Abr
Flaco favor a Juan Pablo II
11 comentariosEstá a punto de concluir el Congreso que la Universidad Católica de Murcia ha organizado en homenaje a Juan Pablo II. Al tratarse de un homenaje, es comprensible que la mayoría de los intervinientes hayan sido Cardenales, entre ellos el que en tiempos del homenajeado fue Prefecto de la Congregación para el Clero, el colombiano Darío Castrillón.
El Cardenal Castrillón, en su conferencia, me imagino que haciendo un paréntesis improvisado más que preparado, ha contado que felicitó por carta, enviada posteriormente a las conferencias episcopales, a un obispo francés por no denunciar a un sacerdote que, finalmente, fue condenado a 18 años de cárcel por pedofilia. El Cardenal consideró a dicho obispo “como modelo de un padre que no entrega a sus hijos”. Visto el asunto con ojos de hoy habría más bien que considerar a este obispo como modelo de un padre que consiente que maltraten a sus hijos. ¿O es que solo los sacerdotes son “hijos” del Obispo y no lo son el resto de los fieles? ¿O quizás es que hay hijos de primera e hijos de segunda? En la Iglesia todos somos de primera categoría.
A continuación el Cardenal cometió la imprudencia de revelar que esta carta contó con el visto bueno de Juan Pablo II. Para colmo los asistentes aplaudieron sus palabras. No sé qué habrá pensado el Cardenal y los obispos que le aplaudieron al escuchar la fulminante reacción del portavoz de la Santa Sede. Sin citar a Juan Pablo II, el portavoz ha dicho que esta actuación de Castrillón es una prueba más de lo necesario que fue centralizar todos estos casos en la Congregación para la Doctrina de la Fe, restando así competencias a las otras Congregaciones. La Congregación de la Fe estaba presidida por el Cardenal Ratzinger. Estamos ante un dato más que permite pensar que el mejor de toda esta película es el actual Papa al que, seguramente, no le habrá hecho ninguna gracia que se involucre, aunque sea indirectamente o a modo de justificación, a su predecesor. El Cardenal Castrillón no ha sido consciente del flaco favor que ha hecho a Juan Pablo II. Con homenajeadores así es mejor no ser homenajeado,