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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

20
Ene
2011

Los enredos de los creyentes

5 comentarios

Los lectores del blog saben de mi desacuerdo con el titular que un periódico puso a la reciente catequesis del Papa sobre el purgatorio: “El Papa se enreda con el purgatorio”. El Papa no se enreda. Desgraciadamente, los que a veces nos enredamos con algunas cuestiones doctrinales somos los creyentes. Hay mucha falta de finura en la comprensión de algunas verdades de la fe. Quizás debida a una mala predicación o a una insuficiente catequesis. Tengo la impresión de que bastantes creyentes se hacen una idea excesivamente materialista de las verdades cristianas.

Un buen ejemplo es el tema del infierno y del purgatorio. Nos hacemos problema y preguntas sobre si son lugares de tormento y de fuego, en el caso del infierno un fuego eterno y en el del purgatorio un fuego temporal. Y nos olvidamos de lo fundamental: el infierno es ausencia de Dios y falta de comunión con los hermanos; el purgatorio es un momento de purificación, para así lograr la “pureza de corazón” que nos permitirá gozar del amor de Dios en plenitud. No es un momento triste; es la sorpresa, que deja a uno bastante abochornado y desconcertado, de darnos cuenta de nuestra indignidad y al mismo tiempo de la acogida amorosa de Dios; es, por tanto, un momento de inmensa alegría y de gran esperanza.

Los ejemplos de preguntas materialistas y secundarias que impiden la visión de lo fundamental podrían multiplicarse. ¡Cuánta gente, escuchando el evangelio de la resurrección de Lázaro, en vez de preguntarse qué quiere decir el evangelista, se pregunta si “de verdad estaba muerto o no lo estaba”! (Lázaro es una catequesis bautismal sobre Jesucristo como resurrección y vida) ¡Y cuánta más en vez de buscar el profundo sentido teológico de la encarnación por obra del Espíritu Santo, se pregunta por lo que ocurría en el lecho de los esposos María y José! (La virginidad de María sólo tiene sentido como elemento auxiliar de la cristología). Las preguntas sobre lo accidental olvidan lo fundamental. Pero cuando caemos en la cuenta de lo fundamental, muchas preguntas que nos parecen importantes pasan a segundo plano y dejan de interesar y, por tanto, de hacerse.

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lola
22 de enero de 2011 a las 13:08

Para mi el purgatorio , es maestro de comunion y amor fraterno, Nos enseña a pensar en los demas y salir de nosotros mismos, porque hemos de orar y ofrecer sacrificios por las almas de esos hermanos nuestros. De la misma manera, no nos sentimos solos, porque ellos nos acompañan y son ejemplo de personas que han luchado, como nosotros, en esta vida, donde el individualismo reina. POr eso es tan importante poder vivir en comunion con nuestros hermanos del purgatorio y del cielo, para mi.

Manolo
22 de enero de 2011 a las 19:19

¡Cuánta razón llevan tus palabras sobre lo expresado por el Papa! Estamos viviendo en una sociedad donde damos pábulo a cualquier crítica, venga de donde venga sin analizarla sin meditarla. No nos hacemos muchas preguntas, interpretamos lo secundario y nos dejamos fuera de juego lo fundamental. Vivir hoy la fe supone una apuesta decidida por la vivencia del evangelio en comunidad. Si no estamos perdidos.Gracias por tus palabras.

Carmen
23 de enero de 2011 a las 12:28

Hace muchos años, había una niña pequeña que iba al colegio. Antes de cumplir los siete años, la enseñaron a memorizar (para poder hacer la primera comunión) el credo, la salve, los diez mandamientos y los pecados capitales… estos últimos,no los entendió hasta muchos años más tarde.

La contaron, que el cielo es un lugar maravilloso donde van los buenos. Que el purgatorio, era algo parecido a una cárcel, donde se cumplía penitencia por los pequeños pecados cometidos, y que el infierno era un lugar horrible donde los malos se quemaban por toda la eternidad.

