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Infanticidas y aborteros
8 comentarios“El infanticida es más racional que el abortero; y también, en cierto modo, más bizarro”. Es una frase literal sacada de un artículo de opinión publicado por el ABC. El artículo toma pié de un espantoso descubrimiento ocurrido en Francia: tras la aparición de restos humanos en el jardín de una casa, una mujer de 45 años ha confesado que, a lo largo de los últimos diez, había matado a sus ocho hijos recién nacidos y luego había enterrado los restos en el jardín. Al venderse la casa, las nuevos propietarios encontraron los restos. Pues bien, a partir de estos hechos que han conmocionado a Francia, el articulista aprovecha para sacar a colación el tema del aborto. Comparado con el aborto, el infanticidio sería más racional y bizarro, más valiente en suma. La racionalidad estaría en que con el infanticidio hay más posibilidades de “seleccionar” a los mejores, sacrificando con más seguridad a los inadaptados. La valentía vendría de que con el infanticidio hay que “mirar a la cara” del niño y en el aborto no hace falta.
Tengo la impresión de que, al comparar dos asesinatos, se trata de orientar el ánimo del lector hacia uno de estos males, considerándolo más cobarde e intolerable. Como en esta España de nuestros amores el tema del aborto es un asunto sensible (a la par que aborrecible), se aprovecha la ocasión para insinuar lo mal que estamos moralmente y lo perversas que son las leyes despenalizadoras del Gobierno. El aborto se utiliza como arma arrojadiza. Ya he dicho, en otras ocasiones, que las comparaciones, además de odiosas, no empeoran ni mejoran los elementos comparados. Pero sí logran que se termine hablando no del asunto del día, sino de otro asunto. Se ha comparado el aborto con Haití, con el hambre en el mundo, con la pederastia. Ahora se le compara con el infanticidio. Pues no, no hay nada que comparar. Cada cosa es mala o buena por sí misma. Hay que condenar claramente todo lo que atenta contra la vida. Pero mezclar un asunto con otro hace que la atención se desvíe del asunto que “ahora toca”, para además hacer política a costa de la moral. Desgraciadamente, además del aborto, hay muchas otras formas de matar igualmente condenables. Sería una irresponsabilidad olvidarlo.