12
Jul
2007Jul
Dejar lo mío
3 comentariosEl próximo domingo los que tengan necesidad de celebrar la Eucaristía, escucharán la parábola del samaritano misericordioso (ver Lc 10, 29-37). Digo “los que tengan necesidad”, porque la Eucaristía, más que una obligación, es una fiesta que los cristianos necesitamos celebrar para encontrarnos todos juntos con Jesucristo y escuchar su palabra de vida.
Martín Luther King, en uno de sus sermones, dice que el sacerdote y el levita de la parábola (esos que pasaron de largo sin atender al judío malherido por unos ladrones), debieron preguntarse: ¿qué me pasará si me acerco a ese pobre hombre? Se me ocurre que esta pregunta podría completarse con otra que, con seguridad ellos no se hicieron y que bien pudo haberse hecho el samaritano: ¿qué le pasará a este herido si yo no me acerco?
¿Qué me pasará?: yo soy el centro de todo. Por tanto que los demás se acerquen a mi. ¿Qué le pasará?: el centro es el otro. Por tanto yo estoy llamado a dejar lo mío y ponerme en camino hacia él. En la parábola parece que el samaritano tiene todo su tiempo para el otro. En el fondo encontrarse con un necesitado es una complicación porque, de una u otra manera, pretende, ni más ni menos, que deje lo mío para ocuparme de él.
--------------------------------------------------------------
Despedida y agradecimiento: Con este post me despido hasta septiembre. Mañana salgo hacia Ecuador por motivos de trabajo apostólico. Luego me tomaré 20 días de vacaciones. Gracias a los lectores y a los participantes. Un abrazo, y buen verano a todas y todos.
Martín Luther King, en uno de sus sermones, dice que el sacerdote y el levita de la parábola (esos que pasaron de largo sin atender al judío malherido por unos ladrones), debieron preguntarse: ¿qué me pasará si me acerco a ese pobre hombre? Se me ocurre que esta pregunta podría completarse con otra que, con seguridad ellos no se hicieron y que bien pudo haberse hecho el samaritano: ¿qué le pasará a este herido si yo no me acerco?
¿Qué me pasará?: yo soy el centro de todo. Por tanto que los demás se acerquen a mi. ¿Qué le pasará?: el centro es el otro. Por tanto yo estoy llamado a dejar lo mío y ponerme en camino hacia él. En la parábola parece que el samaritano tiene todo su tiempo para el otro. En el fondo encontrarse con un necesitado es una complicación porque, de una u otra manera, pretende, ni más ni menos, que deje lo mío para ocuparme de él.
--------------------------------------------------------------
Despedida y agradecimiento: Con este post me despido hasta septiembre. Mañana salgo hacia Ecuador por motivos de trabajo apostólico. Luego me tomaré 20 días de vacaciones. Gracias a los lectores y a los participantes. Un abrazo, y buen verano a todas y todos.