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Esta Iglesia que vincula
6 comentariosLa fe cristiana es creadora. Reúne en el mundo a los que dan testimonio de Cristo. Los reúne como individuos, ya que dar testimonio siempre es cosa del individuo. Otros dan testimonio, pero nadie puede darlo por mí. Cristo es el contenido común de todos los testimonios de la fe. La fe, que nos reúne como individuos, nos orienta hacia una acción común en el mundo. Esta reunión, en orden a la obra común, se llama Iglesia. He leído que el primitivo nombre de la Iglesia está tomado de la vida de las repúblicas antiguas y designa a los ciudadanos convocados al consejo común. Una asamblea de individuos que toma una resolución común. Esta resolución sólo es común cuando cada cual puede actuar y expresarse libremente, dice lo que piensa y da su voto. La aparente unidad lograda desde el silencio (lo propicie el miedo o la imposibilidad de hablar) lleva siempre en sí la semilla de la división y la muerte. La Iglesia presupone la personalidad y la integridad de sus miembros. La imagen paulina de la comunidad como Cuerpo de Cristo no significa la obra hecha según el principio de la división del trabajo, sino el respeto a la libertad de la identidad de cada uno.
¿Cómo debe construirse la Iglesia sobre la base de la libertad e integridad de los individuos, que debe ser conservada? ¿Qué aspecto puede tener el lazo que vincula en ella a un ser humano con otro? Este lazo potencia la personalidad de cada uno, no anula las diferencias. Al potenciarlas convierte la Iglesia en una fraternidad de iguales “en el Señor”. La fe es el camino que convierte a los humanos en hermanos. Los vincula pasando por alto sus diferencias de sexo, edad, clase y raza. En el mundo, todas estas diferencias pueden separar y producir la enemistad entre los pueblos, la crueldad de los sexos, la envidia de las clases, las fronteras de la edad. En la Iglesia los potenciales enemigos, crueles, envidiosos y limitados, se miran unos a otros como hermanos. En ella cada uno conserva su propio rostro. La fe realiza la concordia entre personas de diversos rostros. La Iglesia es una comunidad de rostros distintos, en la que todos se ven mutuamente. Forman como un círculo, estando Cristo en cada punto del círculo. Y al estar todos unidos con Cristo, Cristo realiza el milagro de unirlos entre ellos.