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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

13
Ago
2010

La edad de la comunión no es la cuestión

5 comentarios

Aprovechando que hace 100 años Pío X decretó que los seis años era una buena edad para hacer la primera comunión, puesto que el niño ya goza de “uso de razón”, el Cardenal Cañizares ha publicado un artículo en L’osservatore romano lamentando que actualmente se tienda a retrasar la primera comunión, y reivindicando para ello una edad temprana. Monseñor Cañizares afirma que hoy se ha adelantado la “madurez” y, por tanto, a los seis o siete años se es perfectamente consciente de lo que se hace. Estoy de acuerdo. Pero siempre que demos por supuestas algunas cosas, que quizá no hay que dar tan por supuestas.
 

Los seis años es una buena edad para comulgar siempre que el niño tenga una conciencia cristiana adecuada a su edad. Desgraciadamente, muchas primeras comuniones, a los 8, 9 y 10 años, no cumplen esa condición. Hoy el ambiente familiar no propicia esa madurez cristiana. En muchos casos la ceremonia se hace por inercia o costumbre social y familiar. Se aprovecha la ocasión para hacer fiesta, celebrando que la niña o el niño ya empiezan a ser unos mocitos.
 

Una vez que aceptamos el bautismo de los niños, donde es evidente que no tienen madurez personal para profesar la fe que el rito supone y exige, no veo qué problema puede haber en recibir la eucaristía sin una conciencia suficiente y adulta de lo que es y pide el sacramento. Siempre que ocurra lo mismo que con el bautismo, a saber, que los padres y padrinos se comprometan a educar y acompañar al niño en la fe. En el caso del bautismo este compromiso es dudoso en muchas ocasiones; en paralelo, estamos facilitando primeras comuniones en las que el compromiso de los padres es igualmente dudoso.
 

El bautismo y la eucaristía deberían ser la culminación de un proceso catecumenal, de una madurez en la fe, de un “haber llegado a ser cristiano”. Una vez que hemos cambiado el orden y aceptado que “primero se les bautice, luego les enseñaremos a ser cristianos” (como decía San Agustín), tampoco habría problema en aceptar que “primero se les imparta la eucaristía, luego les enseñaremos lo que significa y exige”. Donde yo veo problema es en el “luego”. Porque “luego”, con demasiada frecuencia, no ocurre nada. El problema no es la edad, es cómo hacer hoy cristianos. Porque “los cristianos no nacen, se hacen”, decía otro autor antiguo llamado Tertuliano.

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Bernardo
13 de agosto de 2010 a las 11:54

El dardo, como siempre, en la cuestión, Martín. Ahí está el problema, en el "luego", en el "ya lo aprenderá", porque habitualmente esto supone dar espacio para que el niño se sienta mal con la fe. Mi experiencia con jóvenes católicos de familias tradicionales es que rechazan el gesto que "cometiron" con ellos y que lo que suponía un bien se ha tornado un mal en su conciencia.
Mucho me temo que las palabras del cardenal están dirigidas a asegurar el número de católicos que han pasado por los sacramentos con el fin de obtener alguna prevendea estatal. Al fin el tamaño sí importa porque con él se le exige al estado para que aporte recursos. No digo yo que los recursos estén mal, pero me parece que la intención es espúrea.

¿niños maduros?
14 de agosto de 2010 a las 11:24

De acuerdo Martín en que el cristiano se hace. ¿Madurez a los seis años? No hay que extrañarse del efecto rebote, y el abandono despues de la comunión, y el resto despues de la confirmación. Porque no se ha deslindado la iniciación social con lista de comunión en grandes almacenes, de la iniciación cristiana. Hoy en Francia abunda el retorno de adultos al cristianismo despues de de-construir la manipulación sufrida por parte de padres, e institucion eclesiastica. Igual que el matrimonio entre adolescentes adolece de madurez, tambien la iniciación temprana. La comunión va inserta en la celebración eucaristica dentro de una comunidad. Y hace falta madurez para ir más llá cuando la cristianita se de cuenta que no podrá acceder al altar sino es como monaguilla, en una de las pocas instituciones machistas que quedan. La elección libre y madura, de religión, estado civil, de pareja se da en la edad adulta. Saludos
Mientras no se de la autentica separación Iglesia- Estado, seguiremos asistiendo a puestas en escena en base a la cantidad no a la calidad. Y a paradojas como que el grupo Prisa, tan denostado por la institución eclesiastica, subvencione mayoritariamente la próxima visita del Papa. Todos ganan Incluso los grandes almacenes que venden los marineritos de primera comunión. El gran teatro que diria aquel

Carmen
14 de agosto de 2010 a las 13:33

El tema de la primera comunión (Y la última para la mayoría). Es a mi entender una cuestión de de fondo y no de edad.

