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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

10
Jun
2010

Las tentaciones de Jericó

5 comentarios

En la montaña de Jericó hay un Monasterio de monjes ortodoxos, el Monasterio de las Tentaciones. Allí, junto a una buena cantidad de iconos, se puede ver una piedra sobre la que, supuestamente, Jesús fue tentado por el diablo. Mejor no entremos en consideraciones teológicas sobre el sentido de los relatos de las tentaciones, no sea que concluyamos que la tentación acompañó a Jesús a lo largo de su vida entera y que, por tanto, si piedra había, podía estar en cualquier lugar por los que Jesús pasaba. En Israel enseñan muchas piedras, bastantes al fondo de una escalera. Para ver la que enseñan en este Monasterio hay que subir la escalera.

Como ocurre en todos los lugares cristianos de Israel, alrededor de las piedras y, en nuestro caso del Monasterio, se encuentra un complejo comercial. Ya se pueden imaginar su nombre: Las Tentaciones. En el complejo, además de servicio de bar y restaurante, es posible comprar todo tipo de objetos y recuerdos: zapatos, camisetas, rosarios, cruces, medallas, joyas, postales. En todo Israel resulta llamativo el contraste entre los lugares religiosos y los negocios que, bajo cobertura religiosa, incitan a un consumo de dudosa utilidad. A la salida del Monasterio de las Tentaciones, pensaba yo que la tentación estaba en este consumo. Se trata de un comercio en el que funciona la picaresca. De entrada, los precios son altos, para rebajarlos considerablemente y provocar así un mayor consumo. Incluso me di cuenta de que uno de los críos –diez años, calculo yo- que a la bajada del Monasterio pedía limosna, era el mismo que un poco más adelante atendía el puesto de los helados. Niño pluriempleado. ¿Qué futuro le espera?

Cerca de Jericó está Betania. Allí enseñan una tumba. No hace falta que diga quien dicen que estuvo. En la tumba se encuentra un aspecto complementario del comercial. En las paredes de la antesala de la tumba y en la tumba misma hay inscripciones del tipo: “Nicolás estuvo aquí”, o “Pepito quiere a Pepita”. El comercio y el turismo son cosas estupendas. Pero no deberíamos perder de vista el sentido religioso de una peregrinación.

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perpetuo Socorro
11 de junio de 2010 a las 11:53

exacto, no perdamos de vista que esta nuestra vida es eso, una peregrinacion, y no mas. No nos dejemos tentar por los mercadillos que tenemos delante y dejemos de ver lo realmente importante.

Bernardo
11 de junio de 2010 a las 13:17

La sociedad de consumo lo fagocita todo, hasta la advertencia del "seréis como dioses si coméis del fruto del árbol del conocimiento". Por lo que cuentas, ese lugar se ha convertido en una metáfora de invertida de aquello que Jesús vivió en el desierto y que la tradición ha plasmado en las "tentaciones". Creo que al final hemos sucumbido a todas: a la de la riqueza, la del poder y de la vanidad. En fin, es lo que toca, debemos saber quitar los escombros de la historia y de la sociedad para seguir viendo el amor que estas realidades siguen vehiculando.
Un abrazo

josemaría esteve i pallarés,op
11 de junio de 2010 a las 14:17


Al comienzo de un Concilio un tanto cuestionado en la actualidad llamado Vaticano II el Papa Juan XXIII,de feliz memoria, dijo,"una cosa es LA SUSTANCIA DE LA FE y otra su envoltura circunstancial en cada época."
Prosigamos en la tarea de educarnos en la edultez de la FE.

rosa de jericó
11 de junio de 2010 a las 18:36

En contraste con la vida comercial de Jericó, llama la atención la blanca desnudez de las piedras de Qumram,los trabajos arqueológicos que nos descubren la vida que impregna piedras y silencios, textos bíblicos en vasijas,raices de nuestra tradición. Silencio del desierto.

Los contrastes y contradicciones de la humanidad se encuentran condensados en Tierra Santa,Espejo de múltiples rostros. Un cordial saludo.

su chico
11 de junio de 2010 a las 21:06

No hace falta ir tan lejos para tan peregrinas peregrinaciones (valga la redundancia)
Y no entraremos en psicologia barata para no perdernos en nosotros mismos

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