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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

23
Abr
2015

Misericordia, viga maestra que sostiene a la Iglesia

4 comentarios

El Papa acaba de publicar una bula convocando para el año 2016 a un jubileo extraordinario de la misericordia. Precisamente ahí, en el anuncio de la misericordia de Dios y en la vivencia de las obras de misericordia, se juega la Iglesia su credibilidad, o sea, el ser escuchada y respetada. Pues la misericordia es “la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia”. En la misericordia, y no en la ley o en la justicia, está la clave para entender el Evangelio de Jesús. Lo que movía a Jesús, en todas las circunstancias, era la misericordia. En ella se refleja el modo de obrar del Padre y ella es criterio para saber quienes son realmente sus hijos.

Subrayo tres de las muchas ideas que pueden encontrarse en la carta de Francisco. La primera es la relación entre el jubileo de la misericordia y el quincuagésimo aniversario de la conclusión del Concilio Vaticano II. La Iglesia siente la necesidad de mantener vivo este evento, con el que ella iniciaba un nuevo periodo de su historia. Y de hacer siempre reales las palabras de Juan XXIII en su discurso inaugural del Concilio: la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia y no empuñar las armas de la severidad.

El segundo subrayado se refiere a una idea de Tomás de Aquino, recogida también por la liturgia: donde Dios manifiesta de verdad su omnipotencia es cuando usa de misericordia. La misericordia, lejos de ser un signo de debilidad, es un signo del poder de Dios. ¿Cómo es esto posible? Vale la pena recordar la explicación que ofrece Santo Tomás: “la manera de demostrar que Dios tiene el poder supremo es perdonando libremente los pecados… porque perdonando y apiadándose conduce a los hombres a la participación del bien infinito, que es el máximo efecto del poder divino”. En otras palabras: tiene poder el que logra lo que se propone. Lo que Dios quiere para todos y cada uno de sus hijos es la salvación. Perdonando los pecados consigue ese fin. Luego su poder se manifiesta cuando perdona y tiene misericordia.

Al final de la carta hay una pequeña sorpresa. La misericordia puede favorecer el diálogo interreligioso. Ella posee un valor que sobrepasa los confines de la Iglesia. En primer lugar, porque es una ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano. Por tanto, puede ser un buen lugar de encuentro con todo ser humano. Pero también porque las grandes religiones monoteístas, como el judaísmo y el islam, la consideran uno de los atributos más calificativos de Dios. Por eso, el Papa desea que este año jubilar de la misericordia “nos haga más abiertos al diálogo” para conocer esas nobles tradiciones religiosas y permita que todos los creyentes en el único Dios nos comprendamos mejor. Más aún: el Papa desea que la vivencia de la misericordia “elimine toda forma de cerrazón y desprecio, y aleje cualquier forma de violencia y de discriminación”.

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miser- i- cordia
24 de abril de 2015 a las 18:16

La mirada de la misericordia es la mirada de Dios en Jesucristo; una mirada que no juzga inquisitorialmente, que no corrige con groseria, que no reprocha,que no exige perfeccionismo. Significa compasion de nuestras debilidades, flaquezas, torpezas. Es mirada amorosa, cuantos miran asi? Es mas habitual encontrar caras de vinagre.

Luciana
25 de abril de 2015 a las 15:58

¿Y pregunto:¿Es que podemos ser misericordiosos porque nos va,porque sale de nosotros una virtud nada mas tocar un botoncito', o que tenemos que esperar a que el misterio de la gracia o el Espíritu Santo nos permita dar lo que de nuestra cosecha nos es imposible?.
Nos gustaría ser,misericordiosos,complacientes,generosos en una palabra,hacer felíz al prójimo con nuestros dones. O,hemos antes de ponernos en oración,suplicar a Dios poder dar lo que sentimos hacia el otro?.Pienso que,esta actitud humilde necesita Dios de nosotros para que nos convenzamos de que sin Su ayuda nos va a se imposible.

Antonio Saavedra
26 de abril de 2015 a las 02:56

Creo que a la vista de la misericordia divina así planteada habría que revisar tantos hechos recogidos en el AT, escritos por autores que no la reconocían en Dios, al que presentan rencoroso y vengativo, nada misericordioso. Así podría pensarse de los episodios de Abraham e Isaac, Job, derrota de los egipcios, y de tantos otros.
Tomaré como ejemplo el del llamado pecado original, presunto pecado cometido por Eva y Adán con la complicidad de una serpiente parlanchina, pero que "heredamos" los sucesores en la Tierra, verdaderos castigados por ese Dios misericordioso, justificándose con una comparación un tanto burda de la ruina de un padre, que heredan los hijos.
Por supuesto, la Biblia no se puede reescribir, pero sí revisar como se cuenta, sobre todo en "La Biblia contada a los mayores", según pide Fernando Díaz-Plaja, o "La Biblia al pie de la letra" de A.J.Jacobs, o "La Biblia según Mark Twain", libros escritos humorosamente.

Geroteo
30 de abril de 2015 a las 12:35

Lo de la "serpiente parlanchina" y todo eso que comenta el sr. Saavedra es muy sencillo, no necesita reinterpretación. El hombre quiso entonces y quiere ahora ser como Dios, disponer sobre todo y sobre todos, le desafio entonces y le desfía ahora. "Sereis como dioses", dijo la serpiente parlanchina. Es una forma de explicar que la soberbia, madre de todos los pecados anidó y anida en nuestros corazones. Por eso necesitamos la Gracia, por eso necesitamos la Misericordia que Dios derrama tan generosamente sobre nosotros, no para que la retengamos sino para que la practiquemos también con los demás. Pero a la vez nos llama a la conversión; la compasión con nuestras debilidades no es para dejarlas en nosotros sino para expulsarlas, deshacernos de ellas en búsqueda del hombre nuevo, según el modelo de Cristo.

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