Ene
Lo del Pisuerga y las enchiladas
6 comentariosCuando se quiere introducir un brusco cambio de tema en la conversación, que no tiene nada que ver con lo que se habla, en España utilizamos esta expresión: “Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid”. En México dicen con la misma intención: “Y hablando de enchiladas”, aunque nadie esté hablando de ellas. Digo esto porque, a veces, parece que algunos discursos que se quieren muy católicos, tienen que sacar a colación algunos temas, vengan o no vengan a cuento. Pongo un ejemplo: hace una semana, aprovechando que el terremoto de Haití causó tanta desagracia, se publicó en un semanario eclesial un artículo (que, en lo que decía de Haití, era pertinente y correcto) que se complacía en recordar que hay cosas todavía peores, como las leyes que despenalizan el aborto, por ser susceptibles de causar más muertos. Lo cual puede ser cierto, pero en el momento del terremoto se trataba de otra cosa.
Esta obsesión de algunos sectores católicos, sea cual sea el tema que se está tratando, por sacar a colación una serie de cuestiones que ellos consideran identitarias, puede desviar la atención del asunto urgente o conveniente que en aquel momento se trata. Y, además, conducir a algo peor: a hacer, al menos, molesto lo más santo. A ver si va a resultar que tendremos que comenzar todas las homilías, las catequesis y los artículos, dejando claras una serie de cuestiones sensibles (que, por cierto, suelen variar en función de aquellos a los que se pretende dejar claro por activa y por pasiva tales cuestiones, con lo que además entramos en otro asunto, que es la necesidad de un adversario para reafirmar la identidad), y una vez dejado clara la fidelidad inquebrantable a tales doctrinas, entonces podremos comenzar a hablar del tema que toca en aquel momento.
Viene bien aquí recordar otro dicho español: “cada cosa a su tiempo y los nabos en adviento”. O sea, fuera de su lugar y tiempo oportuno pierden mucho las cosas y no causan el efecto deseado.