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Blog Nihil Obstat

Martín Gelabert Ballester, OP

de Martín Gelabert Ballester, OP
Sobre el autor

15
Feb
2013

Conversión y penitencia en positivo

4 comentarios

En este tiempo de Cuaresma las palabras conversión y penitencia van a estar muy presentes en la liturgia, con la sana pretensión de que también estén muy presentes en la vida del cristiano. Mucha gente entiende estas palabras de forma negativa: la penitencia sería, para estas personas, un modo de aplacar a Dios a cambio de realizar algo desagradable y costoso, o de privarse de algo que nos apetece y nos agrada. Sin embargo la conversión y la penitencia implican una realidad muy positiva, favorable para el ser humano y acorde con su dignidad. Conversión significa darle la espalda a lo que no es bueno, para ponerse de cara a lo bueno; es abrir nuevas posibilidades a la vida, dejando aquello que nos conduce a lo malo, para así avanzar hacia el verdadero bien, que es el Dios revelado en Jesucristo. El término penitencia indica que toda conversión supone un esfuerzo, una renuncia. Pero todo lo que vale supone esfuerzo y renuncia. El deportista que quiere alcanzar un premio debe entrenarse duro cada día y llevar una vida ordenada, renunciando a los excesos que no son buenos para la salud física y mental.

Los términos conversión y penitencia indican que la fe cristiana, la adhesión incondicional a Dios, pone en crisis determinadas maneras de pensar y de actuar. Solo desde el trasfondo de una completa concepción de la fe se clarifica lo que se entiende por penitencia. Si la fe es una vuelta sin reservas a Dios, esto implica el abandono de otros modelos y proyectos de existencia, la renuncia a otras formas de asegurar y fundamentar la vida y, por consiguiente, el abandono del placer, del poder y del dinero entendidos como la garantía de la vida. El que pone su vida en estos ídolos de la riqueza y del poder, el que piensa que ellos son la garantía de su existencia, el que considera que allí va a encontrar la verdadera felicidad, equivoca el camino. Porque la única garantía de la vida es Dios. La penitencia (dice Walter Kasper) “es una fuerza crítica frente a los ídolos antiguos y nuevos, frente a todas las pretensiones absolutistas de los sistemas ideológicos o políticos”. Visto así, la conversión y la penitencia son la otra cara de la fe. Una fe, sin este elemento crítico, sin esta fuerza renovadora que es la conversión perdería su fuerza.

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Antonio Saavedra
16 de febrero de 2013 a las 03:05

Es algo que tenemos que aprender porque se nos han enseñado los aspectos negativos de la conversión y la penitencia, para intentar, como dices, "aplacar a Dios a cambio de algo desagradable y ...". Dios, y María, y los santos son así tiendas de favores arañados a cambio de ese algo.
Aún recuerdo tu escrito sobre sentirse en la presencia de Dios y más de una vez me doy cuenta de que, aunque SABEMOS por conocimiento que estamos en su presencia,otra cosa es SENTIRNOS en ella. Y no como una presencia amenazadora estilo A.T., sino como una espera amorosa mientras contempla nuestros avances y retrocesos.
Tb recuerdo una viñeta de una hoja diocesana de Málaga en que se veía una persona en una bifurcación de caminos. En un ramal, varios letreros: "NO MATARÁS", "NO COMERÁS CARNE", "NO...", "NO...", "NO..."; en el otro ramal sólo un hombre que dice "SÍGUEME".

Juan
16 de febrero de 2013 a las 23:11

Para los que vivimos cada día en un mundo más secularizado, penitencia y conversión suenan un tanto misterioso. Algo así como la fe que transciende los límites de la razón humana. Habrá que situarse como miembro de la Iglesia, participando en la acción redentora de Jesús, para descubrir la necesidad de redención: "o gran culpa que mereció tal Redentor". Gracias, fray Martín, por tu reflexión.

Mercedes
17 de febrero de 2013 a las 12:13

Conversión y penitencia , no sólo en Cuaresma ... sino durante todo el año ,porque en definitiva , es la actitud que nos debería caracterizar a los que intentamos ser cristianos . Se trata de orientar nuestra vida hacia Dios , haciendo su voluntad y posibilitando el " venga a nosotros tu Reino ". Ojalá que así sea ¡

sincronía
17 de febrero de 2013 a las 22:25


" Conviértete y cree en el evangelio" escuchamos en la imposición de la ceniza el pasado miércoles. Creer en el evangelio implica una apertura, una recepción del Don, y una donación. Recibir y dar. Requiere vigor, alegría, fotrtaleza. En positivo. Aceptar ser partícipes en la co-creación, en la creación continuada,completando aquello que falta para que Cristo lo sea todo en todos la plenitud del Reino. La conversión como Sincronía de nuestro ritmo al ritmo del Ser.

Gracias, fray Martín, por su empeño en dejar atrás todo oscurantismo, tan lejos del mensaje evangélico. Tan lejos de Jesús.

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