May
Democracia participativa y decente
9 comentariosEstas elecciones van acompañadas de manifestaciones de gente de todo tipo, fuera del control de los partidos, que reclaman una democracia más sana, decente, participativa y solidaria. No cabe duda de que la crisis económica no ha sido bien gestionada. Hay mucha gente honrada y buena que se ha quedado sin trabajo y que necesitan ayuda para comer y vivir con un mínimo de dignidad. La crisis económica ha estado acompañada de una crisis de decencia política. No parece de recibo que en las listas haya políticos sospechosos de corrupción. Todo esto ha sido el caldo de cultivo que ha provocado estas reacciones que no han gustado a la Junta electoral y han preocupado a los políticos. Hace dos días, una persona enterada me contaba que la gran preocupación de algunos políticos era saber de qué modo iba a repercutir en el voto el movimiento conocido como 15M. Es una indecencia más: en vez de escuchar y preguntarse qué se puede hacer para mejorar la democracia y la economía, lo que importa es saber si voy a salir elegido para poder disfrutar del cargo.
Desde ámbitos cristianos se han escuchado voces de comprensión y apoyo al movimiento. Más aún, en el movimiento participan activamente jóvenes de grupos parroquiales o eclesiales. Y jóvenes que no pertenecen a ningún grupo, pero que han sido educados en colegios o ambientes cristianos. Me alegro de esta solidaridad y estas presencias. Presentes y solidarios como uno más. Sin pretender acaparar nada. Primero porque no nos dejarán. Y después porque la verdadera solidaridad no está al nivel de la pancarta identificativa, sino al nivel de la comunión con los necesitados. Lo que nos hermana es la misma humanidad, las inquietudes y necesidades comunes, el luchar codo con codo a favor de lo que nos hace más personas. La fe en Jesús presupone todo esto, lo refuerza y lo eleva.
Decía en el post anterior que la revelación, en su origen, está condicionada por las preguntas. Nuestra respuesta a la revelación hoy también está condicionada por las preguntas de hoy. Y hoy hay mucha necesidad. No es extraño que se traduzca en indignación. Parecen acertadas las palabras de un comentario realizado al post anterior: “Jesús se indignó ante la profanación de la casa de su Padre. La indignación abre paso a la justicia. Su motor es el Amor. Los cristianos estamos llamados a buscar la justicia, encarnando el Amor, unidos al resto de la humanidad. Indignados para que todos tengamos una Vida Digna. Como Jesús”.