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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

8
Jul
2007

Fortaleza en la debilidad

8 comentarios
Es bueno ver las fortalezas que puede haber en la debilidad. Algo de eso decía Pablo a los Corintios (2Co 12,9). En la debilidad, en la enfermedad, es cuando hay que intentar sacar todo lo bueno que uno tiene. Y también confiar en que Alguien te sustenta y puede más que tú.

Una de las debilidades de nuestra sociedad es el individualismo. Se ha colado, por así decirlo, hasta en lo más comunitario, como es la familia. Uno ya estaba acostumbrado a ver que cada hijo tiene su propia televisión. Pero lo que no conocía es el nuevo modelo de matrimonio de fin de semana. Ella y él tienen su propio piso y sólo se encuentran para convivir los fines de semana. Cierto, también se dan en nuestras ciudades familias extensas, sobre todo entre los inmigrantes. Son familias extensas sí, pero en una cultura individualista.

Un cristiano no puede renunciar a la experiencia del vivir en común, del darse. La vida cristiana es una eucaristía, una entrega total al otro por amor. Importa, pues, que las familias cristianas busquen el modo de organizarse para vivir los valores de la comunión. Me dicen que hay un 30% de familias españolas que sólo hacen juntos una comida al día, normalmente la cena. Me dicen también que la mujer ha salido de casa, pero que el hombre no ha entrado. ¿Quién educa a los hijos? Se educan por delegación. No me parece una buena educación.

¿Y qué decir de la privatización de la fe? Sin duda es posible hacer una lectura positiva de una fe sin influencias sociales: hay ahí una oportunidad para que la experiencia de fe sea más auténtica y más sólida. Pero eso no puede de ningún modo llevar a una vida cristiana en solitario. Pues no es posible un encuentro con Cristo prescindiendo de los hermanos. Ellos son el camino, el medio, de toda auténtica relación con el Señor.
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Bernardo
8 de julio de 2007 a las 14:34

unus christianus, nullus christianus, dijo ya san Cipriano. Es una realidad intríseca de la fe el ser donación, por ello se hace necesario vivirla comunitariamente. El mayor peligro del mundo globalizado capitalista es la destrucción del "habitat" natural del ser humano: el espacio comunitario significado en la familia. Creo que hace más daño a la fe cristiana la atomización urbana importada de USA que cualquier asignatura que se incluya en el curriculo, por mala que esta sea.
Puedo poner como ejemplo la ciudad donde vivo. En los últimos diez años se ha construido una serie de urbanizaciones a modo de cinturón urbano de la propia ciudad. En estas urbanizaciones, elitistas y privativas, se han concentrado las capas sociales más acomodadas o que han elevado su nivel de vida, mientras en el mismo centro de la ciudad sólo pueden vivir los inmigrantes y el estrato sociales autóctono con menos recursos. Esta atomización urbana, que llaman los sociólogos, provoca, de un lado, la destrucción de los vínculos comunales y sociales, al separar los espacios urbanos que supusieron el florecimiento de la ciudad moderna: trabajo, estudio, compra, diversión y estancia se hacen en lugares distintos, diferenciados y separados por vías radiales que los comunican y los diferencian. De este modo, los seres humanos pierden gran parte de los vínculos que los constituyen en tales y son más fácilmente manipulables, ha desaparecido cualquier posibilidad de una acción conjunta organizada.

Bernardo
8 de julio de 2007 a las 14:39

Perdón por utilizar un poco más de espacio. Esta ruptura del orden "físico" nos lleva a la desaparición de las estructuras psíquicas y morales que construyen al ser humano, o más bien, se reconstruye al hombre cual máquina perfectamente preparada para cumplir con sus funciones de producción y consumo. El resto no son útiles para el sistema y deben ser rechazadas. Como se puede colegir, esto supone la muerte de la familia (no sólo la tradicional) y una grave crisis para el cristianismo, que tiene en ella su apoyo más importante. Por este motivo, extraña que ningún prelado alce su voz contra esta forma de organizar la sociedad mientras critica una asignatura, que poco mal puede hacer, y bendice las obras urbanas que le costarán la existencia a la familia que dicen defender.

albert
8 de julio de 2007 a las 16:01

La cohesión cristiana en sociedades multiculturales es el Amor, encarnado generación tras generación en culturas diversas, con estructuras familiares diversas.En Oriente y Occidente. Acampa en este siglo XXI, enmedio de transformaciones familiares nuevas, que demandan soluciones nuevas, buscadas de forma conjunta por todos los miembros de la familia,implicados, comprometidos en este proyecto. Soluciones que hagan crecer a todos los miembros por igual. No a unos en detrimento de otros. En base a este Amor. Importa más la calidad del tiempo de interacción familiar que la cantidad. El cristianismo, la calidad del Amor, no puede depender del hábitat, ni de las estructuras sociales en que se encarne.El cristianismo comienza a quedar fuera de los círculos elitistas, de poder socioeconómico. ¿ No será este el problema?
¿ No será que ser cristiano ya no equivale a pertenecer a la élite?. El cristianismo de las urbanizaciones,donde la mayor parte son nominalmente cristianos, o al menos bautizados, ¿es el mismo que el de los barrios de emigrantes, donde el cristianismo ya convive con otras religiones? ¿ Dónde se encuentra el germen de un presente que ya apunta al cristianismo de un tiempo nuevo?. El cristianismo "de toda la vida",el cristiano-entre-cristianos ya pertenece a otro tiempo.Porque en los barrios urbanos de "rancio abolengo", solo queda gente mayor.Un cristianismo trabajando junto a otras confesiones religiosas por la Paz, la Justicia, la llegada del Reino. Nuestro present

