Ene
El Papa no se enreda con el purgatorio
6 comentariosEl pasado miércoles Benedicto XVI dedicó la catequesis de la audiencia general a santa Catalina de Génova, una santa que dejó escritas unas interesantes reflexiones sobre el purgatorio, que el Papa comentó. Ante mi sorpresa la prensa se ha hecho eco de lo que el Papa dijo, prueba de que el tema interesa. Me ha llamado la atención el titular de un periódico de gran tirada: “El Papa se enreda con el purgatorio”, así como su tratamiento de la noticia: el Papa corrige la doctrina sobre el más allá. El periodista lo mezcla todo y añade que esta catequesis del Papa denota su preocupación por la falta de instrumentos ideológicos con que combatir el pluralismo moral.
Esta sarta de incorrecciones manifiesta dos cosas: una, que el tema interesa; y otra, que hay una visión muy superficial (incluso entre los creyentes) del tema del purgatorio (y también del cielo y del infierno). Lo que ha dicho el Papa no supone ninguna novedad, más bien corrige imágenes inadecuadas del purgatorio como lugar de tormento temporal. En realidad el purgatorio es ya la antesala del cielo, en la que uno entra con gran alegría. Hay que entenderlo en términos de estado de ánimo o de acontecimiento que embarga la existencia. Y ser sobrios con las imágenes. Por eso la expresión “purificación ultraterrena” es preferible a la de purgatorio.
¿Qué dice Santa Catalina de Génova? La santa habla del purgatorio como un fuego de amor (o una llama de amor viva que diría san Juan de la Cruz): “El fuego del divino amor que ha encendido la gracia en mi corazón”, de modo que “en este horno de amor permanece continuamente unida con el amado”. Por eso “aquella tranquilidad y contento de que gozan los habitantes del cielo pudieran ser también la herencia de las almas del purgatorio, y conciliarse con sus padecimientos”. En suma, Catalina de Génova entiende que el purgatorio es el primer momento purificador de todo encuentro definitivo con el Señor.
Si el primer momento del encuentro con Dios es madurador, purificador y acrisolador, entonces la doctrina del purgatorio es una nueva prueba de que Dios nos ama. El siempre nos ayuda a purificar nuestro amor. Y nos eleva para que nuestro amor responda adecuadamente al suyo, y así podamos sentirnos plenamente en comunión y disfrutar de la siempre renovada e inacabable dicha que es el amor. El purgatorio es el dogma de la esperanza.