Logo dominicosdominicos

Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

13
Mar
2011

¿Dónde están los billetes de 500 Euros?

3 comentarios

El chiste es fácil: “¿Dónde están los billetes de quinientos euros?”. Respuesta: “En los conventos”. Al menos parece que estaban en unas bolsas de plástico de un monasterio de Zaragoza. ¿Cuántos billetes? No está claro. ¿De dónde procedían? Una primera respuesta es: de la venta de unos cuadros por los que se pagaban casi 50.000 euros por unidad. Si se habían vendido diez, y seguramente serían muchos más, la multiplicación es fácil: 10 por 50.000 son 500.000.

Que una institución religiosa disponga de dinero no me escandaliza. Sobre todo si el dinero está en función de la misión. Es evidente que, si no en billetes contantes y sonantes, nuestras instituciones tienen en propiedades mucho más dinero que el encontrado en el convento de Zaragoza. ¿Cuánto valen los asilos, hospitales, colegios, residencias de ancianos, casas-cuna, casas de retiro, Iglesias, locales parroquiales? ¿Cuánto dinero se destina a asistencia social, a becas, a ayuda al tercer y cuarto mundo, a inmigrantes, a sidosos, por parte de las instituciones religiosas? Un millón y muchos millones más. ¿Esto es bueno o es malo? Lo que lo haría malo sería que los administradores de estos bienes se aprovechasen para su beneficio personal o cobrasen altos salarios por su trabajo. Pero muchos trabajan en esas instituciones por amor al arte. Viven modestamente, en todo caso, sin alardes ni exageraciones que desentonan del ambiente en el que se mueven. ¿Es esto suficiente?

¿Solucionaría el hambre en el mundo la venta de los bienes eclesiásticos, de las obras de arte del Vaticano? Ya sabemos que la respuesta es negativa. Pero, ¿es esta la cuestión? Hay que replantear muchas cosas en la Institución o en las instituciones religiosas. En este replanteamiento tienen que implicarse todos los creyentes. ¿Es posible otra Iglesia más pobre? Claro que sí. Pero esto no se logra de la noche a la mañana. Cabe argumentar: las instituciones pobres no son eficaces. ¿El dilema es entonces eficacia o fidelidad al evangelio? ¿Hay una eficacia evangélica, eficacia en la pobreza? Desgraciadamente, los temas económicos no pueden tratarse públicamente, porque siempre hay quien aprovecha que el Pisuerga pasa por Valladolid, no para buscar lo mejor para la Iglesia, sino para realizar critica destructiva que, a veces, trata injustamente a personas de buena fe y buena voluntad.

Posterior Anterior


Hay 3 comentarios, comparte el tuyo

En caso de duda, puede consultar las normas sobre comentarios.

Aviso: los comentarios no se publican en el momento. Para evitar abusos, los comentarios sólo son publicados cuando lo autorizan los administradores. Por este motivo, tu comentario puede tardar algún tiempo en aparecer.

Cancelar repuesta


Juanjo
14 de marzo de 2011 a las 09:23

El evangelio del domingo era muy claro, y creo que apropiado al tema.
La misión puede hacerse de varias formas. La tentación siempre está ahí. Sea en el desierto, en el alero del templo o en lo alto de la montaña, en un convento, en una parroquia, en el vaticano, o en cualquier movimnieto o comunidad cristiana.
¡Cuanto deberíamos volver cada día sobre el sentido profundo de las tentaciones de Jesús, que son las nuestras! ¡Qué poco estrictos podemos ser en su denuncia!

javier langarita
14 de marzo de 2011 a las 13:09

Yo creo que el problema, en este caso, no es tanto la procedencia del dinero como sobre todo la transparencia. Esta muy bien vender cuadros, y está muy bien que el dinero obtenido se invierta en mantener el Cister femenino en España y en obras sociales. Pero además, estaría extraordinariamente bien, si los ingresos se declaran, se custodian en entidades bancarias seguras y transparentes ( porque no en banca ética) y se liquidan los oportunos impuestos y declaraciones. Algo a lo que, por otra parte, es una obligación cívica y ciudadana. Lo contrario, es poco ejemplar.

Desiderio
15 de marzo de 2011 a las 00:27

Este es un tema muy delicado. Como dices, enseguida se puede aprovechar para lanzar leña al fuego, sea en un sentido o en otro. Es cierto que las órdenes religiosas mueven mucho dinero y posen mucho patrimonio, y cómo no la misma Iglesia. ¿Cómo se haría mejor, vendiendo lo que se tiene, o gestionándolo para hacerlo fructificar en todas las variopintas obras que se hacen? ¿Sabéis? Yo creo que para el hombre verdaderamente religioso, no le quita mucho el sueño este problema, no porque viva en la abundancia, sino porque vive en la austeridad, y tanto si pertenece a una orden rica como a otra orden pobre, él va a vivir exactamente igual, porque no está apegado a la riqueza. Seguirá viviendo en la oración, en la austeridad, etc., ya sea en un monasterio occidental, o en una humilde casa en algún sitio de misiones. Su riqueza es, entiendo yo, precisamente que no está apegado a ninguna riqueza. El problema, para mí, no es tanto tener o no tener, sino cómo se tiene o cómo no se tiene -sin que esto sirva para justificar ningún exceso, lógicamente-. Alguien con bienes puede vivir en la austeridad, en el desapego y en la generosidad, y alguien sin bienes puede vivir en la avaricia y en el egoísmo. Lo importante supongo que es vivirlo en el Espíritu. Leí hace años un texto de Cabodevilla —no lo recuerdo muy bien—, que hablaba de un ermitaño o de un monje que vivía muy apegado a las dos o tres cosillas que eran de su propiedad: realmente era pobre, muy pobre, pero no vivía esa pobreza en caridad, sino en resentimiento. Yo creo que hay un mínimum de pobreza, cada cual el suyo, y que los demás entiendo que debemos respetar. Tampoco es fácil, ni apropiado supongo, juzgar en ese sentido.

Logo dominicos dominicos