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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

10
Ene
2010

Jesús dando la comunión

7 comentarios

En una de las sacristías que hay en los pueblos y ciudades de España me encontré con un retablo en el que se representaba la Cena de despedida de Jesús con sus discípulos. Ante mi sorpresa, el artista, por llamarle de algún modo, porque hay licencias que más que arte denotan ignorancia, representaba a los discípulos de Jesús sentados alrededor de una mesa. En uno de los lados de la mesa estaba solo Jesús y desde su lugar central y presidencial repartía el pan metiéndolo en la boca de sus discípulos, en forma de hostia redonda, que asemejaba las actuales. La imaginación del pintor, por llamarlo de algún modo, era realmente pobre. Se le podría haber ocurrido poner a Jesús frente a la mesa, de espaldas a los que estaban cenando con él, y hablándoles en un idioma que no entendían, como era entonces el caso del hebreo.

La celebración actual de la Eucaristía quiere ser y es una “copia” del “modelo” original de la Cena de Jesús. Sin embargo, es obvio que las coincidencias entre nuestro modo de celebrar y aquella Cena son mínimas. Eso nos debería hacer pensar en la libertad con la que la Iglesia ha procedido en la configuración del rito eucarístico. Y debería animarnos a buscar nuevas formas litúrgicas, atentas a la sensibilidad de cada época, que hagan transparente, comprensible y eficaz un simbolismo tan rico y fecundo. Un ejemplo son las mismas especies del pan y del vino en culturas en las que son desconocidos o no constituyen alimentos básicos. Algunos se preguntan qué impediría que la Iglesia autorizase a tomar como especies aquellos productos básicos que en cada cultura ayudan a ver a Cristo como alimento fundamental de la Vida. Eso dejando aparte que la identidad de nuestro pan y vino con los de los tiempos de Jesús es muy relativa. Basta recordar que el capítulo sexto del cuarto evangelio, capítulo eminentemente eucarístico, nota expresamente que el pan repartido no era de trigo, sino de cebada, o sea, el pan de los pobres.

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Catalina
10 de enero de 2010 a las 11:39

No lo se, pero algo falla aqui. No creo que sea no el tipo de comida, ni de bebida ni como se haga. Eso pensaba yo antes. Creia que si buscaba una Celebracion mas activa , mas viva, mis hijos se sentirian mas atraidos. Pero no es eso, no es eso. Lo de menos es la celebracion, el tipo de pan, el tipo de vino. Lo unico importante aqui es el encuentro con Cristo personal. Eso es lo que debomos trasmistir, y dar. Lo otro son tonterias que a la gente no lo importa nada. Solo demos una vuelta por nuestros templos cualquier domingo, ¿que vemos? montones de viejos y ni aun eso, hay mas bailando y ligando en un club de jubilados.

Oscar
10 de enero de 2010 a las 12:02

¿Y qué decir de las comidas del Jesús histórico y de Cristo resucitado con los suyos a base de pan y peces? ¿O del símbolo del pez en las catacumbas como identificativo de los cristianos?

Fray José Mª Esteve,op
10 de enero de 2010 a las 16:31

A veces, nos preocupamos y estamos pendientes de si el celebrante ha pronunciado las palabras del ritual.Hacemos problema de si hay que comulgar en la mano o la boca. Y mientras tanto, a pocos paree preocupar la celebración de una Eucaristía que NO es signo de verdadera fraternidad.
La Eucaristía nos obliga a preguntarnos qué relaciones existe entre los que la celebramos. Como "signo de comunión fraterna",la Eucaristía se convierte en burla cuando en ella participamos todos, creadores de injusticias y víctimas de los obusos,los que se aprovechan de los demás,los que marginan y desprecian,sin que la celebración parezca cuestionar seriamente a nadie.

Bernardo
10 de enero de 2010 a las 17:48

Esa misma sensación de perplejidad se me queda a mí, no ante cuadros, sino ante eucaristías que tienen de Acción de Gracias lo mismo que de arte ese cuadro del que hablas. Algunos oficiantes parece más bien malos actores que intentan repetir un papel que han aprendido de memoria porque son incapaces de vivirlo y hacelo vivir a otros. Para no escandalizarme he de refugiarme en una actitud de pura observación de los actos externos de los demás, de lo contrario no sé hasta donde llegaría mi ira.

inculturación eucaristíca
11 de enero de 2010 a las 07:56

Lo que está dirimiendose en la actualidad, incluida la celebración Eucarística, es el modelo de Iglesia Católica. Y ya vamos viendo: religiosos a quienes se les impone silencio preventivo,eucaristías en las que la comunión de quienes participan no se hace patente. Dificilmente podemos imaginar a Jesús en la última Cena de espaldas al resto de comensales. Porque compartían una comida en casas particulares, como siguieron haciendolo los primeros cristianos.
Es dificil imaginar que en paises como Camboya donde no tienen ni para piernas ortopédicas para las víctimas de minas antipersonas, donde el alimento básico es el arroz, no se utilice en la eucaristía, como la bebida correspondiente al vino mediterraneo. ¿ O los pobres tienen que importar trigo, cuando no tienen ni para comer ?. Y la quinoa en America Latina. Lo utilizan, no lo publican a los cuatro vientos, por razones evidentes. La inculturación eucaristica debiera tenerlo en cuenta, para no caer en colonialismo eucarístico. Como el tema de la lengua en la que se celebra, para hacer a Jesucristo más cercano,saboreándo su Palabra en su lengua materna.
El pan negro multicereales es el más caro del mercado ahora, y el más buscado en epoca de guerra. Porque el pan negro, de pobres, es más nutritivo y tiene más fibra, es más saludable.Riqueza de lo pobre.
Lo esencial es que ese Pan de cereales, de arroz, quinoa, el vino o licor de arroz es Cristo Pan de Vida dándoSe. Que no nos falte. A nadie. Saludos cordiales

valero
11 de enero de 2010 a las 10:11

A mi me parece que lo fundamental de la eucaristía es que realiza aquello que dice el evangelio de San Juan: "Que todos sean uno, como tu Padre, estás en mí y yo en tí" Los signos ayudan a realizar la fraternidad, y son en mi opinión, el medio y no el fín. No obstante a la hora de hablar de la modificación de los signos y la liturgia en la eucaristía, no hay que olvidar que Dios en Jesucristo, entró en la historia humana, se encarnó, no por casualidad, en determinada cultura y tradición religiosa, en la cual tienen su raíz, los signos de los que hablamos.

María
12 de enero de 2010 a las 10:36

También estoy de acuerdo en "actualizar" las oraciones, los signos, y también los fondos. Me explico: ¿cómo podemos seguir contando a los niños de catequesis lo del Pecado Original, Adán y Eva, la Creación en 7 días...? Por supuesto debemos adaptarnos a los signos de los tiempos y en religión es básico. Necesitamos una teología del siglo XXI. Nadie habla hoy con su padre con lenguaje del siglo 18 ni 19(oraciones aún las oigo cerca de mi entorno y que realmente creo que NO quieren abandonar por miedo, costumbre o desinterés. ¿Sería posible actualizar el lenguaje bíblico y litúrgico a dia de hoy? ¿Sería bueno abrir a cada cultura y adaptar las celebraciones para enriquecernos y vivir lo que celebramos con intensidad? Gracías, Martín, por abrir tema candente una vez más!

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