Ago
Madres y padres solteros
18 comentariosHay muchos modos de ejercer la paternidad y la maternidad. No solo en el matrimonio. También es posible ser padre o madre soltero. Incluso hay una paternidad y maternidad que puede darse fuera de la generación carnal. Es posible, por poner un ejemplo, adoptar un niño, no estando casado. O hacerse cargo de una madre y/o de unos hijos abandonados sin necesidad de estar casado. Conozco varios casos. Son adopciones que nacen del deseo de acogida, de amor, de ayuda a la infancia necesitada. Pero también es posible ser padre o madre solteros sin necesidad de adoptar a nadie en concreto. A veces a las religiosas y a los religiosos se les llama hermana o hermano. Pero en ocasiones se les llama madre o padre. Se trata de una paternidad y maternidad espiritual.
Hay modos de dar vida y de ser fecundos más allá del maravilloso y siempre nuevo misterio de cada nacimiento. En la entrega a los demás, en el cuidado del necesitado, del anciano, del enfermo, del niño abandonado, hay también un modo de ejercer la paternidad-maternidad que, para el cristiano, es imagen y reflejo del cuidado amoroso que Dios tiene sobre cada una de sus hijas e hijos. La mejor imitación de esta paternidad-maternidad divina no es la biológica, sino precisamente la que no nace de la carne ni de la sangre. Aunque este tipo de paternidad-maternidad también puede darse con los hijos nacidos de la carne y de la sangre e incluso es entonces cuando uno se convierte en verdadero padre y madre de sus hijos: cuando los acoge, los educa, los ama, les orienta hacia su verdadero Creador, que es también su verdadero Padre, el origen primero de todo lo que existe.
Madre y padre son palabras suficientemente amplias, profundas, como para que no queden restringidas a lo inmediatamente biológico. El modelo más acabado (el primer analogado dirían algunos) de la maternidad-paternidad es precisamente el Padre del cielo que da vida por su Palabra; más aún, que nos da su propia vida por medio de su Espíritu. Siguiendo este modelo de dar vida por la palabra y el espíritu, hay mujeres y varones (que quede claro: no solo en la vida religiosa) que han renunciado voluntariamente a la paternidad-maternidad biológica para engendrar una vida más íntima, más espiritual, más fecunda, más duradera, más auténtica, más libre. Y para poder ser madres y padres sin limitación alguna.