Creo sinceramente, que la Iglesia debería dejar de seguir complaciendo a una sociedad que no tiene el más minino interés religioso. Como ocurre con tantos matrimonios y bautizos.

Solo cuando las familias se desenvuelve en un ambiente religioso practicante, pueden trasmitir a los hijos desde pequeños el valor de los sacramentos. Y es en esos casos, cuando la edad de la primera comunión podría ser temprana.

Desde mi modesta opinión, el orden de los sacramentos no está bien planteado.
La confirmación debería ser previa a la primera comunión. Aunque eso nos llevase a la adolescencia. ( Nos ahorraríamos toda la tontería que rodea, en la mayoría de los casos la PRIMERA COMUNIÓN)

perpetuo socorro
14 de agosto de 2010 a las 15:23

A esa edad los niños son una maravilla, simplemente hay que volver a ser como ellos.
No se donde esta el fallo, no lo se...pero hoy Dios no es necesario, y tal vez sea ese el fallo. Es el pecado original, nosotros somos autosuficientes, y queremos vivir al margen de Dios

Dodecilsulfato sódico
7 de octubre de 2010 a las 16:07

Para hacer la comunión supongo que habría que tener claro cuál es su sentido. No creo que Cañizares haga bien en insistir sobre los tiempos, no debería haber prisa por hacer las cosas sino que hay que hacerlas bien. Si la comunión es la entrada de un ser independiente en la Iglesia, habrá que definir qué es ser autónomo como para entrar en la Iglesia, que no es lo mismo que ser autónomo para saber atarse los cordones de los zapatos, o distinguir izquierda-derecha. No es sólo la capacidad de asimilar lo que ocurra, sino que también debería ocurrir algo ¿qué? la formación. El niño debe saber qué está haciendo.

Yo siempre diré que el gran problema de la Iglesia es que no sabe comunicarse con la sociedad. No porque los medios de comunicación la traten mal, me refiero a que no sabe cumplir esa misión tan importante suya: transmitir la fe.
La catequesis es a día de hoy un pitorreo. Salvo honrosas excepciones, los catequistas no enseñan nada. Todo es mundo rosa y alegría sin sustancia.
Tal vez por eso en la catequesis para la Primera Comunión los niños acaban sabiendo poco más que Dios es amor y cosas bonitas. Y cuela porque en realidad ellos no deciden mucho sobre si comulgar o no, sino sus padres. Y ellos no se plantean si eso es correcto, pero como "Jesús es mi colega", pues adelante.
Tal vez porque la catequesis para la Confirmación sigue en esa línea los jóvenes se marchan. Porque el nivel intelectual sigue como para niños de ocho años. Y es cierto que hasta el más romo es capaz de Dios (todos estamos llamados, todos podemos responder), pero eso no significa que la Fe sea un asunto simple. Tiene mucha más miga, mucho trasfondo de conocimiento y planteamientos interesantes. Por eso luego los que sean mínimamente avispados se encuentran sin razones sobre las que sustentar su fe, o incluso asocian la Fe a un asunto de niños. No conocen la Fe ¿Cómo van a adherirse a ella? Siempre queda la opción de interesarse y leer uno mismo per, no nos engañemos, somos una minoría. Y tampoco las familias hacen mucho esfuerzo en este sentido.
¿Qué más da comulgar a los 6, 8, 10 o 20 años si no se ha hecho nada por formar como cristiano? ¿Dónde está el cristianismo como fuente de sabiduría, como motor de filosofía, como idea potente? Cada vez la Fe tiene que combatir con más informaciones y ofertas. Si renuncia a plantear una defensa firme, no hay que extrañarse de que sea derrotada con tanta frecuencia.

Un saludo, interesante blog.

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