Hoy, escucha que:

“el purgatorio es un momento de purificación, para así lograr la “pureza de corazón” que nos permitirá gozar del amor de Dios en plenitud”. Y que, “los que a veces nos enredamos con algunas cuestiones doctrinales somos los creyentes” ya que: “muchos se hacen una idea excesivamente materialista de las verdades cristianas”.

Y lee hoy, que:

“Al cometer un pecado el alma sufre una herida, de una u otra gravedad, según sea la del pecado; cuando, arrepentidos recibimos el Sacramento de la Confesión, Dios nos perdona y la herida sana. Pero en el alma queda una cicatriz que, si no se borra en vida, requerirá purificación en el Purgatorio cuando muramos porque para llegar a la presencia de Dios toda alma debe estar inmaculada. Pues bien, la finalidad de la Indulgencia Plenaria es borrar del alma las cicatrices o huellas dejadas por los pecados ya perdonados para que quede totalmente pura.” De la página: http//sampablozaragoza.org

Creo sinceramente, que la Iglesia en una inmensa mayoría, sigue tratando a los creyentes como a niños pequeños, o como simples ovejas de su redil. Para luego quejarse de que nos enredamos en cuestiones doctrinales.

(La virginidad de María sólo tiene sentido como elemento auxiliar de la cristología)”. Si se nos ocurre a cualquiera decir eso, poco menos que nos declaran herejes. Y no digo que no entienda perfectamente el párrafo y que incluso lo comparta racionalmente. Pero, no se trata de eso. ¿No es un dogma de fe la concepción virginal de Jesús?

Entiendo que este foro es para personas con un alto nivel teológico, por lo que pido perdón por adelantado si he dicho algo inconveniente. Una simple oveja.

Luz y Sombra
23 de enero de 2011 a las 18:26

Ni la argumentación de Martín ni los comentarios me han dejado satisfecha sobre la idea del infierno y el purgatorio.
Vivir sin contar con Dios, en esta vida, se puede llamar infierno o purgatorio, uno que en algun momento ha experimentado la presencia de Dios. Como dice Santa Teresa "tan alta vida espero.......", pero para el que vive sin Dios no tienen sentido esas ideas.
De la otra vida, solo sé que no sé nada. Admito el misterio porque es lo que nos hace vivir en esperanza, la esperanza te hace vivir con gozo y el gozo es ausencia de infierno.

Como cices, Martín, nos falta leer el evangelio como catequesis y no como hechos reales.

Juanjo
24 de enero de 2011 a las 10:13

Ciertamente los ejemplos pueden multiplicarse. Y cuando uno ha comprendido el profundo mensaje que el evangelio intenta trasmitir, siente cierto disgusto cuando observa que se sigue leyendo prácticamente toda la Biblia de forma literal “a la letra”.
Como mucho “algo del AT” se exime de esa literalidad, pero lo corriente es que todo el NT se entienda al pie de la letra, perdiéndose en ello parte de su verdadero sentido.
Por lo reciente, de la celebración apunto los evangelios de la infancia, y la adoración de los magos, el portal de belén, la estrella etc…. ¿Por qué no empezar mejor una homilía “seria” diciendo que cuando nació Jesús no pasó nada. Absolutamente nada. Nadie se enteró. Nacería como cualquier niño judío de su época solo con su padre y su madre para a partir de ahí explicar mejor el magnífico mensaje teológico elaborado cuando se reconoce su divinidad.
Y no digamos de las apariciones del resucitado. ¡Cuánta gente anda rompiéndose la cabeza para intentar explicar cómo sería ese “cuerpo”, que comía y bebía, y atravesaba paredes!.
¡Cuanta formación exégetica hace falta todavía! ¡Cuanta teología biblica sería necesaria! Y no solamente en el pueblo llano que es quien escucha mansamente lo que le dicen “sus pastores….”

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