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Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

14
Abr
2011

Llega el rey de los pobres

5 comentarios

La Semana Santa comienza con la conmemoración de la entrada de Jesús en Jerusalén, montado sobre un borrico y aclamado por la gente. ¿Qué clase de gente es la que le aclama? ¿Los mismos que unos días después pedirán su crucifixión? De ninguna manera. Me ha gustado la clarificación que al respeto hace el Papa en la segunda parte de su obra sobre Jesús. Los que aclaman a Jesús en la periferia de Jerusalén son los peregrinos que le han acompañado en su viaje hacia la ciudad santa. Así se comprende que los habitantes de Jerusalén se sorprendan del alboroto y se pregunten qué es lo que está pasando.

Más interesante todavía es la lectura teológica que el Papa hace de esta entrada de Jesús a lomos de un borrico que nadie antes había montado y que los discípulos toman prestado. Estos detalles pueden parecer insignificantes para los lectores de hoy, pero en el contexto de los evangelios resultan sumamente significativos. En ellos está presente el tema de la realeza del Mesías, heredero del trono de David, y sus promesas. Jesús reivindica el derecho del rey a requisar medios de transporte, un derecho conocido en toda la antigüedad. El hecho de que se trate de un animal sobre el que nadie había montado remite también a un derecho real. Y sobre todo se hace alusión a unas palabras del Antiguo Testamento que confieren al episodio un sentido profundo: “tu rey viene a ti humilde, montado en un asno” (Mt 21,5). El caballo es expresión del poder de los poderosos; el burro es el animal de los pobres. El que viene es el rey de la paz, el rey de los pobres. Jesús no apoya su realeza en la violencia. Su poder es de un carácter diferente: reside en la pobreza de Dios, en la paz de Dios, que él considera el único poder salvador.

Los discípulos echaron mantos encima del borrico y la ayudaron a montar. También esto tiene un sentido de entronización real. Los peregrinos que han venido con Jesús se dejan contagiar por el entusiasmo y alfombran el camino con sus mantos, gritando: “Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor”. Estas palabras del salmo 118, que pertenecían a la liturgia de Israel para los peregrinos, las ha conservado la Iglesia en su liturgia. El Domingo de Ramos no es una cosa del pasado. Así como entonces el Señor entró en la ciudad santa a lomos de un asno, así la Iglesia lo ve llegar siempre nuevamente en cada eucaristía, bajo la humilde apariencia del pan y del vino.

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Juanjo
14 de abril de 2011 a las 15:04

Quizá este episodio se haya malinterpretado con la intención de forjar la idea de una entrada triunfal, ostentosa, grandiosa, ¡algo glorioso…!
Históricamente, pasó algo, eso seguro, pero no creo que fuese un acto espectacular, sino profético.
¿Qué rey iría al frente de una batalla subido en un burro?
Se subraya fácilmente el borrico como símbolo de un mesianismo de paz y sencillez. Y hay un detalle se trata de un borrico que estaba “atado” y Jesús manda desatar, es decir, el verdadero mesianismo estaba secuestrado por el mesianismo oficial.
¿Por tanto? ¿Dónde encontrar a Dios? Ya no podemos seguir buscando nuestra plenitud en el triunfo y en la gloria personal.
¿No será más adecuado descubrir la presencia de Dios en mi limitación, en el sufrimiento, en mi misma muerte?

Rey-nado
14 de abril de 2011 a las 18:03

La palabra rey,en este siglo XXI va quedando como de tiempos pasados. Las monarquías tal como se concebían hasta hace poco están llamadas a extinguirse. De hecho su futuro pasa por su democratización. Plebeyas han entrado en la realeza ¿ Que significaría Jesús rey en este siglo XXI.¿ Jesús como rey monárquico asociado al poder. Los pobres en este siglo están bastante distanciadoa en el organigrama de la humanidad de los reyes. Dentro de unos días se casa el futuro rey de Inglaterra. Ya en marcha el boato y dispendio económico a manzalva. Los pobres piensan y miran en horizontal.Distintas connotaciones en reino y rey-nado. Rey-nado de Dios.

En este 14 de abril, un recuerdo a los católicos y cristianos republicanos. Muchos de ellos tambien mártires. Del Rey-nado de Dios.

Bernardo
14 de abril de 2011 a las 19:52

En una localidad cercana, anuncian en carteles callejeros que los que quieran participar en la "Triunfal entrada de Jesús en Jerusalén" pueden inscribirse antes del sábado. Comentaba yo con algún acompañante que "Triunfal" debería ir entrecomillado para significar la ironía que aquella entrada en borrico supuso. Pero claro, ne me entendió. Hube de explicar que la acción de Jesús suponía una parodia de la entrada de los generales romanos o de los gobernantes y que podía, incluso, hacer referencia a la entrada, esta sí triunfal, de Vespasiano tras tomar Jerusalén en el 69.
Aún no hemos aprendido nada de la teología actual en nuestras celebraciones populares.

josemaría esteve i pallarés,op
14 de abril de 2011 a las 20:07

La Iglesia no está por encima de la sociedad. Es más,la única forma de abrir camino el Reino de Dios, es viviendo dentro de la sociedad,compartiendo sus problemas,sus crisis,sus dudas. La Iglesia no necesita poder... Necesita la humildad de la semilla de mostaza, de la levadura...del borrico.

Desiderio
15 de abril de 2011 a las 01:17

Este pasaje me ilumina cómo nos hemos de mover por la vida. ¿Con todo boato, pedientes de aclamaciones, de reconocimientos, de prestigios...? ¿O simplemente con sencillez? Las grandes personas viven de forma sencilla, porque su grandeza desborda lo que este mundo les pueda ofrecer. ¡Cuánto más el mismo Jesús! No es que desprecien al mundo, viven en él con respeto y consideración, pero no apoyan su vida en lo que este mundo les pueda proporcionar. No necesitan poder, ni riquezas, ni prestigio... es más, les estorban. Saben vivir en humildad, en ese difícil equilibrio entre la ausencia de soberbia y la ausencia de esa falsa humildad que tanto daño hace de forma sutil.

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