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Ídolos de muerte
9 comentariosA veces se oye decir que los mayores retos que se le plantean hoy a la fe cristiana provienen del agnosticismo y el ateísmo, mientras se estima que la idolatría es una realidad pasada, propia de culturas pre-modernas y supersticiosas. Sin embargo, tengo la convicción de que los ídolos nunca se han ido. Y hoy están más presentes que nunca, pero de forma encubierta, lo que los hace todavía más peligrosos, aumentando así su capacidad destructora y el imperio de la muerte. Pues los ídolos matan. El Padre de Jesucristo da vida, porque es padre y es amor. Precisamente porque es padre está enfrentado con todo lo que genera muerte. Este “todo” no es algo difuso e indeterminado, sino realidades concretas y activas, aunque busquen ocultar sus rostros.
Los ídolos de muerte están muy presentes en nuestra sociedad, configurando la vida y la muerte de muchas personas. Son ídolos porque presentan características propias de la divinidad: pretenden ser intocables, ser adorados, prometen salvación, aunque en el fondo deshumanizan, ya que exigen sacrificios humanos para poder subsistir. ¿Sus nombres? En cada página del Nuevo Testamento Jesús nos advierte contra dos de ellos, muy actuales: el dinero y el poder. El mercado, la riqueza, el poder militar, el poder dictatorial que apela a ideologías nacionalistas o manipula símbolos del pasado, y también esta cultura más o menos explícita que proclama un sexo desligado de lo humano, o unos supuestos derechos al propio cuerpo que resultan mortales para otras vidas, todo eso y algunos más son ídolos que hoy están muy activos.
El Dios de la vida se siente más celoso que nunca de ellos e interpela a sus seguidores a desenmascararlos llamándolos por su nombre, porque una vez desenmascarados pierden parte de su potencial mortífero. La palabra de Jesús sigue siendo actual: no podéis servir a Dios y al dinero, pues el dinero, como dice San Pablo en una de sus cartas, es una idolatría. El dinero es la síntesis de los ídolos, porque todos confluyen en él.