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Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

9
Ago
2013

La firmeza comprensiva de la fe

5 comentarios

La fe cristiana es una adhesión firme y convencida al Señor Jesús. Pero al mismo tiempo es comprensiva con aquellos que no han tenido la suerte y la alegría de conocer al Señor. Se trata, pues, de una actitud que, por una parte, da una gran seguridad al creyente y, por otra se muestra respetuosa con aquellos que no comparten el convencimiento del creyente. Porque se trata de un acto libre que adhiere a realidades no evidentes.
 

La fe es libre por su propia naturaleza. No puede imponerse, porque la imposición destruye la fe. En esto la fe se asemeja al amor. No hay amor a la fuerza. Por otra parte, la fe se refiere a lo que no se ve. Cristo resucitado “ya no está ahí”, no es posible señalarlo como se señalan las realidades y personas de este mundo. Se le puede encontrar, pero siempre a través de mediaciones, de sacramentos. Las mediaciones pueden interpretarse de muchas maneras. Para encontrar a Cristo resucitado en los sacramentos hay que realizar un acto de confianza y trascender el signo sacramental. No todos están ni dispuestos ni capacitados para hacerlo. Incluso cuando Jesús estaba sobre la tierra y anunciaba el Reino de Dios, tampoco era evidente que Dios actuase por medio de él. La gente veía a un hombre, y su actuación podía entenderse de muchas maneras: mientras unos descubrían en él a un profeta enviado por Dios, otros decían que quién actuaba por medio de él era ni más ni menos que Satanás. La presencia de Dios en Jesús nunca es una evidencia. Sólo desde la fe y la confianza podemos ir más allá de la humanidad de Jesús para alcanzar, en esa humanidad, a la divinidad.
 

Que la fe se refiera a lo no evidente y, por tanto, que no pueda imponerse, no significa que no sea segura. El ciego que va bien acompañado no ve, pero camina seguro; confía en no tropezar por el camino y en alcanzar su meta. Eso es lo que le ocurre al creyente: muchas veces avanza por senderos poco claros, pero se sabe guiado por la Palabra de Dios acogida en la fe, y así camina con firmeza “como si viera al Invisible” (Heb 11,27).
 

Precisamente porque está seguro de su fe el creyente se muestra tranquilo cuando tiene que exponerla y defenderla. No se irrita ante aquellos que la cuestionan, sea porque no la conocen, sea porque la desprecian. A ninguna persona sensata se le ocurre irritarse ante uno que niega que dos y dos son cuatro. Porque la seguridad de una convicción no depende de la intransigencia con que se defiende. En suma, la firmeza, la seguridad, la fuerza, la convicción de la fe, no se manifiesta a base de actitudes intransigentes o intolerantes. Precisamente estas actitudes lo que suelen manifestar es debilidad y miedo. La fuerza de la fe la hace libre, comprensiva, acogedora, porque su clima natural es el amor.

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en las zapatillas del otro
9 de agosto de 2013 a las 13:33

La busqueda de la Verdad nos demanda ser humildes, coherentes y consecuentes. Dispuestos a implicar plenamente nuestra vida en la búsqueda y el hallazgo. Como lo fué Edith Stein, Santa Teresa Benedicta de la Cruz, cuya fiesta litúrgica celebramos hoy . Su anhelo de Verdad era ya oración. Católica carmelita sin dejar de ser judía, unida en su muerte a su pueblo judío, siendo mártir católica por su fe en el Señor Jesús. Lloró junto a su madre judía cuando le dijo que era católica. Le acompañaba a los oficios en la sinagoga. Siguió firme en su fe católica respetando sus raices hebreas.

Todos somos peregrinos en búsqueda de la Verdad. Porque nunca la poseeremos en plenitud en esta Vida. Cada uno en circunstancias distintas en esta búsqueda. Necesitamos de esa empatía con la que Edith Stein nos recuerda la necesidad de andar un trecho en las zapatillas del otro, para comprender y amar en profundidad, con el Amor con que Dios nos ama a todos.

“la fe no se contenta con obtener algunas verdades acerca de Dios, quiere conseguir a Dios mismo, que es la verdad; quiere al Dios completo, y lo capta sin ver” ( Edith Stein)

Gracias Fray Martín.

Maite
9 de agosto de 2013 a las 19:28

Me gustaría hacer una precisión, si me lo permite. Yo diría: la fe es comprensiva porque es firme, es respetuosa y tolerante porque es segura. El motivo de su comprensión es su seguridad y firmeza. De ahí, y en línea con lo que usted dice, se puede concluir: la falta de tolerancia y respeto es prueba de una falsa fe. La intransigencia es débil e insegura.

salto en el vacío
9 de agosto de 2013 a las 21:45

Y sin embargo hay que dar el salto. Hay un continuo-discontinuo que pide un acto de voluntad: querer en última instancia es querer creer. Un salto en el vacío. Un jugarsela a cara o cruz. Un asunto de muerte- resurrección como señala Timoty Radcliff en la magnífica entrevista accesible en esta web. Por la fe esperamos que Dios nos recoja despues del salto. Pero el salto hay que darlo.

Juanjo
10 de agosto de 2013 a las 09:32

Interesante y acertada precisión. ¡Cuantos problemas e incluso masacres se hubieran evitado a lo largo de la historia de la Iglesia si esto se hubiese tenido claro desde siempre! Y es que una cosa es la justa proclamación del evangelio y confesión de esta fe y otra su imposición. Creo que todavía hoy se entremezcla en ocasiones la proclamación libre del evangelio con el hecho de hacer proselitismo.

Juan
10 de agosto de 2013 a las 22:09

Es la fe una conquista del hombre o regalo amoroso de Dios? Supongo que ambos. A lo largo de la Historia de la Iglesia, sufrimos la dolorosa experiencia de la desunidad de la Iglesia por razones de cultura (entre otras). La fraternidad Cristiana se ve alterada en todo momento cuando consideramos la fe como conquista.
Caminemos con humildad y agradecimiento por la fe recibida y aceptada. Gracias fray Martin.

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