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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

23
May
2012

Espíritu de tradición y de traducción

8 comentarios

El Espíritu es el paso del estrecho camino de Jesús y de sus discípulos a la ancha vía de la Iglesia. Con el Espíritu, el Evangelio se abre a lo universal. El Jesús histórico estaba limitado, por sus mismas condiciones, a un tiempo y espacio determinados. El Espíritu hace que Jesús salte las estrecheces del tiempo y del espacio y pueda hacerse presente en todos los tiempos y lugares. Pero el Espíritu a quién hace presente es a Cristo: “recibirá de lo mío y os lo transmitirá a vosotros”. El Espíritu hace que la Iglesia conserve con fidelidad la tradición recibida. Pero abriéndola al futuro, a necesidades nuevas: el Espíritu interpreta lo que va viniendo.

Para que el Evangelio llegue a todos los pueblos, el Espíritu no se queda silencioso, sino que provoca una arenga universal, comprensible para la humanidad entera. Para ello precisa de la palabra, que salta sobre el obstáculo del pasado, con su lengua ya muerta y su mentalidad obsoleta, produciendo el milagro de un lenguaje comprensible para los hombres de hoy. Este es el efecto primero del Espíritu: la traducción, el tender puentes de persona a persona, de lengua a lengua. La Biblia fue el primer libro que se tradujo y que recibió en su traducción la misma consideración que en su texto primitivo. Dios siempre habla con las palabras del hombre, llenando con su mismo Espíritu al primero que dijo la palabra, al traductor, al transmisor y al oyente.

Esta es la historia de Pentecostés: el Señor abandona a los suyos, él marcha al cielo y ellos se quedan en la tierra. Pero les deja el Espíritu. Tienen ahora que aprender a creer sin verlo con los ojos; tienen que aprender a actuar como si no tuvieran al Señor. Pero pueden hacerlo porque tienen el Espíritu. En el milagro de Pentecostés empieza la Iglesia su carrera por el mundo, aprendiendo a dominar todas las lenguas, abriéndose a nuevas experiencias, resolviendo nuevos problemas. Su tradición avanza sin cesar, en sentido temporal, geográfico y cualitativo, porque se adapta y actualiza. Una tradición sin traducción es arqueología.

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JM Valderas
24 de mayo de 2012 a las 13:00

Querido Martín. tus palabras finales, relativas a la evolución de la enseñanza de Jesús, el Cristo, "Su tradición avanza sin cesar, en sentido temporal, geográfico y cualitativo, porque se adapta y actualiza. Una tradición sin traducción es arqueología." me ha traído a la memoria las postreras palabras del On the Origin of Species, de Darwin, la única vez que allí emplea el término evolución: "There is a grandeur in this view of life... from so simple a beginning endless forms most beautiful and most wonderful have been, and are being evolved". En tu texto es el mensaje el que evoluciona, se adapta y actualiza, dices; eso es evolución. La evolución es propio de lo vivo. Mas existe una diferencia sustancial entre la evolución del mensaje de Cristo y la evolución de la especies; en las segundas un factor fundamental es la mutación, que se selecciona por ser adaptativa. No hay mutación en el dogma. Aunque hoy se tienda a ello. Te agradezco tu generosidad al dejarme expresar mis ideas en tantas ocasiones. Vale.

Martín Gelabert
24 de mayo de 2012 a las 14:17

Amigo Valderas: De acuerdo contigo en que el término evolución se aplica propiamente a la vida. Para expresar el encuentro del Evangelio con las distintas culturas y su incidencia y aplicación a las muchas circunstancias de la vida quizás sería mejor emplear el término adaptación. La precisión del vocabulario es importante cuando hay riesgo de confusión. Estarás de acuerdo en que ese no era el caso. Pero no está mal precisar, entre otras cosas porque eso permite matizar algunos aspectos de la cuestión. Gracias por tus aportaciones y por las aportaciones de los otros comentaristas. Que el Espíritu nos llene de su luz a todos.

Anónimo
24 de mayo de 2012 a las 16:20

Me parece demasiado inconcreto y atemporal un comentario en el que "sale" el tema de la traducción o las traducciones sin que se aluda siquiera a lo dicho por Benedicto XVI en su no muy lejana carta a los obispos alemanes (la del "pro multis"). En todo caso, "sería necesario" que se refiriera usted a la distinción "traducción-interpretación", a lo de las "socavantes banalizaciones", etc. Más que nada para no andarnos por las nubes, si se me permite decirlo así.
JDurán, 24/05/2012

J Durán
24 de mayo de 2012 a las 16:26

Me parece demasiado inconcreto y general un comentario en el que "sale" el tema de la traducción o las traducciones sin que se aluda siquiera a lo dicho por Benedicto XVI en la no muy lejana carta a los obispos alemanes (la del "pro multis") ¿Qué hay de la distinción entre "traducción e interpretación"?, ¿y de las "socavantes banalizaciones"?

Martín Gelabert
24 de mayo de 2012 a las 20:11

El día que toque hablar de traducciones de la Biblia, hablaremos de traducciones de la Biblia. Ahora, aprovechando la proximidad de la fiesta de Pentecostés, me ha parecido oportuno hablar del Espíritu Santo, "porque también hoy en la Iglesia hay un Pentecostés, es decir, que la Iglesia habla en muchas lenguas; y esto no sólo en el sentido exterior de que en ella están representadas todas las grandes lenguas del mundo, sino sobre todo en un sentido más profundo: en ella están presentes los múltiples modos de la experiencia de Dios y del mundo, la riqueza de las culturas; sólo así se manifiesta la amplitud de la existencia humana y, a partir de ahí, la amplitud de la Palabra de Dios. Hay, además, un Pentecostés aún en camino; varios pueblos están esperando todavía que se les anuncie la Palabra de Dios en su propia lengua y cultura" (dice Benedicto XVI)

Bernardo
25 de mayo de 2012 a las 00:43

Como todos los intervinientes de este blog saben, "traducir" es un término procedente de "traducere", es decir, conducir de un lugar a otro. Este término procede de la raíz indoeuropea -deuk, mientras que "tradición" procede de otra raíz, -do, que significar dar. De esta última procede tanto nuestro "tradición" como "traición", un duplicado del anterior. Jugando un poco con la construcción etimológica podríamos afirmar que una tradición que se limita a un simple dar algo, a llevarlo de un sitio a otro, "traducir", acaba siendo una pura y simple "traición", mientas que si ese dar traduciendo se convierte también en una adaptación interpretativa, es decir, permite que aquello que se da siga vivo. Esto y no otra cosa es la Tradición.

Vicente
6 de junio de 2019 a las 21:08

Espíritu de Dios que nos da dinamismo cristiano.

Vicente
6 de junio de 2019 a las 21:10

Recordemos que se trata de la Tradición viva de la Iglesia.

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