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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

6
Jun
2010

Dos viejos sabios y contemplativos

5 comentarios

Interrumpo mis crónicas escritas en Israel para detenerme en la foto del máximo representante místico sufí de Chipre saludando al Papa, en un encuentro no programado de antemano. De hecho ha sido el único encuentro entre el Papa y un dirigente musulmán dentro del marco de su visita a Chipre. Benedicto XVI tenía previsto entrevistarse con el Gran Muftí Yusuf Suicmez, máxima autoridad islámica de la isla. Sin embargo Suicmez no se ha presentado y no ha dado explicación alguna de su ausencia. No tengo claro si el místico sufí estaba allí por iniciativa propia o para rebajar la posible tensión por el desplante del Gran Muftí.

Las relaciones del cristianismo con el Islam no son fáciles. Benedicto XVI, en Chipre, ha insistido en la importancia del diálogo con el Islam y en la necesidad de mantener relaciones cordiales, condición imprescindible para la paz. En todo caso, el gesto del representante sufí en Nicosia, esperando al Papa en plena calle, así como el gesto del Papa deteniendo la procesión para saludarle, son indicativos del camino que conviene seguir. Esperar, acoger, recibir: he ahí los pasos para un buen encuentro. Más allá de toda diferencia ideológica. No menos significativa es la humildad del representante sufí: “disculpe que lo reciba sentado, soy viejo”, y sobre todo su petición al Papa para que orara por él. El Papa le contesto: “también soy viejo” y pidió al sufí que orara por él. Dos viejos sabios y contemplativos. Hablaron de oración. Se encontraron en lo más profundo que puede unir a los seres humanos por encima de sus diferencias religiosas. Porque las religiones siempre son medios. Y además no salvan. Solo salva Dios. Y la forma más directa de un encuentro con Dios, que supera todas las intermediaciones, es la oración.

Los místicos son los que mejor y más fácilmente se entienden: porque ven la realidad con “los ojos de Dios” y hablan el mismo lenguaje: el del amor de Dios. Los místicos se comprenden porque todos relativizan las instituciones que vehiculan su religión. Ven la Institución no como un fin sino como un medio para llegar a Dios. No la desprecian, sino que la valoran y mucho. Pero la valoran como un medio y en tanto que medio. Quizás ese sea un buen camino para el diálogo interreligioso: ser capaces de vivir la vida místicamente.

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Perpetuo Socorro
7 de junio de 2010 a las 11:08

es que es asi, sin oracion no hay nada. Porque solo Dios en bueno, y todo lo bueno solo viene de el, Cuando queremos bastarnos s nosotros mismos y ser autonomos, ocurre lo que ocurre y ya lo hemos visto a lo largo de la historia, y seguimos viendolo hoy. Afan de protagonismo, poder y querer someter a los otros, esto jamas ocurrira si oramos, porque estonces solo querremos hacer su voluntad.

Desiderio
7 de junio de 2010 a las 12:38

¡Qué fantástica imagen! Cada vez estoy más convencido de que en lo más profundo de nuestras creencias no estamos tan separados unos de otros. Quizá la separación venga tan sólo de nuestra mezquindad y nuestras miserias, de querer acentuar aquello que nos separa más que lo que nos une, de querer autoafirmarnos en nuestra fe más que llegar a un verdadero encuentro con otros hermanos,… ¡Si fuéramos capaces de quitar lo que sobra en este sentido de cada religión! Pero por otro lado, ¿es esto posible?, ¿podemos suprimir de cada religión sus aspectos sociales, políticos, etc.? Me acabo de enterar esta misma mañana de que extremistas budistas han quemado iglesias cristianas en la India. ¿En qué estarían pensando estas personas, como por desgracia tantas otras?

josemaría esteve i pallarés,op
7 de junio de 2010 a las 15:53


Que significativas son las cosas pequeñas,sencillas. El saludo del Sufí anciano y sentado en su silla,la cercanía del Papa,lo rápido que sintonizaron. ¡que cercanía el uno con el otro!
Que mirada de fe.Es la mirada misma de Dios.El viejo Sufí y el anciano Papa se miraron con amor.

re-Unidos en Su Nombre
7 de junio de 2010 a las 22:23

Un bastón y una placa con la palabra Paz como regalo. Caminantes hacia la Paz. Y el punto de apoyo en el camino, la oración. Se respira la ternura de Dios en la foto, incluso en quienes contemplan a los dos sabios contemplativos

¿ Adonde te escondiste Amado? nos recuerda Juan de la Cruz

Para simbolizar la búsqueda del Amado los derviches sufíes danzan sin cesar.
Mi lugar es el Sinlugar, mi Señal la Sinseñal señala el místico sufí Rumi

Sí,Martín, el lenguaje de los místicos es el Amor. Lenguaje místico- profético tan necesario en este tiempo.Re-encuentro místico-teológico indispensable para seguir avanzando en el mutuo des-cubrimiento de las religones entre sí, en la creación de nuevos espacios, en un tiempo nuevo.

Oriente y Occidente se encuentran en la nueva Jerusalem: allí donde dos o tres se reunen en Su Nombre. La foto de los dos sabios y contemplativos nos muestran que es posible. Esperar, acoger, recibir. Gracias Martín.

DL
8 de junio de 2010 a las 11:46

Magnífica clase de teología lo que nos comparte. Extraordinarias las actitudes de los dos místicos, contemplativos y sabios, el Sufí y el Papa, dando un gran ejemplo para que se sucedan estas relaciones tan cordiales y profundas entre cristianos y musulmanes.
Me quedo reflexionando largamente sobre la forma más directa del encuentro con Dios, y sobre toda la descripción que hace sobre la mística. Aquí hay mucha materia....Siempre gracias P. Martín

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