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¿Dónde están los billetes de 500 Euros?
3 comentariosEl chiste es fácil: “¿Dónde están los billetes de quinientos euros?”. Respuesta: “En los conventos”. Al menos parece que estaban en unas bolsas de plástico de un monasterio de Zaragoza. ¿Cuántos billetes? No está claro. ¿De dónde procedían? Una primera respuesta es: de la venta de unos cuadros por los que se pagaban casi 50.000 euros por unidad. Si se habían vendido diez, y seguramente serían muchos más, la multiplicación es fácil: 10 por 50.000 son 500.000.
Que una institución religiosa disponga de dinero no me escandaliza. Sobre todo si el dinero está en función de la misión. Es evidente que, si no en billetes contantes y sonantes, nuestras instituciones tienen en propiedades mucho más dinero que el encontrado en el convento de Zaragoza. ¿Cuánto valen los asilos, hospitales, colegios, residencias de ancianos, casas-cuna, casas de retiro, Iglesias, locales parroquiales? ¿Cuánto dinero se destina a asistencia social, a becas, a ayuda al tercer y cuarto mundo, a inmigrantes, a sidosos, por parte de las instituciones religiosas? Un millón y muchos millones más. ¿Esto es bueno o es malo? Lo que lo haría malo sería que los administradores de estos bienes se aprovechasen para su beneficio personal o cobrasen altos salarios por su trabajo. Pero muchos trabajan en esas instituciones por amor al arte. Viven modestamente, en todo caso, sin alardes ni exageraciones que desentonan del ambiente en el que se mueven. ¿Es esto suficiente?
¿Solucionaría el hambre en el mundo la venta de los bienes eclesiásticos, de las obras de arte del Vaticano? Ya sabemos que la respuesta es negativa. Pero, ¿es esta la cuestión? Hay que replantear muchas cosas en la Institución o en las instituciones religiosas. En este replanteamiento tienen que implicarse todos los creyentes. ¿Es posible otra Iglesia más pobre? Claro que sí. Pero esto no se logra de la noche a la mañana. Cabe argumentar: las instituciones pobres no son eficaces. ¿El dilema es entonces eficacia o fidelidad al evangelio? ¿Hay una eficacia evangélica, eficacia en la pobreza? Desgraciadamente, los temas económicos no pueden tratarse públicamente, porque siempre hay quien aprovecha que el Pisuerga pasa por Valladolid, no para buscar lo mejor para la Iglesia, sino para realizar critica destructiva que, a veces, trata injustamente a personas de buena fe y buena voluntad.