos o, al menos, es una forma de decir la totalidad, me parece una barbaridad. Porque mira la salvación desde la perspectiva interpretativa y ya interpretada de los hombres, de su pensar que a no todos alcanza, lo cual es cierto, pero traicionando la perspectiva de Jesucristo que vino y derramó su sangre por todos. De lo contrario estamos restringuiendo la salvación y mediación universal de Cristo. ¿Quienes somos los teólogos para ponerle puertas al campo? ¿Quien puede ponerle restricciones a la "misio" salvífica del Hijo, que es obediencia a la voluntad del Padre?
Lo puedo decir más alto, pero no más claro.
Antonio Praena

lamentable
25 de marzo de 2010 a las 20:48

Da la impresión que esta taducción reafirma la idea del judaismo del pueblo elegido, en la estela de quienes afirman que el cristianismo no es más que la universalización del judaismo. Lamantable, sinceramente. Y en estos tiempos, es una visión miope y con mucha presbicia : de un tiempo pasado. ¿ Tanta necesidad hay de una reafirmación identitaria?

Alguien dijo antaño que de existir el infierno, no se sabía si dentro había alguien. La misericordia se ríe del juicio.
¡ Que sabe nadie...! Muchas sorpresar nos deparará la parusía. ¿ Soy yo Señor el elegido, soy yo?...

picapedrero y servidor de uds.
26 de marzo de 2010 a las 00:24

"Allí donde se reunen los buitres, allí está el cuerpo" El cuerpo de todos; ¡vamos, que no se salva ninguno!
¡Qué forma de querer jugar con la culpa... de los demás! De, como yo soy de los "supremos", puedo excluirte. Incluso aunque tú quieras incluirte.
Propongo esta paradoja aunque la salvaréis fácilmente:
Nadie puede salvarse por sus obras; luego nadie puede condenarse por ellas; si así fuese, dejar de hacerlas no le condenaría; esto es, le salvaría.
¡Ah!... que la fe es cuestión de actitudes y no de obras (?) "Muestrame tu fe sin obras..." Y más: "Perdónales porque no saben lo que HACEN"
No hay pecado; hay un camino eterno a la perfección. Un CAMINO que cada cual debe descubrir y andar a "su tiempo"
Todo lo demás son especulaciones de los que pretenden el rio, revuelto.
Todos somos hijos de Abraham; si no, levanta esa Piedra que tantos rechazaron

Azucena
27 de marzo de 2010 a las 13:26

Sinceramente, no entiendo de griego ni de latín, ni de traducciones, etc... sólo entiendo que Cristo derramo su sangre por TODOS, y TODOS SON TODOS, lo que cierto circulo quiera interpretar, traducir y cambiar es problema de ellos, ¿por que cambiaron "perdona nuestras deudas..." por "perdona nuestras ofensas"? afectaba a la contabilidad? ¿o estaban cansados de que los deudores se frotarán las manos por no pagar? Realmente me parece tan absurdo... el lo hizo por TODOS, independientemente de lo que hiciera el resto del mundo, o de lo que hicieran muchos o de lo que hicieran pocos... que intención hay en que cambien esto? ¿no sera que ese círculo desea que fuera derramada Su Sangre por "polus" y no por todos?
Dejense de traducciones y de cambios lingüísticos que esos no son los cambios que necesita la Iglesia.

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