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Lo de la firma real se veía venir
9 comentariosÚltimamente, desde algunos blogs, se apelaba a la condición de católico del Rey de España para recordarle que no le estaba permitido firmar la ley del aborto. Más aún, algunas instituciones autocalificadas de católicas, recogían firmas con el mismo objetivo. De ahí que no me haya sorprendido la pregunta que al respecto le han formulado al Portavoz de la Conferencia Episcopal. Comprendo la incomodidad del Sr. Obispo. Su respuesta puede sorprender: la Conferencia Episcopal “no tiene un juicio” sobre lo que debe o no debe hacer el rey. ¿Por qué no ha optado por un pronunciamiento más explícito? Estoy convencido de que los obispos no quieren de ningún modo desestabilizar la figura del monarca.
Y esos grupos de presión contra la firma, ¿qué pretenden? Saben perfectamente que es imposible políticamente que el rey se niegue a firmar. ¿O acaso pretenden que el rey dimita? ¿Y qué piensan conseguir con eso? ¿No se dan cuenta de que en política las cosas nunca son limpias del todo, que siempre hay muchas aristas que limar y que, en ocasiones, lo mejor es enemigo de lo bueno? Pedir que el rey no firme una ley aprobada por el Parlamento es un brindis al sol.
El rey, como cualquier creyente, es moralmente responsable de sus actos. Pero en moral, incluso en la gravedad hay grados. No es igual la responsabilidad de una persona que contribuye directamente a un aborto, que la responsabilidad de un diputado que vota la ley tras haber buscado que aún fuera más lejos, que la responsabilidad de un parlamentario que pretendiese limitar los daños de esa ley, o que la responsabilidad del que se ve obligado a estampar su firma como notario de un hecho. Los matices son importantes.
Por otra parte, es importante cuidar el tono de las descalificaciones a determinados políticos. ¿Pretendemos acaso que dejen la política y que su puesto lo ocupen otros mucho más radicales? En política no se puede jugar a “todo o nada”. Corremos el riesgo de perder y quedarnos en la nada.