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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

13
Ene
2011

El Papa no se enreda con el purgatorio

6 comentarios

El pasado miércoles Benedicto XVI dedicó la catequesis de la audiencia general a santa Catalina de Génova, una santa que dejó escritas unas interesantes reflexiones sobre el purgatorio, que el Papa comentó. Ante mi sorpresa la prensa se ha hecho eco de lo que el Papa dijo, prueba de que el tema interesa. Me ha llamado la atención el titular de un periódico de gran tirada: “El Papa se enreda con el purgatorio”, así como su tratamiento de la noticia: el Papa corrige la doctrina sobre el más allá. El periodista lo mezcla todo y añade que esta catequesis del Papa denota su preocupación por la falta de instrumentos ideológicos con que combatir el pluralismo moral.

Esta sarta de incorrecciones manifiesta dos cosas: una, que el tema interesa; y otra, que hay una visión muy superficial (incluso entre los creyentes) del tema del purgatorio (y también del cielo y del infierno). Lo que ha dicho el Papa no supone ninguna novedad, más bien corrige imágenes inadecuadas del purgatorio como lugar de tormento temporal. En realidad el purgatorio es ya la antesala del cielo, en la que uno entra con gran alegría.  Hay que entenderlo en términos de estado de ánimo o de acontecimiento que embarga la existencia. Y ser sobrios con las imágenes. Por eso la expresión “purificación ultraterrena” es preferible a la de purgatorio.

¿Qué dice Santa Catalina de Génova? La santa habla del purgatorio como un fuego de amor (o una llama de amor viva que diría san Juan de la Cruz): “El fuego del divino amor que ha encendido la gracia en mi corazón”, de modo que “en este horno de amor permanece continuamente unida con el amado”. Por eso “aquella tranquilidad y contento de que gozan los habitantes del cielo pudieran ser también la herencia de las almas del purgatorio, y conciliarse con sus padecimientos”. En suma, Catalina de Génova entiende que el purgatorio es el primer momento purificador de todo encuentro definitivo con el Señor.

Si el primer momento del encuentro con Dios es madurador, purificador y acrisolador, entonces la doctrina del purgatorio es una nueva prueba de que Dios nos ama. El siempre nos ayuda a purificar nuestro amor. Y nos eleva para que nuestro amor responda adecuadamente al suyo, y así podamos sentirnos plenamente en comunión y disfrutar de la siempre renovada e inacabable dicha que es el amor. El purgatorio es el dogma de la esperanza.

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Bernardo
13 de enero de 2011 a las 19:49

Lo que dices, Martín, es lo que hay hoy en teología, pero cosa diferente es lo que saben y lo que se les dice a la mayoría de los cristianos. No digamos nada de los cristianos sociológicos. Seguimos luchando contra una concepción anquilosada de la fe que aún hoy esparcen muchos responsables de esto. Creo que todos los que nos dedicamos a la docencia lo hemos experimentado, pero también hemos experimentado que cuando la gente está ávida de sentido en su fe, aceptan estas cosas que tú tan bien explicas, como agua para el espíritu.

Desiderio
14 de enero de 2011 a las 00:38

No sé dónde escuché recientemente que el hombre necesita dar respuesta a dos cuestiones radicales: amor y esperanza. Yo creo que ambas están íntimamente relacionadas, pues ¿se puede tener esperanza sin amor?, o ¿se puede amar sin la esperanza de que ese amor perdure? Y es verdad, si no se da respuesta a estas dos cuestiones, el ser humano termina buscando subterfugios, escapatorias, huidas, etc., para no tener que enfrentarse a este problema, aunque, como comentas, esa inquietud se puede percibir subyacente a muchas críticas y a muchos comportamientos.
Por otro lado, a mí la necesidad del purgatorio me la recuerda el hecho de despertarnos a media noche con la luz encendida: nos sentimos cegados por el resplandor en medio de la oscuridad; necesitamos cerrar los ojos, protegérnoslos, para no cegarnos; necesitamos un poco de penumbra para no dañarnos. ¿No es esto el purgatorio? ¿No es un proceso de adecuación de nuestra penumbra —cuando no oscuridad— a la luz divina, brillante y resplandenciente?

Milagrosa
14 de enero de 2011 a las 00:41

Muchas gracias por explicarnos las cosas de una manera tan sencilla pero tambiem espiritual.Por favor sigue asi.

Milón
14 de enero de 2011 a las 02:04

El artículo en cuestión es pésimo y malintencionado. El Papa lo tiene muy claro, sirva recordar este pasaje de la Spe Salvi 47: "Algunos teólogos recientes piensan que el fuego que arde, y que a la vez salva, es Cristo mismo, el Juez y Salvador. El encuentro con Él es el acto decisivo del Juicio. Ante su mirada, toda falsedad se deshace. Es el encuentro con Él lo que, quemándonos, nos transforma y nos libera para llegar a ser verdaderamente nosotros mismos. En ese momento, todo lo que se ha construido durante la vida puede manifestarse como paja seca, vacua fanfarronería, y derrumbarse(...) Su mirada, el toque de su corazón, nos cura a través de una transformación, ciertamente dolorosa, « como a través del fuego ». Pero es un dolor bienaventurado, en el cual el poder santo de su amor nos penetra como una llama, permitiéndonos ser por fin totalmente nosotros mismos y, con ello, totalmente de Dios. Así se entiende también con toda claridad la compenetración entre justicia y gracia: nuestro modo de vivir no es irrelevante, pero nuestra inmundicia no nos ensucia eternamente, al menos si permanecemos orientados hacia Cristo, hacia la verdad y el amor. A fin de cuentas, esta suciedad ha sido ya quemada en la Pasión de Cristo"

Juanjo
14 de enero de 2011 a las 09:15

¿Una vez más se pone de manifiesto la ignorancia teológica tan generalizada?
Comprendo que se nos hace dificil, en el presente, la capacidad de pensar en un "mundo" que trascienda el tiempo y el espacio.
Pero no es tan dificil vencer la tentación de querer hacer una descripción física de la geografía celestial.

josemaría esteve i pallarés,op
14 de enero de 2011 a las 18:26

Las representaciones y predicaciones tradicionales de muchos conceptos religiosos,han provocado que la población tenga una visión errónea del Credo.Recuerdo ver representado el purgatorio,con personas en medio de fuego, a Dios como un triángulo con un ojo en medio...puede que alguno recuerde aquello de " mira que te mira Dios,mira que te está mirando,mira que vas a morir y no sábes cuándo" Era un miedo que no te dejaba vivir
Las palabras del Papa ayudan a que los CATÓLICOS,comprendamos que el objetivo del purgatorio,no es convencer a Dios de la purificación de nuestros pecados. Lo fundamental es alimentar nuestra FE y nuestra ESPERANZA en que el encuentro con Dios será para todos salvación definitiva.

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