20
Jun
2007Jun
El Dios cristiano: Logos y Amor
6 comentariosAntes y después de su elevación al Pontificado, el Papa ha insistido en que el Dios cristiano es Razón y Amor. El Logos (término griego no fácil de traducir, digamos que significa palabra y razón) entra en la definición del Dios cristiano. Dios como Logos ha creado la razón y al mismo tiempo crea por amor. Así, Dios no es compatible con fundamentalismos, supersticiones y arbitrariedades. El Dios cristiano es también Amor. Con esta característica nos encontramos, decía el Papa en su encíclica, ante una “nueva imagen de Dios”. Nueva, añado yo, o al menos original, en relación a la que ofrecen otras religiones.
Parece muy “razonable” y muy “religioso” decir que Dios es Razón y es Amor. Pero, en el diálogo interreligioso, los cristianos debemos ser conscientes de que, incluso si nuestros interlocutores aceptan estos calificativos como adecuados para Dios, pueden entenderlos en un sentido distinto al nuestro. Hay religiones para las que poner el acento en que Dios es Amor hasta resulta blasfemo. Porque pudiera significar una falta de respeto y una negación de lo que ellos consideran la cualidad determinante de Dios, a saber: Dios es Señor, un señor clemente y misericordioso sin duda, pero Señor al fin y al cabo. Y con el Señor la actitud adecuada no es la cercanía del amor, sino el respeto y la sumisión.
¿Y qué decir sobre la razón? ¿No está siempre adjetivada? Los cristianos no podemos pretender que nuestra concepción de la razón es la común o la única manera razonable de entender los asuntos. Las razones llamadas naturales, en boca cristiana, aunque no seamos del todo conscientes, están en ocasiones marcadas, moduladas, orientadas por convicciones de fe, que los demás no comparten. Ocurre lo mismo en una cultura marcada por el Islam. Posiblemente en una sociedad islámica parezca muy razonable un tipo de matrimonio no coincidente con lo que sobre el matrimonio parece más razonable en sociedades marcadas por el cristianismo.
Parece muy “razonable” y muy “religioso” decir que Dios es Razón y es Amor. Pero, en el diálogo interreligioso, los cristianos debemos ser conscientes de que, incluso si nuestros interlocutores aceptan estos calificativos como adecuados para Dios, pueden entenderlos en un sentido distinto al nuestro. Hay religiones para las que poner el acento en que Dios es Amor hasta resulta blasfemo. Porque pudiera significar una falta de respeto y una negación de lo que ellos consideran la cualidad determinante de Dios, a saber: Dios es Señor, un señor clemente y misericordioso sin duda, pero Señor al fin y al cabo. Y con el Señor la actitud adecuada no es la cercanía del amor, sino el respeto y la sumisión.
¿Y qué decir sobre la razón? ¿No está siempre adjetivada? Los cristianos no podemos pretender que nuestra concepción de la razón es la común o la única manera razonable de entender los asuntos. Las razones llamadas naturales, en boca cristiana, aunque no seamos del todo conscientes, están en ocasiones marcadas, moduladas, orientadas por convicciones de fe, que los demás no comparten. Ocurre lo mismo en una cultura marcada por el Islam. Posiblemente en una sociedad islámica parezca muy razonable un tipo de matrimonio no coincidente con lo que sobre el matrimonio parece más razonable en sociedades marcadas por el cristianismo.