Ene
Los enredos de los creyentes
5 comentariosLos lectores del blog saben de mi desacuerdo con el titular que un periódico puso a la reciente catequesis del Papa sobre el purgatorio: “El Papa se enreda con el purgatorio”. El Papa no se enreda. Desgraciadamente, los que a veces nos enredamos con algunas cuestiones doctrinales somos los creyentes. Hay mucha falta de finura en la comprensión de algunas verdades de la fe. Quizás debida a una mala predicación o a una insuficiente catequesis. Tengo la impresión de que bastantes creyentes se hacen una idea excesivamente materialista de las verdades cristianas.
Un buen ejemplo es el tema del infierno y del purgatorio. Nos hacemos problema y preguntas sobre si son lugares de tormento y de fuego, en el caso del infierno un fuego eterno y en el del purgatorio un fuego temporal. Y nos olvidamos de lo fundamental: el infierno es ausencia de Dios y falta de comunión con los hermanos; el purgatorio es un momento de purificación, para así lograr la “pureza de corazón” que nos permitirá gozar del amor de Dios en plenitud. No es un momento triste; es la sorpresa, que deja a uno bastante abochornado y desconcertado, de darnos cuenta de nuestra indignidad y al mismo tiempo de la acogida amorosa de Dios; es, por tanto, un momento de inmensa alegría y de gran esperanza.
Los ejemplos de preguntas materialistas y secundarias que impiden la visión de lo fundamental podrían multiplicarse. ¡Cuánta gente, escuchando el evangelio de la resurrección de Lázaro, en vez de preguntarse qué quiere decir el evangelista, se pregunta si “de verdad estaba muerto o no lo estaba”! (Lázaro es una catequesis bautismal sobre Jesucristo como resurrección y vida) ¡Y cuánta más en vez de buscar el profundo sentido teológico de la encarnación por obra del Espíritu Santo, se pregunta por lo que ocurría en el lecho de los esposos María y José! (La virginidad de María sólo tiene sentido como elemento auxiliar de la cristología). Las preguntas sobre lo accidental olvidan lo fundamental. Pero cuando caemos en la cuenta de lo fundamental, muchas preguntas que nos parecen importantes pasan a segundo plano y dejan de interesar y, por tanto, de hacerse.