peñafort
9 de julio de 2007 a las 02:08

Es cierto que hoy en día la mujer ha salido de casa y el hombre no ha entrado. El tema tratado es, en mi opinión, de una importancia capital. Varias preguntas probablemente sin respuesta fácil: ¿cómo conjugar el innegable derecho de acceso al trabajo de la mujer con familia cristiana?; ¿es hoy en día posible mantener (en el sentido occidental de la palabra)a una familia con los ingresos de uno sólo de los miembros de la unidad familiar?; ¿es posible trabajar a "medio gas" para poder atender a la familia como es debido? ¿puede realmente una familia sobreponerse a la presión social y mediática y educar en los valores que decida?. No creo que la "calidad" pueda sustituir, sin más, a la "cantidad": los miembros de una familia necesitan tiempo. Es difícil sustraerse al sistema consumista e individualista en el que vivimos y, por otra parte, no suele ser habitual encontrar muchas críticas en nuestros pastores a este tipo de sociedad que, por otra parte, no creo que tenga ningún parecido con el Reino. Creo que somos conscientes de que no vamos por el mejor de los caminos pero, sin embargo, parece que la única solución es salirse del "sistema" y vivir en un mundo con valores distintos a los que imperan en las sociedades al uso en el mundo occidental. Las familias "cristianas" necesitan más orientación y más apoyo por parte de nuestros pastores. Bienvenida la ayuda a los nacimientos pero no es sólo esto. Muchas otras cosas son necesarias para conformar una "familia cristiana".

paco
9 de julio de 2007 a las 08:39

El aumento de nacimientos en España, como reseña la prensa nacional, hay que agradecerselo a las parejas de emigrantes. Emigrantes en cuya cultura,mayoritariamente, la mujer, aún no ha alcanzado las cotas de independencia económica, acceso a la formación,que ya han alcanzado las mujeres europeas. Tambien soportan mayores cotas de trato discriminatorio por parte de sus parejas, incluso con resultado de muerte. La importancia de la independencia económica de la mujer,de cualquier cultura,base de su respetabilidad social, empezando por su propia familia.¿ Lo tiene en cuenta nuestra jerarquía eclesiastica?.La familia cristiana tiene que afrontar los mismos problemas socioeconómicos, de pareja,conflictos generacionales que una que no lo es. La diferencia es su fe en Jesucristo, su pertenencia a la Iglesia-las católicas-que orienta la solución a las dificultades, y da una perspectiva trascendente a sus vidas.
Ciertamente que hay movimientos eclesiales, de todos conocidos, cuyo índice de natalidad supera la media. Su análisis llevaría más allá de los límites de este comentario.Un saludo

Sor Lucía
10 de julio de 2007 a las 01:05

Martín, creo que el individualismo nos está absorbiendo de tal manera, que muchas veces nos es imposible salirnos de sus garras. Apuesto por un camino de retorno a la "familia" a la "comunidad", a los espacios en los que compartiendo nos humanizamos. Gracias por tu palabra oportuna

Julia
10 de julio de 2007 a las 13:56

Casi todo el mundo menciona la salida de la mujer al mundo laboral,al espacio público, y ve en ello aunque, por supuesto legitimamente (en Europa decir otra cosa estaría mal visto), una de las raices del problema. Son menos en cambio los que ponen la nota del problema en la no ocupación por parte del hombre del espacio privado, de la casa y de la educación de los niños.
La simple pregunta de encuesta ¿Usted ayuda en casa? indica la raiz del problema. Mire usted NO.Usted no tiene que ayudar en casa porque la casa es igual de suya que de su mujer. La casa y la familia no son cosa de ella en la ocasionalmente el hombre se compromete con tareas aisladas. La responsabilidad es conjunta y mientrás esa responsabilidad no sea de verdad compartida no encontraremos un verdadero equilibrio.
Los niños se educan por delegación, el problema es que la madre, que siempre había sido la delegada del padre, que poco tiempodedicaba en la mayoria de los casos a los niños, ahora delega en otros (abuelos guarderias;..) lo que ella no puede hacer, y esa delgación esta cada vez más alejada del nucleo familiar.
Por no hablar de que antes se educaba colectivamente(el vecino, la portera que te veia haciendo algo mal te regañaba,...)ahora cualquiera le dice algo al niño salvaje que delante de su padres se comporta como quiere, no vaya a ser que los padres intenten educarnos a nosotros en vez de al niño.

fray
10 de julio de 2007 a las 17:45

Las comunidades religiosas, las familias religiosas, tambien están afectadas de este individualismo que se cita en el post. Actividad, que deriva en activismo, y muchas veces la excusa para no participar en actos comunitarios, con hermanos a veces desconocidos, y sí dedicar más tiempo con gentes de fuera de la comunidad con quien se tiene mayor afinidad, mayor sintonía. Hermanos que viven bajo un mismo techo, pero que casi ni se ven. Se prefiere dedicar tiempo individual al ordenador, que hacer sobremesa comunitaria. Individualismo que llega a todos. Quizá estemos a las puertas de nuevos tipos de comunidades religiosas, nuevas formas de comunicación. Hay modelos que pueden haber terminado su ciclo.

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